33. Desaparecer.

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-CAPÍTULO NARRADO POR SOPHIE.-

Gabriel roza mi espalda con sus dedos. Le miro y me sonríe. Travis está distraído con la cometa que le hemos comprado. En un momento, el cirujano toma mi cintura y apoya su mentón en mi hombro. Volteo a verle y nuestras narices rozan; mis vellos están de punta.

—¿Sabes algo? —me pregunta.

—Dime.

—Por primera vez en toda mi vida, desde que tenía diez años, siento miedo.

—¿Miedo? —le pregunto frunciendo el ceño.

—A perderte, ahora que he vuelto a sentir. Miedo a que te vayas de nuevo, a que todo salga mal.

—Nada saldrá mal.

—Me encargaré de que así sea. —susurra en mi oído y sonrío. Poco a poco nos acercamos, hasta que nuestras narices rozan y más tarde nuestros labios. Y me siento segura.

Pero despierto con el corazón a mil por hora. Fue un sueño. Tomo una bocanada de aire como si se me fuera la vida en ello.

Estoy en un lugar húmedo y oscuro, huele fatal. Pongo una mano en mi frente y trato de recordar qué es lo que me ha pasado, qué hago aquí. Me duele la cabeza como si estuvieran dándome martillazos por dentro.

¿Y Travis?

Miro a mi alrededor, pero apenas hay unos rayos de luna que me dejen observar. El miedo se apodera de mí por minutos, la desesperación y la rabia, la impotencia.

—¡Quiero salir de aquí! —grito débil, pero el eco es lo único que me responde.

Espero durante un largo rato hasta que alguien aparece. Son dos hombres, llevan uniforme azul oscuro y abren una cancela antes de llegar a la puerta de cristal tras la que me encuentro. Me levantan haciéndome daño en las costillas y me quejo, pero es en vano. Comienzo a preguntar por mi hijo una y otra vez, sin parar, hasta que se me viene un flash.

La última vez que le vi él iba en brazos de ese chico... Michael. Corría lejos de mí, yo estaba en el suelo y... miro mi pierna al instante. Una venda blanca la rodea. ¿Qué me pasó? ¿Cuánto hace de eso?

Me sientan en una silla de ruedas y empujan hasta que llegamos a un comedor. Las luces me molestan a la vista y froto mis ojos para darme cuenta de que no es un lugar cualquiera. Hay vallas de hierro que recorren del suelo al techo separando localidades. En el centro, la cocina y cristales opacos en cada habitáculo.

¿Dónde narices estoy?

Me dejan frente a una mesa blanca y alguien pone un plato de comida delante de mí. En la cuchara puedo verme reflejada, las ojeras es lo que más llama la atención en mi rostro y tengo los labios cortados. Devoro la sopa de verdura ya que mi estómago ruge en una súplica por comida. Las lágrimas caen por mis mejillas; sólo espero que Travis esté bien.

¿Y qué será de Gabriel? ¿Me estará buscando ya? Suspiro desesperada. En un momento, me retiran de aquel lugar y me llevan de vuelta por el largo pasillo, pero cierto es que no volvemos sobre nuestros pasos, sino que me llevan hasta una especie de habitación, con una sola cama y lo necesario para subsistir. La única ventana tiene rejas y ni siquiera alcanzo a mirar por ella.

Me dejan sola de nuevo a pesar de mis súplicas por ser escuchada. Y creo que pasa un buen rato hasta que alguien más viene. Es una mujer, vestida de blanco con bata y gafas. Me observa, agarra mi mentón, levanta mis párpados tratando de comprobar algo y lo anota en una libreta.

Estoy tan frágil que apenas me sale un hilo de voz.

—Ayúdeme... —murmuro, pero me ignora y sigue con lo suyo. —Por favor. —digo y la agarro del cuello del uniforme que lleva.

Me mira, retira mi mano y se aleja de mí, pero sigue mirándome.

—Qué quieres. —dice.

—Saber dónde estoy...

—Estás en el Centro de Ejecución.

Y todo se para de repente. Un enorme mareo me vuele, las palabras que me acaba de decir me pinchan el corazón una y otra vez y me alegro de no haber mencionado a Travis. No quiero que lo encuentren. No quiero que lo maten como van a hacer conmigo.

Me encuentro fatal, las lágrimas ya corren por mis mejillas rápidamente y no puedo respirar bien. La enfermera, o lo que sea, me ayuda a levantarme y me da agua.

—Tienes que descansar, ¿de acuerdo?

Cuando se marcha, no me siento mejor. Comienzo a vomitar seguidamente y enseguida vuelve.

—¡Traed al médico, se va a deshidratar! —ordena.

***

Abro de nuevo los ojos. Tengo una vía puesta en el brazo y estoy en lo que parece un hospital, pero sola. Me remuevo incómoda, un foco enorme sobre mi cabeza me deslumbra y comienzo a toser.

Necesito salir de aquí.

—¿Cómo sigues? —me pregunta un hombre mayor de pelo blanco que no sé de dónde ha salido.

—Mal... —musito.

—Supongo que estarás triste, dolida, y todas esas pamplinas que tenéis vosotros.

Frunzo el ceño y lo ignoro. No tengo ganas de discutir, ni mucho menos.

—¿Puedo... hacer una llamada?

—No. —dice, observando el suero. —Aquí no se hacen llamadas, no tienes derecho a nada, Sophie Garland. Tan sólo puede venir a verte una persona y no han preguntado por ti.

Lágrimas brotan de mis ojos. Ni siquiera alguien se acuerda de mí.

—Vengo a notificarle algunas cosas. La primera, es que su fecha de ejecución es en dos semanas, le volveremos a avisar con tiempo. Podrá elegir a una persona para que esté presente.

Muerdo mi labio inferior llorando con más fuerza. No puedo creer que de verdad todo acabe así, aquí. Muerta. Tras años de huídas, lucha y valentía.

—En fin. —dice. —Oh, sí, y ha sido convocada a un juicio pasado mañana.

—¿Me van a sacar de aquí?

—No, usted irá como inculpada. De aquí solo se sale por orden de los superiores de la ACS en cada Estado o... muerto. —sonríe y se marcha, volviendo a dejarme aquí tirada.

Observo un pequeño cuarto de baño al final del pasillo, hay una bañera, un váter y un lavabo. Ni siquiera espejo. Quizás lo mejor sí sea morir, y acabar con todo de una vez.

Desaparecer.

Me levanto, arrastrando el suero conmigo, lleno la bañera de agua y me desnudo como puedo. Cuando casi rebosa, arranco de mi brazo el suero y las gotas de sangre brotan, realmente duele, pero no más que esta situación.

—Te quiero, Travis. —musito y me sumerjo en el agua, con la intención de no salir.

Nunca más.

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Mención especial a MavelyMelchor por participar cuando pedí que me contárais que aportaríais a la historia. Ella quiso ver al menos por un momento a Gabriel con sentimientos, y como no puede tenerlos, he optado por ponerlo como un sueño... así podréis conocerlo en caso de que fuera como Sophie, aunque sea por unos segundos. ¡Mil gracias por leer, votar, comentar y seguir aquí!

¡A todxs!


Heartless [COMPLETA - Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora