PARTE 3

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Después de haberle relatado mi aventura a mi amiga, le hablé de Sett. De cómo nos mirábamos, cuando se sentó a mi lado y cuando me cogió la mano.

-Me lo tienes que presentar.-Me siguió insistiendo ella. De hecho, ya me lo había repetido más de cinco veces.

-No tenemos nada. Y puede que nunca lo tengamos. Cuando se entere de lo que hice...no querrá ni verme.

-No digas eso. Hacer cosas que no todo el mundo puede no te convierte en un monstruo, Iria.

-No, que vá. Que salgan llamas de mis manos no quiere decir que sea un monstruo...

-Venga, no seas tan negativa. Sólo fue un accidente. Además, te obligaron a responder una pregunta que tú no querías. Yo creo que se lo tienen bien merecido.-Intentó animarme ella.

-Selena, ahora toda la ciudad sabe que tengo poderes.

-Pues haz cómo si no los tuvieras. Intenta ser una chica normal, como todas. Así no levantarás sospechas.-Me afirmó ella.

-¡Pero si ya lo han visto!-Grité desesperada.

-No tienen pruebas, ¿recuerdas? Quemaste las cámaras.-Me dijo ella guiñándome un ojo.

Al decirme esto, una chispa de esperanza surgió en mí. No tenían pruebas, quemé las cámaras. Me quise felicitar a mí misma por haberlo hecho, pero me acordé de Sett. ¿Dónde estará ahora mismo? ¿Y qué estará haciendo? ¿Y los demás , habrán hecho sus entrevistas? Pondría la mano en el fueg...bueno, pondría la mano en el agua a que después de la que formé no se atrevieron a hacer más entrevistas.

-Iria, me llama tu madre.-Dijo mi amiga al tiempo que me tendía su móvil para que lo alcanzara.

-Selena, ¿Dónde está Iria?-Había un tono de desesperación en su voz.

-Soy yo, mamá. Tengo que hablar contigo urgentemente.

-Lo sé. Ven a casa en cuanto puedas.

No me dio tiempo a contestar, porque colgó. Cuando mi madre decía eso, es que debería llegar a mi casa en cuanto antes. Me dio la sensación de que ya sabía lo que había pasado, y así fue.

Me despedí de Selena dándole las gracias por haberme dejado entrar en su apartamento. Tuve suerte, sus padres no habían llegado todavía.

Me concentré en que mis pies pudieran dar los pasos necesarios para estar lo antes posible delante de mi portal.  Entonces, los ví. Los tíos de antes andaban buscándome. Estaba segura de ello, ya que no hacían más que mirar en todas direcciones en busca de algún indicio que les permitiera localizarme.

Eché a correr lo más rápido que mis largas piernas me permitían, a grandes zancadas. Me aseguré de que en la esquina donde iba a atajar no hubiera ninguno de ellos. Salté una valla, ni siquiera sé por qué lo hice, ya que podría haber abierto la cerradura o pasar a su lado sin realizar ningún esfuerzo, pero cuando alguien te anda buscando porque te han pillado quemarlo todo con tus propias manos , no se piensa, simplemente...huyes.

Hice el amago de sacarme el móvil para llamar a mi madre y decirle que me iba a retrasar un poco, pero volví a caer en la cuenta de que el maldito móvil estaba en mi casa, donde yo me dirigía en esos momentos.

Aceleré mi ritmo de la carrera, ya los veía más cerca, pero no eran los de antes, aunque del mismo equipo. Iba tan concentrada en encontrar la puerta de mi casa, que no me dí cuenta de que estaba delante de un bordillo, así que me tropecé con él y me caí. Todavía recuerdo el dolor. Era casi insoportable. Me caí de boca, la que se me llenó de sangre. Me levanté con un gran esfuerzo y seguí corriendo mientras escupía saliva roja en dirección a la carretera.

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