PARTE 17

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Iria

Al final, Ben se unió a nosotros. Ninguno sabíamos a qué clase de  motivo se debía, a lo mejor fue porque tenía miedo a la soledad, o porque no querría destapar la tapadera de Gin.Después de todo, seguían siendo amigos casi de toda la vida. Ella no puso ningún impedimento ni rechistó por su compañía, al contrario, pareció que le daba cierta alegría que nos acompañara en nuestro viaje a saber a qué lugar. Parte del dolor que le causé en la pierna, ya había desaparecido, aunque de vez en cuando lo veía hacer alguna mueca de dolor al caminar. <<Vaya, realmente debí pasarme de grados>>

Íbamos en fila india, como si acabáramos de salir de la escuela con nuestras mochilas a cuestas, cuando Gin, que iba en cabeza, se paró en seco. Casi me choqué con su espalda, y tuve que necesitar el apoyo de los fuertes brazos de Sett para no caer sobre el acero: pista necesaria para atraer la atención de todos los componentes de la base.

-Shhh. Paraos.-Dijo ella, asomándose por la esquina de un umbral.

Ben y Sett permanecieron delante mía mientras que yo intentaba elevarme sobre sus cabezas y conseguir ver lo que pasaba allí delante,puesto que ellos eran más altos que yo.

Entonces, cometí un grave error.

Me separé de mi grupo los centímetros necesarios para poder distinguir cuatro guardias armados hasta los dientes. Al notar mi presencia, se giraron y me descubrieron. <<Tonta de mí...>>

Como bien se dice: la curiosidad mató al gato.

-¡Eh, tú!

Y una avalancha de guardias vino en mi dirección, dispuestos a encarcelarme de nuevo, matarme o yo que sé lo que pretendían, pero por instinto eché a correr más rápido que un rayo por delante de mi grupo.

-¡Pero que demonios has hecho, Iria!-Me gritó Gin a mis espaldas.

<<Lo siento, Gin, Lo siento>>

Las fuertes pisadas de Ben eran las que más destacaban, pero pasaron a ser casi inaudibles cuando los guardias emprendieron su caza un poco más lejos que nosotros. Tampoco podría decirse que nos pisaban los talones, cogimos una ventaja casi imposible. <<Si estuviera aquí mamá...>>

Doblamos una esquina y seguimos corriendo como si nos tratase la vida en ello,(que así era). Llegamos a la única habitación existente en el pasillo y cerramos la puerta  detrás de nosotros con un fuerte estruendo. Me giré en busca de algún seguro para la puerta, cuando vi tres tablas de madera, parecían resistentes, así que me dirigí a ellas mientras mis compañeros sostenían la puerta con sus propios cuerpos, aunque sólo bastaba que Ben se quedara sujetándola.

-¡Eh, mirad! ¡Voy a por ellas! ¡Aguantad!

Seguidamente, corrí como un correcaminos en busca del contacto de las tablas de madera. Las cogí con una velocidad casi sobrehumana, aunque no más que la de mamá, y se las llevé al grandullón indicándole que las colocara de una vez.

Ben obedeció y las dejó fijas a la puerta, de manera que aunque intentara derribarla una grúa, no lo conseguiría.<<Exagerada. No hay duda de que una maldita grúa la destruiría en un pestañeo. Es solo que la manera de Ben era tan bruta que era fácil pensarlo>>

Cuando acabó y todos estuvimos seguros de que había hecho su trabajo con esmero, nos dejamos caer sobre el suelo sudando la gota gorda. Sett parecía agotado, mientras que Gin parecía haberse quedado con ganas de más. Ben seguro que quería llegar a la diversión reventando algo, por eso, cuando vi que se dirigía al estante de libros, no se lo impedí: los echó todos abajo provocando un ruido sordo al que todo hicimos una mueca y retuvimos el impulso de hacernos un ovillo con nuestros propios brazos.

Mientras que yo...bueno, yo no hacía más que pensar en lo que pasaría a continuación.

-Creo que lo hemos conseguido, chicos.-Dijo Gin, que era la que más hablaba y siempre sabía sacar tema de conversación por muy desanimada que fuera la situación.

-No lo creo, estoy seguro de que vendrán más guardias y conseguirán derribar la puerta.-Contestó Sett, que desde mi punto de vista tenía razón.

-¡JÁ! En mi presencia no podrán derribarla, antes los lanzo a todos por la ventana.-Añadió Ben. <<El que faltaba. Se cree que es el tío más fuerte del mundo,(aunque puede que lo sea) pero se lo tiene muy creído, el pobre. El día que le hagan una mala jugada y yo esté delante, me reiré en su musculosa cara. Ah no, perdón, ¡Si ya se la jugué yo!...>>

Gin lo miró de reojo y puso los ojos en blanco.

-¿Es que sólo te callas cuándo a Iria se le ocurre de meterte una brasa por la pierna, o qué?-<<Ahí le has dado, Gin. Ahí le has dado.>>

-Buena respuesta.-Le contesté a mi compañera, que me miró y comenzó a reírse mientras que Ben se quedó mudo.

Los golpes de la puerta no cesaban, pero nosotros no le dimos importancia. Les sería casi imposible entrar estando Ben de guardia.

Fue entonces, cuando dejamos de prestarle atención a los ruidos, cuando nos volvimos a nuestras espaldas y distinguimos una figura femenina tendida en el suelo. Nos miramos entre todos con aire de curiosidad y decidimos acercarnos a nuestra descubierta acompañante.

Parecía muerta, pero no teníamos pruebas, así que le puse el dedo en el cuello, buscando su pulso. Al principio pensé que no tenía, que estaba muerta, pero luego, con un poco de paciencia, noté unas pulsaciones en el dedo: todavía respiraba, y no sabíamos cuánto tiempo podría aguantar.

Iba vestida de forma extraña: sencillo vestido playero que le llegaba hasta poco más de las rodillas, pelo rubio  rizado que le caía sobre los hombros en forma de cascada, labios finos, bastante guapa para ser una mujer ya entrada en años. Y el color de sus ojos era imposible de distinguir porque los tenía cerrados, parecía que era presa de un profundo sueño, del que no sabíamos que iba a despertar. Se movía en sueños, como si estuviera teniendo una pesadilla, y de vez en cuando, pronunciaba palabras que ninguno éramos capaces de descifrar. Gritaba y gritaba, estaba claro que quería despertarse o que le estaba pasando algo realmente horroroso en su pesadilla.

-¿Qué hacemos? ¿La despertamos?-Preguntó Ben.

-Mmmm...-Pensó Sett.-Está claro que tú no serás el que la despierte, amigo.

-En eso no te podría no dar la razón.-Afirmó Iria  mirando a Sett de forma animada. Después miró al grandullón.-Lo siento, pero podrías romperle algún hueso o algo así.

-Intentaré no ser tan bruto, anda.-Insistió él.

En un principio, Gin se negaba rotundamente, pero después de pensárselo más de cincuenta veces, accedió a su peligrosa petición:

-Está bien... pero como la mates, te mato.

Ben esbozó una sonrisa de ningún modo agresiva, más bien de comprensión por haberle dejado intentarlo. Entonces, se acercó a la mujer y empezó a menearla lo más lento que pudo. Hasta su forma de hacerla despertar, me pareció un poco bruta, pero claro, Ben era Ben, y Ben era un completo bruto. Miré a Gin y no advertí ningún signo de advertencia en su rostro, así que lo dejé estar.

Entonces, sin previo aviso, la mujer abrió los ojos.

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