Capítulo 28.

1.1K 48 23
                                    


Niall


 

Un suave hormigueo en mi cuello y el sonido de los pájaros cantando me hicieron despertar. Entreabrí los ojos un poco y la luz cegadora del sol golpeó de frente contra mi rostro, haciendo que los cerrara de inmediato. El insistente hormigueo en mi cuello me hizo estremecer.


-Bueno días, bello durmiente –Mis ojos se abrieron considerablemente y un Harry sonriente se posicionaba a mi lado, con su cabeza escondida en mi cuello. Sonreí por inercia y una cálida sensación me invadió el cuerpo cuando le vi. Inmediatamente todas las imágenes de la noche anterior se vinieron a mi mente y un leve sonrojo apareció en mis mejillas.


-Buenos días –Murmuré con la voz ronca. Me tallé los ojos y luego sonreí al sentir los suaves labios de Harry en mi cuello.


-¿Cómo dormiste? –Preguntó este, mientras que levantaba la cabeza y clavaba su dulce mirada en mí.


-Increíble –Ronroneé y me acurruqué más a su pecho, sintiendo el lento y constante palpitar de su corazón – ¿Y tú como dormiste anoche? –Pregunté expectante, mientras que dejaba leves caricias en su cabello.


-Mejor que nunca –Respondió con esa voz ronca y rasposa, característica de él en la mañana. Mis ojos se arrugaron de la gran sonrisa que se posaba sobre mis labios. Me siento tan bien ahora.


-¿Qué hora es? –Pregunté, mientras que hacia el intento por levantarme, pero los fuertes brazos de Harry me lo impidieron.


-Es tarde –Se limitó a responder, mientras que enrollaba sus brazos en mi cuerpo y me pegaba más al suyo. Apoyó su cabeza en mi pecho y su respiración caliente chocaba contra mi pecho, haciéndome estremecer.


-Lo sé, pero me refiero a la hora exacta –Respondí con burla, mientras que cerraba los ojos y me relajaba con las caricias de Harry.


-Eso no importa ahora, solo quedémonos aquí un largo rato... -Susurró, haciendo que una sonrisa gigante se formara en mi rostro.


-Está bien –Respondí sin más. El silencio reino entre nosotros, un silencio cómodo y relajado. Lo único que se escuchaba era el sonido de nuestra relajada respiración al compás de la fresca brisa que removía todo nuestro cabello.


Unos dulces labios se posaron sobre mi mejilla, haciendo que mi cuerpo se estremeciera de inmediato. Abrí los ojos y me encontré con los dos orbes verdes que me quitan el sueño cada noche, observándome detenidamente. Se inclinó hacia mí y juntó nuestros labios en un dulce beso mañanero. Enrollé mis brazos alrededor de su cuello y este dejó caer su cuerpo encima de mí.


-¿Sabes? Deberías ir a bañarnos, aún estamos algo pegajosos –Comentó, haciendo que me sonrojara intensamente. Escondí mi cabeza en su cuello y suspiré.


-No digas eso, me da vergüenza –Repliqué apenado, mientras que formaba un puchero en mis labios, aun sabiendo que Harry no podía verme.


-¿Por qué te avergüenzas de ello? No es nada del otro mundo –Dijo con un toque burlesco.

Juego de venganzas -NarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora