7. Musculitos

302 23 1
                                    

¿Vosotros habéis visto alguna vez al demonio?, porque Álex sí. El primer demonio que hubo en su vida fue su padre; no tenía escapatoria, él le pegaba, gritaba e insultaba. Era un drogadicto que solía volver a casa borracho. Más tarde, cambió la droga y los botellones por tabaco y menos cantidades de alcohol. Hubo una temporada en la que no le hacía caso a su hija, lo que a ésta le hacía muy feliz, pero luego empeoró.

El segundo demonio es la señorita Rocío, de la cual ya conocéis su historia.

Álex piensa que como ya ha mirado al mismo demonio dos veces a los ojos puede soportar lo que sea, es una verdadera lástima que nadie le haya hablado del marido de Rocío.

La niña aún no le conoce, así que os anticiparé el cómo es: culturista, ya está, con eso lo digo todo. Por lo que algunos reclusos dicen, no puede con las ganas de venganza que tiene. Aunque bueno, eso no se sabrá hasta que él mismo lo reconozca.

Álex no está preocupada por ello, sabe muy bien cómo controlar a los musculitos. Lo que pasa es que la profesora del demonio se ha tomado la molestia de advertirle.

Ahora están todos en el comedor, hay bacalao. Alguien (y me refiero al culturista) entra dando un portazo. Nadie le hace caso, lo que es normal ya que está en un reformatorio. Va dando pisotones y se dirige a la mesa de los hackers. Da un manotazo en la mesa, que provoca que todos los que están comiendo ahí le miren; excepto Álex, que alza una ceja, los cuatro chicos y las dos chicas bajan la mirada intimidados.

-Hola chicos, siento haber estado fuera tanto tiempo, es que alguien le ha clavado una pajita en un ojo a mi esposa y he tenido que cuidar de mi hijo mientras ella estaba ingresada en el hospital.

La niña mastica con tranquilidad, y cuando acaba dice sonriendo y con malicia:

-Pobrecita, ¿me pregunto quién sería capaz de hacer algo así?

El tío, muy cabreado, agarra a la niña por el cuello de la camisa.

-Oye, pequeña mocosa enclenque, ¿te cres más lista que yo?

-No, lo que me creo es más inteligente que toda tu familia y estirpe. ¿O acaso quieres qué te lo demuestre?

El musculitos baja un momento la mirada, pero vuelve a subirla casi al instante.

-Ya es suficiente, malnacida.

-Por lo menos yo nací con neuronas.

El hombre la lanza y la niña cae al suelo de bruces.

-Que delicado, ¿es así cómo tratas a tu mujer?

-Te estás ganando que te deje muerta del dolor.

-Inténtalo. Si quisiera, no podrías hacerme ni un rasguño.

-¡Parad ya los dos! -Aparece un guardia. -No toleraré estos comportamientos.

-Yo estaba comiendo tan tranquila cuando este mastodonte me ha atacado.

-Eso es mentira.

-¿En serio? Porque he visto la pelea y además hay cámaras que no que no importará comprobar. -Contraataca el guardia.

El culturista aprieta los puños.

-No tengo porque soportar esto. -Acaba diciendo.

-En ese caso lárgate. -Le responde su compañero.

La chica del reformatorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora