Prologo.

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Prologo.



Niall


Me encontraba empacando toda mi ropa, listo para mudarme como por tercera vez este año, huyendo de todos y de todo como es de costumbre para mi madre y para mí. Me da mucha tristeza que por mi causa mi madre tenga que dejarlo todo y correr conmigo de un lado a otro como si fuéramos fugitivos, eso hace que me sienta peor. Me siento como una carga para mi madre y a veces me pongo a pensar que habría sido de su vida sin que yo estuviera; seguro sería mejor y llena de paz.




 Terminé por fin, luego de 3 largas horas de empacar toda mi ropa. Bajé a la primera planta donde mi madre terminaba de empacar algunos cuadros con las fotografías de la familia, o al menos la que antes fue una.



Ella agarró la última fotografía que quedaba y la miró detalladamente. Era una de mi padre, ella y yo. estábamos juntos de vacaciones en México, lo recuerdo muy bien. Esas fueron unas de las mejores vacaciones que pudimos haber tenido, y también fueron las últimas.




Mi madre la miraba con nostalgia. Pasó la yema de sus dedos por la foto con delicadeza, mientras que una lágrima resbalaba por su mejilla sigilosamente. Mi corazón se estrujó al verla tan triste, así que quise retirarme, pero cuando intenté hacerlo derribé una lámpara, la cual cayó en el piso formando un gran estruendo que resonó en toda la casa. Mi madre dio un respingo asustada, fijó su mirada en mí y luego en la lámpara. Me sonrió con calidez, se limpió la lágrima y se acercó a mí sonriente.



-No te preocupes mamá, yo la levanto –la detuve mientras ella intentaba recoger los pedazos de lámpara que se esparcían por el suelo.




 -Bueno cariño –se levantó del suelo y se dirigió a la cocina.



Después de haber recogido todos los trozos de la lámpara, ahora rota, me dirigí hasta donde se encontraba la fotografía que mi madre observaba minutos antes para guardarla en la caja.



La tomé en mis manos. No pude evitar verla y sonreír con nostalgia. Aquellos tiempos donde todo era felicidad y no había problemas. Quisiera poder volver al tiempo y cambiar el pasado, pero lastimosamente para mí, ya lo hecho, hecho está, y no se pueden revertir las cosas. La Analicé por unos segundos más antes de guardarla en la caja donde se encontraban todas las otras fotografías.



Cuando me giré para ir a la cocina me llevé un gran susto. Mi madre me observaba desde el umbral de la cocina con una gran sonrisa plantada en su rostro, como si nos hubiéramos ganado la lotería y fuéramos a ser millonarios.



-Me has asustado –sonreí -¿Cuánto llevas ahí? -




 -No mucho –me sonrió de vuelta –ven, vamos a comer, mañana será un nuevo día –Me acerqué a ella y juntos caminamos hasta la cocina, la cual ya se encontraba totalmente vacía a excepción de los platos que utilizaríamos para comer esta noche.




Me senté en la mesa mientras esperaba que mi madre sirviera la comida. Ya servida ambos nos sentamos en silencio a comer, sin pronunciar ni una sola palabra. El ambiente era incómodo, lo podía notar. Mi madre comía lentamente mientras que yo pellizcaba con mi tenedor los panqueques que había preparado especialmente para mí.

Juego de venganzas -NarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora