Por tu culpa
Si pudiera vivir en mundo sin preocupaciones lo haría sin pensar, pero nos toca vivir la realidad.
Y el día comienza así...
Siento unas lamidas constantemente en mi cara que me provoca una que otra mueca, doy media vuelta para no sentir esa baba viscosa pero escucho unos aullidos de mi querido Oreo. Quien de seguro tiene hambre. Me levantó estirando los brazos, lo cojo entre mis brazos dándole besitos en su cabecita hermosa.
—Buenos días bebé— murmuró sobándole la panza. Me entretengo jugando con él, miro mi celular la hora: 9:10 am, tan temprano para mi, lo bajo al piso.
Voy al baño escuchando como sus diminutas patitas siguen con travesura mis pies, se tropieza de vez en cuando en el camino, niego la cabeza divertida. Hago mis necesidades, lavo la cara y mis dientes, hago un moño para que no me estorbe, Ya mas limpia cojo entre mis brazos a Oreo al bajar las escaleras con las cosas de la comida de mi canino. Paso por la sala ignoró a los muchachos quienes están viendo una serie de netflix en el televisor, lo dejo en el piso de nuevo colocó los platitos en una esquina perfecta para él, lleno uno de comida y el otro con agua, él enseguida debora la deliciosa comida de una manera muy chistosa, río.
Pienso en desayunar algo nutritivo, ya se unos panqueques de avena con un batido surtido de frutas cítricas, sacó los ingredientes necesarios para prepararlo, con la comida lista termino de hacer mi batido. Lista, me siento en la silla a lado de un mesón que da dirección a la sala sin importar el resto devoro mi desayuno, cuando Oreo terminó su comida se acostó a lado mio de la silla. Escuchó pasos acercándose en esta dirección no le doy tanta importa si comiendo como si estuviera sola como siempre.
—¿Podemos hablar?.
Pregunta James aclarándose la garganta. No le presto atención y sigo con lo mío —No me ignores.
—No tengo nada que decirte.
Me levanto dando la vuelta dejando el plato en el lavadero.
—Claro que si, por favor— me ruega desesperado. Suspiro, me agacho cogiendo a Oreo entre mis brazos.
—Y que si te escucho o no, nada va cambiar.
Nada va cambiar después de lo que me hizo, trato de alejarme de la cocina, me detiene tocando mi antebrazo izquierdo, lo miro de reojo soltandome de su toque.
—Por favor, solo escúchame—me suplica ya prácticamente rendido. Agh lo que me toca hacer solo para cumplir mi plan.
—Bien— digo a regañadientes —Sígueme.
Lo llevó hacia la sala me siento en uno de los sofás mas grandes y cómodos que existen. Lo miro desafiante para que continúe.
—Bien, perdoname por el comportamiento de ayer no debí actuar de esa forma tan grosera contigo y tampoco por no conocernos mejor desde el inicio— dice, lo entiendo en un punto.
—De acuerdo, perdóname también por haber atacado de esa forma tan cruel.
Me disculpo arrepentida, él asiente.
—No te preocupes, lo hicistes para defenderte y eso lo podía ser cualquiera.
Contesta relajado.
—Si solo hubiera nuestros padres haber mencionado que tenía un hermano mayor nada de esto hubiera pasado.
Respondo distraída mirando hacia la televisión, no me había percatado que aún los chicos estaban presente en nuestro acuerdo. Peor que una mujer chismosa.
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Al Filo del Descarrio
Подростковая литератураLa lluvia desciende por sí misma, empapándolos de pies a cabeza. No tuvieron la conciencia suficiente para traer un paraguas. Ella trata de escapar esquivando a las personas que transeunte en la calle, ignorando los llamados de la persona que ama. É...