PARTE 15

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Iria

Costó menos de lo que me esperaba convencer a Gin, ya que estaba más que dispuesta a salir de aquí en cuanto antes. Lo que no me esperaba para nada fue el apoyo de Sett, estaba tan callado todo el camino que parecía que no iba a volver a hablar. También estaba distraído, probablemente pensando en sus cosas, y tengo que admitir que, me picó la curiosidad y retuve el impulso de preguntarle un par de veces en qué pensaba todo el tiempo. Parte de mi enfado se había disipado, aunque quedaba algo de él escondido en algún rincón de mi conciencia, que podría llamarse rencor. No quería dejarle la vía libre, debía enterarse de que tenía motivos para estar más que molesta con él por haberme traicionado de esa manera, y además, por haber jugado con mis sentimientos solo para entregarme a Pat. Pero algo dentro de mí me decía que no sería capaz de dejarme así. Me demostró bastantes cosas acerca del amor y me parecía imposible que fuera a hacerme eso, así que, una vez que me aseguré de que Gin iba a bastantes pasos delante de nosotros, le susurré:

-¿Por qué me hiciste eso, Sett? ¿Por qué?

El aludido giró la cabeza para mirarme. Parecía sorprendido de ver que por fin le dirigía la palabra.

-Lo hice para protegerte.-Contestó.

Y me pareció la respuesta más estúpida del planeta.

-¿¿¡¡Para protegerme??!! ¿¿¿¡¡¡Desde cuándo un tío tiene los santísimos coj...-Me obligué a calmarme. Cada vez estaba elevando más la voz y provoqué que Gin mirara alguna que otra vez hacia atrás para conseguir enterarse de algo.-¿Desde cuándo el chico que se supone que está locamente enamorado de la chica que tiene delante de las narices puede traicionarla así?

-Iria, no es lo que piensas. Es...complicado de explicar.

-¿Complicado? Complicado fue el estrujamiento de cerebro que tuve en busca de alguna solución, y las tristes suposiciones que solo encajaban con la dichosa pregunta. ¿Y ahora qué? ¿Vienes a cambiarme la cuestión?

<<Está volviendo a intentar engatusarte para traicionarte y meterte en una maldita celda. No seas tonta.>>

<<Está diciendo la verdad. Te sigue queriendo, no lo desaproveches. Lo hizo para mantenerte a salvo>>

Demonio y ángel. Los dos personajes ocupaban mi conciencia y no sabía quién tenía la respuesta verdadera.

-Iria, escúchame.-Me cogió del brazo y me llevó a una sala que teníamos al lado. Gin no tardaría en darse cuenta de que habíamos desaparecido. Sett me levantó la barbilla para que lo mirara a los ojos.-Pat me atrapó por el pasillo mientras caminaba contigo. Me dijo que era su arma y que tenía que hacer un importante trabajo: Debía hacerte creer que te había traicionado para que tuvieras la mente en otra parte y los guardias pudieran atraparte con facilidad. Pat sabía que si el plan no hubiera funcionado, ya habrías calcinado a los guardias, por eso optó por mí.

-Y tú le hiciste caso. Accediste a traicionarme así por las buenas.-Murmuré al borde del enfado.

-No. Iria, no. Accedí porque si no lo hacía...te matarían.

Me obligó a mirarle a los ojos de nuevo. Parecía sincero. Con esa carita tan irresistible y esos ojos de perfecta visión clavados en los míos. Y de nuevo... otra vez esas sensaciones. El alivio al oír su voz, las mejillas sonrosadas con nada más mirarle, las ganas de besarlo...<<Concéntrate, Iria. No dejes que unas cuántas mariposas asesinas te arruinen el momento de conseguir respuestas>>. Pero esta vez no le hice caso al demonio, porque sabía que mi chico decía la verdad, que el nunca sería capaz de hacerme eso.

Por eso, cuando me percaté de que Sett se estaba inclinando hacia mi rostro, no me aparté. Nuestros labios se juntaron y volvieron esas antiguas sensaciones. El sabor de su boca era exquisito. Me encantaba la menta. Echaba de menos estos sentimientos, lo echaba de menos a él.

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