Al final decidieron ir a preguntarle a Álex. Ésta se encontraba en su habitación, con los oídos tapados y llorando por la escenita que había fuera. Escuchaba gritos, gemidos, risas y a veces golpes contra la pared. Para ella era algo extraño, pues nunca había presenciado algo tan horrible.
Los chicos llegaron a la puerta y vieron a esa melosa parejita. Una de las chicas, Marta, asqueada por la escena, decidió cortarles el rollo.
-Chicos, buscaos otro sitio para hacer vuestras cosas.
-¿Qué más da? -Dijo la chica. -Total, aquí no hay nada.
-Te equivocas. -Dice Martín. - Ahí vive una niña de diez años.
-¡Vah! No importa. Siempre venimos a hacerlo aquí y no vamos a cambiar así porque sí.
-Bueno, vosotros mismos. No se puede decir que la pequeña Álex sea un hueso fácil de roer, y no me gustaría estar delante si se enfada y decide daros una paliza.
-¿Qué es lo que nos va a hacer una criaja?
Si Álex no hubiese escuchado eso puede que las cosas no se hubiesen complicado. Se acerca a la puerta y la abre despacio. Los que están fuera giran las miradas hacia la chica.
-Creo que alguien estaba hablando de mí.
La pareja se mira y comienzan a reírse. Álex, enfadada, se acerca al chico; éste la mira con superioridad. Cuando baja la guardia, ella le da un rodillazo en sus partes. El grita y su novia le lanza una mirada de odio a la chica.
-Oye mocosa, te estás ganando unos azotes en el culo.
-Dámelos si te crees capaz, media mierda.
La chica intenta agarrarla de un brazo, pero Álex deduce sus intenciones y le agarra la mano, retorciéndosela por la espalda. La chica intenta liberarse, a lo que la niña responde dándole una patada en la parte de atrás de la rodilla para que caiga al suelo. La chica, de rodillas, empieza a patalear.
-¿Te rindes?- Pregunta Álex.
-Como quieras, y ahora suéltame.
Álex hace caso, complacida.
-Eres un bicho raro. -Suelta la pareja al unísono.
-Estoy orgullosa de ello.
La pareja se va y el grupo se queda atónito ante la respuesta de su compañera. Ella les mira.
-Bueno, ¿qué queríais chicos?
Todos miran a Juanmi, que da un paso al frente.
-Álex, ¿nosotros queríamos saber cómo has acabado aquí?
La niña alza una ceja y sonríe.
-¿Solo eso?
Se miran entre ellos.
-Sí.
-Vale. Entrad en mi habitación por favor.
El grupo hace lo que la niña dice.
Ya dentro, ellos se sientan en la cama y el suelo mientras que ella prefiere el escritorio.
-Le clavé una pajita en un ojo a una profesora que odio porque ella me tiene manía.
-¿Y ya está?
-Sí.
-Que decepción. ¿Cuánto tiempo tienes que estar aquí?
-Un año.
-¿¡Solo!?
-Sí.
-Nosotros hasta los dieciocho.
-Lo siento.
-Oye, nos preguntábamos si nos ayudarías a huir.
-¿Es qué no podéis solos?
-No tenemos esa capacidad que tienes tú de pensar hasta en el más mínimo detalle.
Ella se frota el mentón.
-Vale.
-¿Cómo? ¿Así sin más?
-No tenéis nada que yo quiera ni envidie. Os ayudaré, pero luego seréis fugitivos.
-Sólo hasta los dieciocho, vamos, tres años.
-Vale, pues os ayudo.
El grupo sonríe.
-Muchas gracias, te juro que te enseñaremos a hackear.
-Me parece justo.
Quedaron en eso, algo que no pudo haber echo más felices al grupo de amigos.
Fue un día agotador de clase para todos, excepto para Álex. A ella le resultaba agradable no tener que seguir el ritmo de una clase. Algunos decían que había pasado un trimestre entero en esas seis horas, otros que ya estaba lista para pasar de curso y otros... bueno, otros dicen que ya es más lista que el propio Albert Einstein. Y la verdad, la verdad es que estaba cansada después de la clase de gimnasia, así que se fue a su habitación a ducharse y a tirar la ropa a lavar.
Como es de esperar, el grupo no esperó a verla para preguntarle, por lo que decidieron ir a buscarla.
En esos momentos, Álex estaba en el patio. Se encontraba sentada y apoyada en la pared, mientras miraba como dos chicas se peleaban por un chico. Era como ver a dos ardillas pelearse por una bellota. Se arañaban, insultaban, se daban patadas e incluso hubo algún que otro puñetazo.
A veces es interesante ver estas cosas, hacen que Álex recuerde de lo que se salva y lo que se pierde.
De repente, llegan. Ella los mira extrañada; están sofocados, sudados y agotados. Como no es tonta, deduce que quieren algo de ella.
-Hola de nuevo. -Dice Álex.
-Holi, -Responde Marta. -veníamos a pedirte algo.
Álex suspira.
-¿Qué queréis?
-¿Es verdad todo lo que dicen?
-No.
-¿Es qué te has enterado?
-No, pero como no ha pasado de nada pues es más que evidente que es mentira.
-Por curiosidad, ¿cuánto has avanzado hoy en clase?
-Cuatro temas en todas las asignaturas.
Los amigos abren mucho los ojos.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Pero cómo te ha dado tiempo?
-La profesora sabe cual es mi nivel, por lo que los exámenes serán de cinco temas.
-Es impresionante. -Dice Martín.
-Supongo que sí.
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La chica del reformatorio
ActionÁlex es una niña superdotada que nunca fue querida por nadie. Sus ojos y pelo negro destacaban sobre las demás chicas, por lo que no tenía amiga. Además, era bastante deportista, algo que los chicos envidiaban, no tenía amigos. Su elevada inteligenc...