Capítulo 25.

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Niall


Silencio. ¿Cuánto tiempo llevamos en silencio? No lo sé, lo único que sé es que los nervios me carcomen vivo en este mismo instante. Él a mi lado, solo se digna a leer el periódico, como si yo no estuviera muriéndome de los putos nervios.


Carraspeé y este se sobresaltó un poco, para luego mirarme fijamente. Le rogué con la mirada, mientras que este se bajaba un poco las gafas y me miraba de forma expectante y suspicaz.


Me examinó por varios segundos, segundos eternos e incómodos para mí, mientras que este se limitaba a mirarme de arriba abajo sin pronunciar ni una mínima palabra. Me estaba intimidando este chico.


15 minutos después, un tanto cansando del silencio y del ambiente tan tenso que habíamos formado, decidí hablar.


-No pensé que eras de esos que salen a leer el periódico en mitad de un parque... -Hablé con gracia, más para mí que para él, aunque sabía que este me escuchaba atentamente.


-Alguna vez te dije que era una caja de sorpresas –Sonreí, recordando aquella vez en su auto.



 
-Lo eres –Levanté la cabeza y me quedé mirando su perfil derecho. Este sonrió y luego asintió, sin despegar la vista del periódico. Más silencio entre nosotros, hasta que decidí romperlo –Lo siento... -Murmuré por lo bajo, sin saber que más decir, sin saber si era debido nada más decir un "Lo siento". Es lo que siento en este instante.


 

Daniel levantó la cabeza para mirarme, por varios minutos decisivos. Suspiró y se dejó caer en el respaldar de la silla. El ambiente era pesado.



 
-También lo siento –Fue lo que susurró este, sin más que agregar. Lo miré con incredulidad y este sonrió, para luego quitarse las gafas –Lo siento mucho, Niall... -Se disculpó nuevamente, con sinceridad y veracidad en sus palabras.


 

-No, quien debe disculparse soy yo. Daniel... -Este me detuvo, sin dejar que terminara.


-Actué mal, Niall... -Replicó, con la mirada fija en el frente –Te grité, e incluso quise... -Paró y luego suspiró –Lo siento... -Bajó la cabeza, apenado. Negué con la cabeza –No era yo en ese momento, simplemente algo en mí se removió y... -le corté, para luego levantar su mentón y hacer que me mirara. Sonreí con dulzura y acaricié su mejilla, a lo que este sonrió y cerró los ojos.



 
-Shh... no te disculpes Daniel, no eres tu quien debe hacerlo –Tragué en seco –Yo me equivoqué, lo siento, no debí hurgar entre tus cosas, ni mucho menos meterme en cosas privadas, yo simplemente... -Daniel negó con la cabeza y se acercó a mí, demasiado cerca a decir verdad. Sus ojos me examinaban detenidamente, mientras que sus manos fueron a parar a mi cintura. Mi corazón se aceleró y los nervios me invadieron. ¿Qué hacía? ¿Por qué esta tan cerca?


 

Carraspeé y Daniel se sobresaltó. Se separó de mí, aunque no mucho.


-No tienes la culpa de nada. No lo hiciste apropósito, supongo... -Suspiró con pesadez –Fui yo quien te mintió, fui yo quien te trato mal, fui yo quien se comportó como un idiota... tú solo te preocupabas por mí –Fruncí el ceño.


-Eso no justifica el hecho de que haya querido involucrarme en tu vida. Siento mucho haber sido tan entrometido, no me esperaba una reacción así de tu parte, simplemente no pensé antes de hablar y lo arruiné todo. No era mi atención hacer que te alteraras, al contrario, simplemente quería hacerte saber que siempre podrás confiar en mí... -Daniel asintió con la cabeza, mientras que tomaba mi mano con cuidado. Miré sus ojos y estos poseían un brillo encantador.

Juego de venganzas -NarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora