Capítulo 19

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Golpe bajo


Camino hacia donde se supone que debería encontrarme con Danforth para hacer nuestro proyecto de Biología. Me siento en uno de los bancos a lado de la fuente de la piazza, este sería el punto de encuentro para dirigirnos a su morada sin más tuve que entretenerme mirando las palomas, niños cayéndose o llorando, familias cargadas de comida hasta peleas telefónicas.

Impaciente muevo la pierna izquierda inquieta al no verlo aparecer, a pasado una hora más. Me levanto resignada bajando los escalones del lugar de descanso, lo encuentro pero no solo sino con una chica y no cualquier chica una de las plasticas, él camina indiferente a su lado y esa reclamando cualquier tontería que pase en su diminuta cabeza pero él se detiene cogiéndola de la nuca besándola ferozmente.

Parecía perfecto para ser verdad

Bajo los escalones que queda, caminando lejos del escenario.

Regreso a casa decepcionada de ver la escena de antes, subo a mi habitación acostándome en la cama, ¿porque tuvo que mentirme?, no tuvo la descendencia de decirmelo. Lo detesto cada vez más, cuando lo veo siento una presión en el pecho. Escucho aullidos de Oreo dándome un dolor de cabeza.

–Cállate– exclamo molesta.

Sigue llorando, me levanto golpeándome en el brazo del mueble en mis partes íntimas, el dolor es intenso más de lo que siento por dentro – Maldición.

Me acerco sacandolo de mi cuarto para que orine o coma algo. Me recuesto de nuevo a la cama tratando de calmar el dolor pero es inevitable, siento una punzada en el estómago parecido a cólicos, no me digas que...

Corro hacia el baño verificando si mis dudas no me fallan...

–Grandioso, lo que faltaba– digo limpiando y colocando una toalla.

El golpe que di produjo la temprana venida del período.

(...)

—Ahí estas— dijo Amelia sentándose a lado mío en los asientos de las gradas.

Me encontraba en la hora de descanso después de una larga jornada de clases, me la pase jugando volley unas dos horas. Tomó un sorbo del agua embotellada.

—Dónde mas estaría— contesto mirando como jugaban el equipo de fútbol.

Rasca la barbilla pensando.

—Ya se— dice chasqueando los dedos —Uno estarías en la biblioteca husmeando uno de los libros o dos estarías pateando algún trasero.

Río tapandome la boca asintiendo lo dicho.

—Exacto— digo guiñandole el ojo —Pero esta vez te equivocas.

—Sí, pero solo esta vez— murmura —¿Has visto a Nadia?—pregunta alzando una ceja.

Niego la cabeza.

—Nop, no la he visto hace días de seguro le vino la gripe y por ello no quiere venir a clases— cuestiono encogiendome de hombros.

—Puede... pero es mi casi hermana, ella siempre me dice donde se va.

—Esta vez no, tranquila, ya lo veras.

Veo que se acerca Danforth, me tenso al instante no pensaba verlo desde ahora necesito una forma de escape.

—¿Qué te pasa?.

Frunce el ceño Amelia.

—Necesito ir a los vestidores me acompañas— me excuso lo primero que pensé.

Al Filo del DescarrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora