Capítulo 40.

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Niall


 

-¿Estás listo para esto? –Le pregunté, estrujando su mano con fuerza, haciéndole ver y sentir que estaba ahí para él, y que no me apartaría de su lado ni un segundo.


Este asintió, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios, una sonrisa nerviosa y temerosa que me indicaba cuán asustado estaba. Lo notaba, el sudor empapando su frente y cuello me lo demostraban, además del leve temblor de sus dedos y piernas.



 
-Nunca me había sentido tan preparado en mi vida –Se inclinó un poco y pegó su rostro a mi cabello, respirando pesadamente, dejándome sentir el miedo en cada poro de su piel. Apreté su brazo y suspiré con la cabeza apoyada en su hombro, cerrando mis ojos por unos segundos, dejándome llevar por la cálida sensación. Quería reconfortarle, darle una mano para que se sostuviera de ella.


 

Imagino simplemente el temor y el pavor que ha sentir en estos momentos, los nervios carcomiéndole la cabeza y la idea de tirar todo por la borda. Posiblemente su mente se debate en hacerlo o no, y quizás su corazón late tan fuerte y estruendosamente que le aturde un poco. Yo pasé por esto, pasé por el miedo y la sensación de pánico que te retuerce y te ahoga. Pero cuando todo pasa, cuando logras el objetivo, una sensación nueva te invade, una sensación de tranquilidad y desahogo impresionante. Y entonces te das cuenta que siempre fue sencillo, y que tuviste la respuesta frente a ti todo el tiempo.


Seguro Daniel se siente de esa manera, sabiendo que en solo cuestión de segundos saldrá de este auto y le mostrará al mundo su verdadero yo, ese Daniel que nadie pudo ver, ese Daniel qué se esconde tras la imagen de un ser calculador y aislado. Él siempre se mantuvo lejos de la vista de los demás, intentado que nadie recordara ese chico popular que fue derrocado por un novato. Decidió mantenerse oculto en la oscuridad, sin que nadie supiese su más oscuro secreto, ese que le condenó durante tantos años. Ahora decide que no tiene más miedo, que no le importa lo que los demás puedan pensar de él, que su felicidad es más importante que un par de insultos y unas miradas de asco.


Me siento orgulloso de él, porque finalmente ha podido vencer ese miedo y me alegra saber qué hago parte de ello, que tuve cierta influencia en su decisión. Pero, aunque me encuentro feliz por Daniel y sonrío como nunca, mi mente no deja de preguntarse porque Harry no fue capaz de hacer algo así.



 
Su lista de prioridades estaba llena de su popularidad y la imagen que tuviesen todos de él. Le importaban los comentarios, lo que la gente pensara o dijera de su comportamiento, siempre imponiéndose ante los demás para ganar respeto. Nunca estuvo dispuesto a hacer un sacrificio por mí, nunca se detuvo a pensar siquiera en la remota idea de decirles a todos que salíamos. Claro, como para él solo fui un juego desechable, claramente nunca estuve en su lista importante. Ni siquiera me consideró tan solo un poco.


 

Y claro, sé y soy consciente de que hacer algo como eso lleva tiempo y no es una decisión que se toma a la ligera, pero... ¿Por qué nunca se interesó siquiera en hablar sobre ello? ¿Por qué nunca me dio tan solo un indicio de que le interesaba lo que sentía? Cada vez que el tema salía a la luz él simplemente lo ignoraba y pasaba de mí como si fuese un cero a la izquierda, olvidándome. Siempre fue así, y es ahora cuando me doy cuenta de lo ciego que estuve, y que, aunque tuve las pistas frente a mis narices, nunca les di importancia.


-No estás obligado a hacerlo, no debes hacerlo si no quier... -Las palabras se quedaron atascadas en medio de mi garganta y los labios de Daniel me callaron suavemente, acaparando todo de mí. Suspiré y enrollé mis brazos alrededor de su espalda, buscando darle un apoyo, hacerle sentir que no debería sentirse obligado a hacerlo si no estaba preparado.

Juego de venganzas -NarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora