PARTE 37

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Iria

Todo se volvió negro después de la explosión.
Caí boca arriba al suelo de metal, acompañada de un fuerte chillido. Mi mirada me llevó a una gran viga metálica que amenazaba con caer encima de mi dolorido cuerpo.
Intenté hacerme a un lado,pero me fue imposible.
Grité como nunca había gritado antes,desgarrándome la garganta en el acto, y recé porque Sett y los demás hubieran salido victoriosos.

Creía que ahí acabaría mi travesía.
Que terminaba mi extraña vida...

Pero,entonces, como respondiendo a mis súplicas, la gran viga gris se detuvo en el aire.
Pensé que estaba muerta,que aquello no podía ser real,pero me equivocaba: estaba viva y era real.

Miré mi reloj:las agujas se habían detenido justo en el momento en el que debería haber salido de allí.

El tiempo se había detenido.

De repente,unos pasos agitados se hicieron presentes en mis tímpanos. Cada vez las pisadas eran más fuertes. Cobraban más velocidad a medida que estaban más cerca de la viga de metal congelada en el aire.
Miré en aquella dirección y observé con curiosidad la sombra que se alzaba sobre la pared.

Me fijé en su manera de andar:movimientos lentos hacia los lados,brazos ligeramente tensados y manos abiertas,como acechando una presa.

Fue entonces cuando una chispa de esperanza parpadeó en mi interior.

Él.

Él había venido a buscarme. A sacarme de aquel infierno.

Quise gritar, pero en su lugar salió un pequeño chillido,parecido al de una gaviota.
Aquella emoción no me dejaba emitir sonido alguno.

Por fin logré verle:tan perfecto como siempre. Su camiseta dejaba ver sus poderosos músculos de su abdomen.
Su mirada transmitía desesperación.

Siguió caminando apresuradamente hacia delante,en mi búsqueda.
Hasta que chocó con la maldita viga. Se quedó observándola unos momentos,escaneando uno a uno los numerosos tornillos que no habían soportado la presión de los pequeños explosivos colocados demasiado cerca de nuestra ubicación.
Finalmente,bajó la vista hacia abajo de la viga,descubriéndome al fin.

Nuestras miradas se encontraron.
Y juro que quise saltar a sus brazos y besarlo como si nada hubiera pasado,como si no hubiera fin...pero mis piernas no daban para más.

Él abrió los ojos como platos durante un instante,sin saber muy bien qué hacer.
Pero yo no le di mucho tiempo para pensar: me incorporé como pude y le agarré por los hombros,atrayéndolo hacia a mi,hacia mis labios.

-Sett.-Susurré contra su boca.

Instintivamente y sin decir nada,acortó los centímetros que nos separaban y,al fin, nuestros labios chocaron.
Aquel beso estaba lleno de desesperación por todo lo que habíamos esperado,que en teoría, no fue tanto,pero los dos pensamos que no iba a salir de aquello.

-Te quiero.-Me dijo,cuando nos separamos.

Sonreí ante su comentario.

Realmente deseaba oír su voz toda mi vida.

Y aquella decisión no cambió nunca.

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