Capítulo 48.

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Niall


 

-Bueno, es hora de irme –Tomé una tostada con mermelada que reposaba sobre un plato que había en la mesa, sonriéndole en forma de saludo a quienes apenas ingerían su desayuno, mi madre y Greg.


 

-¿No comerás algo? –La pregunta de mi madre y el tono preocupado con que se dirigió a mí solo me hicieron sonreír, pensando en que ella realmente nunca cambiaría conmigo. Sí, no era lo suficientemente adulto, pero tampoco era un pequeño infante.



 
-Mamá, te recuerdo que me levanté antes que ustedes dos; tomé mi desayuno hace una hora y media, exactamente –Sonreí hacia ella y le besé la frente, notando la relajación que brotaba de su cuerpo, viéndose más tranquila. Me agaché a su altura y le brindé un cálido abrazo de despedida –Nos vemos en una semana, mamá. Te extrañaré –Mi madre suspiró pesado y yo solo pude sonreír dulcemente, sabiendo que en su mente aún seguí creyendo que ir de vacaciones estaba mal.


 

-Niall, ¿estás seguro de que quieres irte? –Me volvió a cuestionar mi madre, siendo esa la décima vez desde hace dos días, cuando le mencioné que pensaba salir con mis amigos. Para ella la noticia no fue muy agradable, y es que inmediatamente me relató la historia del hijo de un vecino que salió de vacaciones y resultó muerto a la orilla de la playa; puras tonterías.



 
-Mamá, ya hablamos de esto. En una semana volveremos a clases y necesitamos prepararnos mentalmente para la cárcel. Un tiempo de relajación no nos hará daño –Formé un puchero que intentaba ser convincente, intentando tranquilizar a mi madre y sacarle esas locas ideas de asesinatos.


 

-Ya, está bien, tampoco me hagas sentir como una tonta –Sus palabras me hicieron reír, haciéndome ver en un instante que, a pesar de solo irme por una semana, la extrañaría. No sólo a ella, a Greg y su deliciosa comida también.


-Ese es Harry –Me retiré del lugar donde anteriormente me encontraba acurrucado al escuchar la bocina de un auto que provenía de afuera. Tomé la maleta más o menos llena que dejé en el suelo y me dirigí a la puerta, siendo acompañado hasta esta por ambos personajes en casa.



 
-Nos vemos, duende –Greg, como siempre, alborotó mi cabello y plantó un beso en mi frente, susurrándome discretamente que tuviese cuidado y que no anduviese de calentorro, lo que inevitablemente me hizo reír por lo bajo. Él nunca puede ser normal.


 

-Cuida a mamá y a Mochi ¿sí? Aún está pequeña y requiere de mucho cuidado.... Ah, ¡Y haz mucha comida esta semana! –Les abracé rápido a ambos y abrí la puerta, descubriendo el bonito auto de mi novio esperando por mí. Harry se enderezó en su lugar y saludó a mis parientes con una sonrisa y la mano en alto, siendo correspondido al instante –Adiós, ¡Los amo! –Grité desde mi posición de copiloto, agitando mi mano muy locamente para que estos riesen un poco y olvidasen la preocupación de no verme por una semana. Eran muy exagerados, pero entendía que fuesen cuidadosos.


 

-Gran elección –Harry se mordió el interior de la mejilla mientras que me daba un rápido escaneo, deteniéndose en mis piernas, las cuales quedaban descubiertas gracias al cómodo short que opté por ponerme. De igual manera iríamos a la playa, así que cambiarse allí o en casa no hace mucha diferencia –Tus piernas están más trabajadas –Aquel comentario me pareció de lo más inusual, ya que no supe con exactitud en qué momento la conversación había dado un giro tan repentino.


-No me mires de esa manera, no sabes lo mucho que me pones –Susurró Harry con la voz algo ronca, refiriéndose a la mirada confusa que pretendía interrogarle segundos atrás, pero fallando en el intento. Escucharle tan sensual y perverso solo consiguió que muchas corrientes me recorrieran hasta llegar un poco más debajo de mi pelvis, concentrándose en un solo lugar.

Juego de venganzas -NarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora