Están todos en la habitación de Álex. Ella les había dicho que les ayudaría a planear su huida. El grupo estaba muy emocionado, por fin saldrían de ese infierno lleno de trogloditas que no los entendían y con tan solo un ordenador.
Su alegría no tardó mucho en desvanecerse, pues quien se suponía que iba a ayudarles a fugarse se encontraba sentada en su cama con las piernas cruzadas, los brazos en las caderas y los ojos cerrados. Juanmi se cansó de esperar:
-Álex, se puede saber que...
-Shh, calla. -Le interrumpió.
Pasaron otros 20 minutos de silencio, posición rígida y ojos cerrados. Entonces, Álex abrió los ojos.
-Vale, sólo lo diré una vez así que prestar atención.
-Bien. -Dijo Marta muy decidida y seria.
Álex cogió aire.
-El cocinero fuma, por lo que en la cafetería hay una puerta. El hombre se pasa aquí el día, lo que significa que esa puerta está abierta todo ese tiempo. El plan que deberíais seguir es muy sencillo: después de comer el tío siempre sale a fumar, esperad a que un guardia se distraiga o no esté; entráis en la cocina y salís por la puerta. Fácil.
-¿Y qué pasa con el cocinero? -Pregunta Martín.
-Noqueadle. -Responde con naturalidad.
-¿Y si fuera hay cámaras?
-No las hay. Cuando vine me fijé en todo y estoy segura de que fuera de estos muros no hay cámaras.
-Un discurso muy bonito, pero no sé, no me convence.
-Mirad, yo ya he aprendido lo necesario para saber hackear y descubrir nuevas formas más complejas, así que si no aceptáis mi plan pues vosotros mismos, yo he cumplido mi parte. -Se cruza de brazos.
-Vale, vale, tranquila. -Dice Juanmi moviendo los brazos arriba y abajo indicando tranquilidad. -Ya decidiremos qué hacer. -No parece demasiado satisfecho.
-Como queráis, la decisión es vuestra. Desde luego a mí no me va a perjudicar.
Y más les valía que no le fuera perjudicar.
Se van todos excepto Álex a la habitación de Martín. Dentro se miran entre ellos. Ninguno está del todo convencido, les parece demasiado sencillo. La realidad es que lo es; ¡no saben que hacer!
-Bueno, ¿qué decís? -Empieza Marta.
-Es demasiado fácil, seguro que no funciona. -Dice uno de los chicos.
-Pero a lo mejor es fácil porque, en fin, no hay ninguna dificultad que nos impida llevarlo a cabo.
-Los guardias, eso seguro que no lo ha tenido en cuenta.
-Yo creo que sí; si te fijas, ellos nunca comen con nosotros.
Reflexionan.
-Es verdad.
-¿Y el resto de los reclusos? -Pregunta Martín.
-Les va a dar igual, ellos no suelen hacer caso al resto. -Responde Juanmi. -Recuerda cual fue su reacción cuando Kurt trató así a Álex. ¡Ninguna!
Volvieron a reflexionar.
-Tienes razón. Agámoslo. -Eso último lo dijeron todos a la vez, muy decididos.
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La chica del reformatorio
ActionÁlex es una niña superdotada que nunca fue querida por nadie. Sus ojos y pelo negro destacaban sobre las demás chicas, por lo que no tenía amiga. Además, era bastante deportista, algo que los chicos envidiaban, no tenía amigos. Su elevada inteligenc...