Capítulo 33. ¿Denada?

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Jesús

Aparco la moto y Raquel se deshace de su agarre a mi cintura.

–Serán cinco euros el viaje–Me río tendiéndole la mano.

–No te pago que conduces muy mal–Contraataca y ruedo los ojos.

–¿Ni un besito como premio?–Hago pucheros y le señalo mi mejilla izquierda. Se ríe, se pone de puntillas y me deja un pequeño beso que hace que cierre los ojos.
Veo como busca su móvil que está sonando en el bolsillo trasero del pantalón y veo iluminado el nombre de Mamá.
Empieza el ingenioso plan.

–Con Jesús–La oigo decir suspirando–Mamá, solo me retraso quince minutos, estoy abajo ya–Se queja y me río –¡No! ¡Él se tiene que ir a casa!–Rueda los ojos y yo niego–Que no lo voy hacer subir ahora mamá... Mira que eres pesada–Bufa y me río –Vaaaaaaale, pero sólo dos minutos–Cuelga y levanto la ceja interrogante–Que subas, ya sabes, madres...–Suspira y asiento–Dile que te tienes que ir a casa.

–¿Y si no me quiero ir a casa?–Le reto y llama al timbre de su piso.

–A mi no me vacilas chavalote–Me cuenta y asiento sacándole la lengua.

***

Su madre aparece por la puerta y Raquel se cruza de brazos.

–Susana, Jesus–Dice señalándonos–Jesus, Susana... Ya os conocéis ¿Se puede ir?–Levanto las ceja sorprendido y Susana se ríe.

–¡Que ganas tenía de conocerte cielo!–Me deja un beso en la mejilla... Como si no nos conociéramos ya. Cuando la vi en la floristería supe de sobra que tenía que ser ella. Son dos gotas de agua–¡No sabes lo enamorada que está Raquel de ti!

–¡Mamá!–Oigo quejarse a la morena y me río.

–Sí, algo me había comentado...–La chincho y Raquel rueda los ojos.

–¿Quieres pasar?–Pregunta mi cómplice guiñándome el ojo.

–¡No mamá!–Se queja – ¡No va a pasar!

–Sí, claro–Asiento mirando a Susana –Estaría encantado–Oigo como la chica bufa y me muerdo el labio para no reírme.

–Pues naaaada...–Suspira Raquel–Como si estuvieras en tu casa–Comenta sarcástica y niego riendo. Si ella supiera la que le tenemos preparada...

***
Entramos hasta la cocina y Raquel abre los ojos sorprendida.

–¿Has preparado la mesa para que se quede a cenar y todo?–Pregunta echándoselo en cara a su madre, ella asiente divertida–No sé ni para que hablo–Retira la silla y se sienta. Veo un papelito que hace escasas horas tenía yo en la mano colocado bajo la servilleta. Esta ni lo mira y yo me siento a su lado.

–He hecho patatas fritas con huevo–Comenta Susana y sonrío abiertamente –Me ha costado bastante recordar si al que le gustaba esta comida era a ti o a Dani–Comenta divertida.

–Ay mamá...–Suspira y Susana y yo nos miramos cómplices.

–¿Te he puesto servilleta, hija?–Raquel retira desganada el plato y asiente mirando la servilleta.

–Tienes un papel aquí –Avisa, sacando una reserva de tren–¿De qué es?

–Ah, no sé–Argumenta su madre mientras llena los platos de comida–Léemelo a ver...

–Es una reserva de tren. Mamá, ¿de quién es? Tú no viajas ni aunque te lo regalen–La mujer ríe y le indica que lea más –¿Caduca mañana?–Cuestiona sorprendida... Morenita, tienes que leer el lugaaaaarrr. Da varias vueltas al papel sin decir nada. La observo detenidamente y veo como abre los ojos como platos al descubrir el destino–¡¿Sevilla?!–Ahoga un grito y su madre le coloca el plato–¿Quién va a Sevilla?

–Tú –Decimos Susana y yo a la vez y ella nos mira como si fuéramos extraterrestres.

–Pero si tú nunca... Quieres ir a ningún lado...–Dice sorprendida.

–Y yo no voy a ir—Le explica Susana.

–Pero me sé de dos que sí que van–Cuento yo y ella me mira impresionada.

–¿Qué?–Mira el papel y me mira a mi repetidas veces.

–¿Sorpresa?–Comento riendo y se muerde el labio.

–¿Me voy con vosotros?–Asiento.

–No hay nada mejor que ver Sevilla con alguien que ha vivido catorce años allí –Le cuento y asiente. Me vuelve a mirar raro y su madre rie.

–Dile gracias o algo.

–Pero no hacía falta...–Susurra, y me encojo de hombros–¿Y tú me dejas?-Pregunta mirando con miedo a su madre. Ella se ríe.

–Solo me faltaba montar todo este fregao para no dejarte...–Raquel rueda los ojos.

–Ósea que lo teníais todo planeado–Niega riendo y yo asiento. Me mira con reproche por no decírselo pero sé que ahora me quiere aún más.

–¿Denada?–Pregunto divertido y ella se lanza a mis brazos riendo.

–Gracias tío–Susurra en mi cuello y su aliento me hace cosquillas –Eres el mejor–Rodeo su cintura con mis brazos y veo a su madre haciéndonos una foto.

–Lo sé –Comento con aires de superioridad y ella me besa la mejilla tan fuerte que creo que ha notado hasta mis muelas.

–¡Ha quedado preciosa!–Susana levanta el móvil en alto y nos enseña la foto.
La verdad es que sí.
Ojalá pudiéramos ir enseñándola a los cuatro vientos, pero mi cara se ve de pleno.

–Ten cuidado con esa foto mamá –Dice ella preocupada–Pásamela y la borras...no vaya a ser que la envíes sin querer o algo–Su madre rueda los ojos y le entrega el teléfono. La chica se sienta en mi rodilla y le paso la mano por la cintura mirando la foto por encima de su hombro.
Veo como se la envía y la borra inmediatamente.

–No te preocupes eh–Le digo, aunque en verdad no quiero que haya líos con Raquel. Paso de que mis fans se metan con ella.
Porque sí, mis fans son las mejores pero tienen un dificultad muy grande para asimilar que tenemos una vida fuera de esto.
Se han metido tantas veces con amigas mías, compañeras de banda o de escenario, con familiares... Que me da cosa que hagan eso con Raquel.
Pero bueno, normalmente se preocupan tanto por lo que la gente se inventa o lo que ellas creen que no se dan cuenta de la realidad.
Como por ejemplo ahora, están mis redes sociales petadas porque se supone que me he liado con una chica a la que conocí un día porque estuvo en la misma discoteca que yo. Y no, ni de lejos me he liado con ella.
Pero están tan preocupadas de eso, que no se dan cuenta que tienen al lado a una fan a la que su ídolo acaba de invitar a Sevilla.

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