Era ya por la mañana cuando llegaron a la casa. Álex no estaba atada, pero dos de los hombres la controlaban. Otro de ellos conducía y el último iba en otro coche detrás junto con el chico.
La casa estaba frente un acantilado. La obligaron a entrar.
-Sé que no está en la playa, pero está frente al mar.
Entraron en un enorme vestíbulo. El suelo era de tapiz rojo y las paredes estaban cubiertas por largas cortinas doradas. En el centro había un escalera de caracol que daba al piso de arriba. La subieron. Allí todo era igual que en el de abajo, escepto porque estaba lleno de puertas. El chico abrió y entró en una azul. Los guardias y Álex le siguieron. La habitación estaba pintada del mismo color que la puerta. Tenía una cama de matrimonio, un escritorio y un televisor frente a la cama. Al lado del escritorio había una puerta corredera que daba a un balcón. A bien se encontraba otra puerta cerca de la cama, seguramente el baño.
-Tengo que hablar con la señorita. Dejadnos solos.
Los hombre salieron. El chico encendió la luz del baño y empezó a llenar la bañera. Después salió y miró a Álex. Se sentó en la cama y le ofreció a ella que lo hiciese, pero lo ignoró.
-Primero de todo me gustaría que te dieses un baño. Llevas dos días y necesitas lavarte ese ojo.
-Si mi ojo está así es por tu culpa.
-Lo sé, y lo siento. Pero ya sabes lo que pasa cuando no me haces caso.
Ella no lo miró.
-¿Qué quieres de mí exactamente?
-Una persona muy especial quiere conocerte, pero no vendrá hasta pasado mañana. Así que tengo que hacerme cargo de ti.
Se escuchó un pitido en el baño. El chico se encaminó hacia el.
-Por cierto, soy Dake. -Gritó desde allí.
-No te lo he preguntado. -Dijo Álex en voz baja.
En cuanto Dake salió unos hombres trajeados de negro entraron. Uno llevaba ropa y el otro toallas.
Entraron en el baño y las dejaron sobre el lavabo. Luego se marcharon por donde habían venido.
-Cuando acabes de bañarte ponte eso. Yo esperaré aquí.
Ella entró. Era un baño bastante grande, de azulejos blancos. Se desnudó y dejó su ropa doblada al lado de la limpia. Se metió en la bañera y corrió la cortina. Su pelo negro se movía dentro del agua. La bañera era profunda y larga, así que estaba completamente sentada y el agua le llegaba hasta el pecho. Se sumergió. Luego empezó a lavarse el pelo y luego el cuerpo.
Salió de la bañera. Lo que le he bien dado para ponerse eran unos pantalones negros, unas botas altas y una camiseta de tirantes roja. También le habían llevado un peine dorado. Se cepilló el pelo y quedó totalmente liso. Al salir de la habitación encontró a Dake en la misma postura de antes. La esperaba sentado en la cama. Al verla, se levantó y le ofreció la mano. Ella giró la cabeza.
-Vayamos a cenar.
Abrió la puerta y ella lo siguió. La casa era cálida. Se metieron en otra puerta de color marrón. Dentro se encontraba una sala con una cocina de leña. La mesa que había era para veinte personas mínimo. Dake se sentó en una de la cabeceras y Álex en la otra. Comieron en silencio.
Al terminar le dieron un cepillo de dientes y la llevaron a otra habitación. Esta tenía la puerta naranja. Era exactamente igual que la de Dake, lo único distinto era el color. Entró en el baño, que era bastante más pequeño, y empezó a lavarse los dientes.
Estaba caminando al salón. Allí se encontraba Dake.
-¿Qué quieres? -Preguntó seca.
-Quiero hacerte una sola pregunta.
-No te prometo que te vaya a responder.
-¿Sigues siendo virgen?
Álex se puso colorada. ¿Cómo podía preguntarle eso?
-Yo... no.
-Sé que la perdiste con Dylan.
-¿Cómo sabes que yo?
-Ya te lo he dicho, te conozco desde hace mucho tiempo.
-¿Y qué me quieres decir con eso?
-La persona que va a venir a verte me exigió que te defendiese de todos los chicos que se quisiesen aprovechar de ti.
-Dylan no quiere eso.
-¿Y qué cres que querrá hacer su familia cuando te conozca?
-Yo...
-En fin. No quiero ue te tomes esto como algo personal.
Se levantó del sofá. La agarró de una mano y la llevó a él. La tiró sobre él y se tumbó encima. Empezó a besarla. Álex quería apartarse, pero algo no le permitía moverse.
-¿Por qué haces esto? -Dijo mientras Dake la besaba.
-Si esa persona se entera de eso tendrás problemas, por eso voy a hacer esto. Así cuando te haga las pruebas no lo encontrará a él.
-No quiero que me toques.
-Yo tampoco quiero, pero te estoy protegiendo.
Le metió la mano por la camiseta y la tocó sin su permiso. Exploró todo su cuerpo con las manos. Cuando las metió por dentro del pantalón Álex gimió. Dake la cogió en brazos y la llevó a su habitación, que después cerró con llave. La tumbó sobre la cama y le sacó todo menos la ropa interior. Ella lo miraba con los ojos borrosos. Cuando iba a sacarle las bragas ella le agarró la mano.
-Por favor no lo hagas.
-Debo hacerlo.
Se las sacó. Con si boca exploró todo su cuerpo. Le fue haciendo varios chupones en las piernas, pechos y cuello. Se sacó el pantalón. Álex lloraba. Dake ni siquiera la miraba, tan solo hacía su trabajo.
Cuando al fin terminó ella temblaba. La llevó a la bañera, donde se metió con Álex. La fue llenando mientras estaban dentro. Lavó de nuevo su pelo y cuerpo. Álex no se movía, tan solo estaba sentada, temblando, deseando que terminase de una vez. Abrió el ojo herido y comprobó que podía ver un poco. Se giró a mirar a Dake. Éste se sorprendió al comprobar que una parte era gris y la otra marrón.
-Ahora tienes los ojos bicolores.
Salió de la bañera, dejándolo solo. Se secó y se uso un pijama rosa que le habían dejado allí. Más tarde volvió a su habitación.
Allí lloró. Lloró y lloró, hasta que se quedó dormida.
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La chica del reformatorio
AksiÁlex es una niña superdotada que nunca fue querida por nadie. Sus ojos y pelo negro destacaban sobre las demás chicas, por lo que no tenía amiga. Además, era bastante deportista, algo que los chicos envidiaban, no tenía amigos. Su elevada inteligenc...