PARTE 6

5.6K 407 45
                                    

A la mañana siguiente, Leo estaba despierto. Saqué un pie de la cama al tiempo que tocaba el cuerpo de Sett. Pegué un bote, no me acordaba que al final se quedó dormido en mi cuarto, debió de caerse de la cama. Me arrodillé junto a él y le zarandeé suavemente por los hombros.

-Sett, Sett. ¡Despierta!-Le susurré.

No hubo resultado, por lo que aumenté el sonido de mi voz:

-¡Sett! ¡Despierta!

Nada.

Lo moví a un lado y a otro con más intensidad, por fin reaccionó. Se puso de pie de un salto y me lanzó un potente chorro de agua, tan potente que hizo que me cayera hacia atrás.

-¡Sett! ¡Que soy yo! ¡Para!-Mi voz se amortiguaba por la cantidad de agua que se me colaba dentro de la boca y me impedía la visión.

Por fin paró. Se pasó la mano por el pelo y me ayudó a levantarme. La habitación estaba empapada y mis huellas marcaban la moqueta de la sala.

-Vaya, lo siento mucho.-Parecía arrepentido de verdad. Sus ojos se encontraron con los míos por un instante y luego bajó la cabeza en dirección al suelo.

-No pasa nada, yo también me habría asustado.-Le perdoné.

-No era mi intención, de verdad.-Volvió a agachar la cabeza.

-Sett, que no pasa nada. Un descuido lo tiene cualquiera. No te preocupes ¿vale?

-Es que...

-Sh.

-Si hubieras tenido los poderes activados...

-Shhhh.-Le mandé callar de nuevo.-Estoy bien.

Sin que me lo esperara, se abalanzó sobre mi y me dio un abrazo. Me provocó un cosquilleo en el vientre.

<<¡Quietas, mariposas!>>

Cuando se separó de mi, no me atrevía a mirarlo. Debería ser él el que estuviera avergonzado por haberse tirado hacia mi con esa ansia, no yo.

Nos miramos y sonreímos.

-Emm... creo que... creo que deberíamos salir.-Conseguí decir.

-Yo...estoy de acuerdo contigo.-Puntualizó Sett.-¿Estará despierto Leo?

-Vamos a comprobarlo.

Nos dirigimos a la puerta, situada al lado de la cama, alcancé el pomo y la abrí.

Cuando salimos al exterior, mamá estaba sentada en una silla en frente de un hombre. Estaban hablando, también reían. La pared nos impedía identificar a la persona con quien mantenía la conversación, así que nos acercamos todavía más.

Leo parecía mucho más joven que ayer. Su rostro ya no constaba con las arrugas que le distinguí ayer, tampoco le vi esa sonrisa. Leo estaba feliz.

Mamá giró el cuerpo en su asiento y nos invitó a acercarnos. Cuando hubimos estado lo suficientemente cerca como para que Leo nos viera, ella dijo:

-He estado hablando con Leo. Me ha reconocido al instante, y dice que ya no quiere ningún problema con vosotros, que nos ayudará si hace falta.-Me miró a mi.-Iria cariño, acércate. Leo quiere hablar contigo unos minutos.

Al principio vacilé, no debería fiarme, pero aún así me acerqué.

-La hija de Sara, no me lo puedo creer, han pasado tantos años...-Dijo él. Ya no estaba atado a la silla, lo que me dio un poco de desconfianza. Podría lanzarme un ataque en cualquier momento. Me mantuve alerta.-Siempre he soñado con conocerte algún día.

¿Esa Soy Yo?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora