PARTE 32

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Iria

Un niño de poco menos de doce años estaba atado de pies y manos. Gritaba pidiendo ayuda,y más de una vez mi cuerpo reaccionó por sí solo a sus súplicas, pero Sett me agarró por detrás,impidiendo mi salida.
Quise gritarle que estábamos aquí arriba y que íbamos a liberarle en cuánto nos encarguemos de su agresor,pero la voz dejó de salirme cuando vi una figura repulsivamente familiar para mi gusto:el hombre causante de toda esta miseria se acercaba cauteloso hacia el niño,con pasos decididos y a la vez alarmantes. Su pelo grasiento y blanco poblaba su chata cabeza,y,su cuerpo regordete botaba a cada paso que daba.
Era terriblemente asqueroso.
Tal vez se me hizo asqueroso por la forma en la que lo veía actuar; tan sucio en sus jugadas,tan decidido a ganar,tan odioso...y el físico tampoco es que ayudara mucho.

El pobre niño seguía gritando aterrorizado,y no lo culpaba.
Pensé que era humano,ya que no actuaba como nosotros cuando estamos en situación de peligro,pero entonces,como leyéndome el pensamiento,se quedó quieto en el sitio y con un fuerte estrépito, una gran barrera vegetal se alzó sobre los ojos impresionados de Pat.
El chico se concentraba en mantener la barrera interpuesta entre sus cuerpos,para que Pat no se acercara ni un paso más.

Y ese fue el tiempo necesario para que mamá saltara a escena:una fuerte ráfaga de viento nos dio de lleno en el rostro y en menos de una milésima de segundo, mi madre ya estaba por debajo de la rejilla, presentándose justo donde el jefe miraba.

Pat abrió los ojos como platos ante la magnífica escena de mi madre,y abrió la boca formando una o. Sus dientes eran asquerosos, negros como el petróleo,y algunos estaban picados,como si hubiera estado comiendo todo el tiempo cosas que no debía. Y en cierto modo,lo estuvo haciendo: se alimentaba de personas,literalmente.

Me produjo arcadas.

El niño quitó inmediatamente la barrera de plantas,ya que no podía aguantar más tiempo,y abrió la boca dubitativo al ver a una mujer entre ellos.

Ben rompió el conducto de un puñetazo y todos caímos al frío suelo metálico, junto con los tres que ya estaban antes.

Gin hizo levitar una silla a su alrededor y se la lanzó a Pat,pero este la congeló al momento, el objeto cayó al metal haciéndose añicos.

-Voy a por el niño. Ten cuidado.-Le dije a Sett.

Él dudó por un instante,pero finalmente accedió.
Cuando me iba a ir,me agarró de la muñeca y me obligó a mirarle a los ojos.
Su mirada expresaba preocupación y a la vez valentía.

-Te quiero.-Me dijo,cosa que no me esperaba. Me lo decía muchas veces,pero no en aquel extraño caos. Sentía que era la batalla final.

Lo miré y una lágrima se escapo por mi lagrimal. Pensé que esa podría ser la última vez que lo vería.
Él atrapó la lágrima con su pulgar y la hizo desaparecer.

-Te quiero.-Le contesté.

Se acercó a mí y estampó sus labios contra los mios con brusquedad.
Fue un beso tierno,pero a la vez desesperado. Me hizo pensar que era un beso de despedida,y eso me hizo estremecer de tal forma que se me encogió el estómago.

Nos miramos una última vez y corrí hacia el niño.

-Tranquilo, ya estás a salvo.-Le susurré.

No podía descifrar su mirada.
<<Este niño era fuerte,si a mi me hubiera pasado lo que a él, ya me habría desmayado>>.

Comencé a desatarle la parte de las muñecas, pero me resultó imposible,las cuerdas estaban demasiado apretadas, el viejo había pensado bien.
Entonces,se me ocurrió una idea:<<si no puedo desatarlas con mis propias manos,debo quemarlas,pero tendré que ser cuidadosa si no quiero hacerle daño>>.
Llegaba tanto tiempo en aquel momento sin usar mis poderes,que hasta se me había olvidado que los poseía.

-Mírame. -El niño me me miró. -Voy a quemar las cuerdas. No te muevas,¿vale?

Asintió.
Sus ojos grises me miraban con desesperación,esperando una acción por mi parte,y eso me arrancó del todo. Si no actuaba rápido, Pat podría volver y fastidiarlo todo.

Hice crecer una pequeña llama sobre la palma de mi mano y tracé una línea curva sobre la cuerda,está cedió sin a penas esfuerzo y cayó al suelo, negra y deshilachada. Hice lo mismo con la otra,y después bajé a los pies.
El niño quedó libre en un abrir y cerrar de ojos. Movió sus articulaciones anteriormente inmovilizadas y emitió un gratificante sonido de júbilo.

-Gracias. -Me dijo,y se abalanzó a mis brazos para envolverme con ellos la cintura.

Sonreí y le miré.

-Eh,no me tienes que dar las gracias,chico.

-Oliver,por favor. Llámame Oliver.

-¿Qué te parece si te llamo Oli?-Le pregunté con una sonrisa de confianza. Él asintió. -Bien,Oli. Pues vayamos.

Oli avanzó a mi lado no muy decidido.
Daba pequeños pasitos hacia el centro de la batalla,y yo lo entendía, nadie quería meterse en una pelea donde los únicos dos factores que existían eran la vida y la muerte,de las que solo podías elegir una...y no era precisamente elegir. Pero debíamos acabar con él de una vez por todas.

En aquella escena reinaba el caos y la destrucción: mamá corría a una velocidad tan imposible de captar,que parecía estar teletransportándose. Gin,con sus dedos en la frente en posición de meditación,elevaba una y otra vez cualquier objeto punzante que encontraba por los rincones. Ben martirizaba a Pat dándole potentes puñetazos repetidas veces,lo que parecía hacerle efecto, se revolvía en su sitio con una mueca de dolor. Selena lanzaba cuchillos con fabulosas piruetas hacia atrás. Una de ellas le dio justo en la pierna y él chilló de dolor.
Y Sett,lanzaba chorros de agua helada con tanta presión que me dio la impresión de que en algún momento iba a inundar la sala.

La batalla parecía estar a nuestro favor.

Cuando llegué a la distancia necesaria como para poder tocar la piel de mis compañeros, me detuve.

-¿Eres capaz de formar una barrera como la que hiciste antes?-Le cuestioné a Oli,sin apartar la mirada de la batalla.

-Sí. También puedo hacer muchas más cosas. Observa.

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