PARTE 13

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Iria

Me sangraban los nudillos. No hacía más que pegarle a los barrotes que me mantenían encerrada en esta horrible habitación. También intenté quemarlos, pero no me percaté de que esto estaba hecho a prueba de adolescentes desesperadas por reventarlo todo con tal de salir al exterior.

-¡Dejadme salir!-Grité furiosa.

Uno de los guardias se acercó a mí y me sacó la lengua. No podía más. Encima se reían de mi por haberme metido aquí dentro. Estaba loca por matarlos a todos, incluso a Sett. Quería destruirlo a toda costa por lo que me hizo.

De vez en cuando, lo veía pasar por cerca de los barrotes y ni me miraba, posiblemente porque le gritaba obscenidades cada vez que mi mirada se encontraba con su pelo castaño. A veces me preguntaba si él se sentía culpable, pero no, no podía ser. Me trajo hasta aquí para que me encarcelaran, era lo que llevaba esperando desde que me salvó en mi casa. Pero, si de todas formas iba a acabar aquí...¿Por qué se molestó en fingir que me salvaba? ¿Por qué no dejó que me atrapara Pat? Al fin y al cabo, iba a ser lo mismo. Hay tantas preguntas sin respuesta...

Y cuando creo que he dado con la respuesta, me cambian la pregunta.

Más sangre.

Más llantos.

Más maldiciones.

Más insultos.

Llevaba en ese estado cinco días. Ya había perdido la esperanza, incluso había dejado de machacarme los nudillos. Cuando, una noche, mientras intentaba atrapar al sueño, alguien abrió mi celda.

-Sígueme.-Dijo la voz.

Abrí los ojos, aunque sin conseguir ver nada. Una vez que me acostumbré a la oscuridad, pude ver una figura encapuchada, parecía una mujer.

-¿Quién eres?

-Eso no importa. Sígueme.

Así que, la seguí.

Atravesamos el pasillo de acero-metal hasta dar con un interruptor que a penas se podía distinguir. La figura se movió con rapidez y dejó ver un mechón de pelo. Era verde. <<¡Gin!>>

-¿Gin? ¿Eres tú?

-Vaya. Sí, soy yo. Eres bastante lista, Iria.-Me dijo la chica que hasta hace poco había intentado matarme en mi propia casa.

No daba crédito a lo que acababa de descubrir. ¿Qué hacía Gin ayudándome?

Gin alzó los brazos y se llevó los dedos a la frente. <<Este movimiento me suena>> Seguidamente, una leja llena de libros se despegó de la pared y se apartó a un lado sigilosamente, dejando entrever otro interruptor idéntico al anterior.

-Tenemos que presionarlos las dos a la vez. ¿De acuerdo?

Asentí.

-A la de una, a la de dos y a la de...¡tres!

Lo pulsé con todas mis fuerzas y no sucedió nada. <<¿Qué? ¿Otro tipo de distracción para volver a meterme en la maldita celda?>> Miré a Gin  con ojos furiosos y me preparé para lanzarle una bola de fuego y deshacerme de ella de una vez por todas. Pero ella elevó la palma de la mano, diciéndome que aguardara.

Tenía razón. De repente, se abrió un pequeña compuerta donde no cabíamos las dos juntas. Ella entró primero y yo la seguí. Debíamos entrar a gatas, ya que el espacio era demasiado estrecho y no pasaríamos yendo a pie.

-Oye. ¿A dónde demonios vamos?-Pregunté medio enfadada.

<<Es una trampa y estás yendo hacia ella tú sola, ingenua>>

¿Esa Soy Yo?  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora