PARTE 36

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Sett

Gin y yo nos encargamos de conducir a todo el grupo de internados hacia afuera,mientras que Selena y Sara se encargaban de vigilar la puerta.
Les dijimos que mantuvieran la calma,y les entregamos unas orejeras que habíamos encontrado en un lado de la guardilla donde Iria y Ben se encargaron de coger los explosivos.

Un sentimiento de culpabilidad me invadió por completo al pensar en ella,que fue sustituido por un doloroso pinchazo en el corazón. Debía haberme presentado voluntario para colocar los explosivos y salir corriendo por patas antes de que el edificio se derrumbara,debía haber impedido que ella emprendiera su marcha...pero cuando me quise dar cuenta,ella ya no estaba,ya se había ido a salvar a aquel grupo de gente "indefensa".

Reprimí un grito de furia,y salí directo a repartir las orejeras que quedaban.

Un niño,menudo y con el cabello negro repartido por los lados de sus orejas,se me acercó y me dijo:

-¿Dónde está tu novia?

El doloroso pinchazo volvió a instalarse sigilosamente entre mi pecho. Me lo agarré con una mano,procurando que éste disminuyera.

-Se ha ido a salvaros,pequeño.-Le contesté,arrodillándome frente a él para estar a la misma altura.

-¿Y lo va a conseguir?

Como respuesta a su pregunta,un agitado Ben salió apresurado de entre las paredes de metal, gritando victoria.

Paseé mi mirada en busca de mi chica,por si había salido y no me había dado cuenta...pero no.
Ella no estaba. ¡Joder! ¡Ella no estaba!

Caminé hacia Ben con aire furioso, que se encontraba acostado en la hierba,tratando de recuperar el aliento.
Los niños le vitoreaban y le felicitaban por su trabajo.

Me acerqué a él y lo levanté por los hombros,rompiendo así un trozo de tela de su ropa.

-¡¡¿¿Dónde mierda está Iria!!?? ¿¿¡¡Eh??!! ¿¿¡¡Dónde está??!!

Ben me miró con los ojos desorbitados y levantó las manos en mi dirección, suplicándome calma.

-Eh eh...tranquilízate. ¿Vale?.-Lo solté. -Creía que había salido ya. ¿No está aquí?

Sara,que no estaba al corriente de lo que sucedía, se adelantó unos pasos y quedó dentro del grupo.

-¿Pero qué es lo que pasa aquí? -Preguntó ella,visiblemente nerviosa.

Los componentes del grupo restante,nos miramos los unos a los otros, como dándonos la orden para decirle lo correcto.
Vi como Selena miraba hacia abajo todo el tiempo,aunque no había abierto la boca,sabía que no dejaba que las lágrimas se escaparan de sus ojos. Y la comprendía,porque yo también estaba haciendo lo mismo.

Finalmente,Gin se adelantó un paso hacia ella,que la miraba temiéndose lo peor.

-Sara...Iria no ha salido.

Y,como si no fuera suficiente, el ruido demoledor arrasó con el edificio,o eso creíamos todos...

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Fue extraño,realmente extraño.
Después de aquel ruido,solo quedó silencio y paz,aunque resultara increíble.

Parpadeé repetidas veces,pero el universo seguía bajo el mismo hechizo.
Era como si las manecillas del reloj se hubieran detenido,y...literalmente,así fue.

Miré a mi grupo:todos habían quedado congelados en la posición final,cuando los explosivos estallaron.
Sara se ocultaba la cara con las manos,llorando. Me acerqué a ella y la toqué procurando despertarla,pero nada...no se movió ni un milímetro.
Hice lo mismo con los componentes restantes, pero se repetía el mismo acto:no se movían.

¿Pero por qué era yo el único que controlaba la movilidad de su cuerpo?

La respuesta a esa pregunta no tardó en llegar: frente a la puerta metálica, había una niña. Miraba hacia dentro de ella,a los destrozos que ya deberían haberse producido.

Caminé decidido hacia ella,y la toqué por el hombro.
Ante mi sorpresa,si se movió. Se giró y me miró.
Entonces, mi mente trazó los anteriores momentos:aquella  niña fue la que habló con Iria anteriormente,a la que le enseñó los fuegos fatuos.

-El tiempo se ha detenido a tu favor. Ella se encuentra ahí dentro. Sálvala.-Me dijo.

Me quedé atónito. Ella había detenido el tiempo para que yo pudiera salvar a mi chica.

Le di las gracias y me adentré en el edificio.

Numerosos destrozos se alzaban entre el resistente metal,causándole abolladuras.

Un trozo de pared había caído al suelo y las llamas la derretían a su paso.

Avancé un poco más,cubriéndome la cara con un brazo,pues el humo estaba ansioso por adoptar la forma de mis fosas nasales.

Me fijé con esmero en una viga,que había quedado congelada en el aire,a punto de caer encima de un objeto...

No.

Un objeto no.

Una persona.

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