Capítulo 26. ¿Para qué más?

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Marta

¿Están tus padres?–Niego riendo y sonríe –vamos arriba entonces –Asiento y me agarra de la mano esperando a que le indique que portal es.

***
–Guau...–Susurra y me río –Me da miedito esto–Señala la pared llena de pósters y yo me encojo de hombros–¿No serás una loca que me piensa secuestrar no?–Levanta varias veces las cejas riendo.

–Tal vez–Susurro y mira un poco la habitación.

–Huele a café –Comenta y me río bajito recordando que son las palabras que siempre dice mi amiga cada vez que entra–Que chulo–Opina entrando al salón y decido tirarme en el sofá mientras él inspecciona la sala–¿Es tu hermana?–Señala una foto en la estamos Andrea y yo de pequeñas. Asiento y la coloca en su sitio–Os parecéis–Enciendo la tele y decido dejarla en Telecinco porque en verdad no sé que poner. Dani se tira a mi lado y me mira sonriendo –¿Más tranquila?–Lo miro frunciendo el ceño y se ríe –Estabas muy nerviosa.

–Tú también –Le doy un suave golpe en el hombro–No me mientas.

–Vaya mentira–Se queja mientas me arrebata el mando.

–Me lo ha dicho un pajarito.

–Un Jesusito–Me río y asiento. Deja la cadena en una serie de humor que jamás había visto y ahora tampoco, porque lo único que hago es mirar de reojo al chico que tengo a mi izquierda–¿Qué?–Pregunta riendo –Me vas a quemar de tanto mirarme así.

–No te estaba mirando–Miento y se ríe.

–Ven, anda–Da palmaditas en sus muslos y me agarra de la mano para que me siente ahí–Mientes muy mal–Niego–Si te estás riendo...–Suelto una leve carcajada y me apoyo en su hombro—Mucho te conozco yo a ti ya... Ten cuidado–Se ríe en mi oído y cierro los ojos.

–Yo te conozco más, así que ten cuidado tú –Noto como mueve la cabeza pero no dice nada.
***

Llevo como media hora apoyada en Daniel mientras él mira la televisión y juega continuamente con mi oreja.
Y estoy tan bien que me da pánico mirar la hora.
Y no lo pienso hacer, ni de coña.

–Me vas a dar de sí la oreja–Le cuento y se encoge de hombros–Vaya obsesión–Río y asiente.

–Es blandita–Pone voz de bebé, o lo intenta, porque con lo grave que tiene la voz no le sale muy bien que digamos. Abro el ojo izquierdo para mirarlo y sonríe levemente –¿De quién sacas los ojos?

–Ni idea–Admito, y me mira durante unos segundos haciendo que aparte la vista–¿Para qué querías estar así?–Muevo la cabeza señalándonos.

–¿No estás bien?–Cuestiona y me río.

–Claro que sí, pero tú... Eres muy movido y así.

–Tampoco me conoces tanto tronca–Ruedo los ojos–Me relaja estar así contigo.

–¿Así sin más?

–¿Para qué más?–Me mira sonriendo y me encojo de hombros –Bueno... A ver...–Susurra, y su mirada se pasea de mis labios a mis ojos continuamente–Un poco más tampoco estaría mal–Se acerca a mi boca y cierro los ojos esperando un beso que no llega. Oigo como se ríe y abro los ojos fulminándolo –Parecías un pececillo–Le pego una colleja y me levanto riéndome sin que se note.

–Me las pagarás –Argumento levantándome –Fuera de mi casa–Señalo la puerta y me aguanto la risa.
Él se hace el ofendido incorporándose aunque sabe perfectamente que todo va en broma.
Abro la puerta y espero a que salga. Se mete las manos en los bolsillo y me mira.

–Abandonar a un pobre niño bueno solo porque te ha convertido en pez por un día...–Me apoyo en el marco de la puerta y le miro–Con la de tías que les hubiese gustado ser ese pececillo–Le saco el dedo corazón.

–Vete con cualquiera de ellas–Digo, y esta vez tanto él como yo sabemos que no iba en broma.
Que ya sé que tiene a muchas, pero que no hace falta que me lo recuerde.
Cierro la puerta en su cara y me apoyo en el ella.

–¡Pececillo!–Grita, y me río levemente –Que yo quiero estar contigo, no con ellas–Me muerdo el labio –Venga Marta...–Baja la voz–Sabes que me vas a abrir.

–¡No me retes!–Le digo y oigo como se ríe.

–Esque ahora me he quedado con las ganas de besarte.

–¡Una caca podrida!–Me quejo y se ríe.

–¿Acabas de decir eso?

–¡Cállate!

–¡No hablo si me dejas entrar!–Abro la puerta lentamente y me asomo por el huequito que he dejado.

–Te vas a ir un rato a la mierda–Le digo riendo y rueda los ojos.

–Déjame mear por lo menos–Me pide y vuelvo a sacarle el dedo corazón–Pues llamo enfrente, ya ves tú...

–No tienes huevos a llamar y decir que si puedes entrar a mear–Levanta una ceja.

–No me retes.

–Te estoy retando–Me cruzo de brazos apoyándome en la puerta. Mira repetidas veces la puerta de enfrente y me río–Toda tuya.

–Marta... Soy famoso...

–¿Y a mi qué? Los famosos también mean–Sonrío y me mira.

–Lo hago si luego me dejas entrar otra vez contigo—Asiento.

–Trato hecho.

–Joder...–Susurra, y cierra la puerta para mirar por la mirilla. Llama al timbre de enfrente y se apoya en la pared mientras espera. Después de medio minuto la puerta se abre y Alba aparece tras ella.
Mierda, no podía haber abierto otro.
–¿Hola?–Saluda la rubia mirándolo–Eres un de los gemeliers, ¿no?–Veo como Daniel mira hacia mi puerta y luego mira a la chica asintiendo levemente.

–Quería... Eh... ¿hay alguien más en tu casa?–Alba niega mirándolo de arriba abajo mordiéndose el labio.

–¿Me quieres sola o algo?—Dani se pasa la mano por el pelo nervioso y me río levemente aunque sé que voy a tener que salir en su rescate dentro de poco.

–Mira, esque...

–Se ha equivocado de puerta–Digo saliendo y mi vecina bufa entrando en casa y cerrando la puerta con el pie.

–Adiós, eh–Se queja Dani y luego me mira–¡Pensaba salir corriendo ya!–Me río y le dejo entrar en casa. Se apoya en la pared y me mira–¿Si no hubiese salido esa chica me hubieras dejado que otro vecino me violase?–Asiento sincera–¿Celosilla?–Niego y se ríe–Ya sabes que no tienes ni idea de mentir bien–Ruedo los ojos—Por cierto, ¿el baño?–Me río levemente y le señalo la puerta que está enfrente de mi habitación–¿¡Qué cojones?!–Grita cuando entra–¿La luz se enciende sola?–Le indico que sí y me apoyo en la pared del pasillo riendo–¿¡Por si te cagas y no te da tiempo a encenderla?!–Suelto una carcajada y él me imita desde el baño.

Tu Sonrisa En Mis Pupilas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora