27. Nuevo hogar.

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-CAPÍTULO NARRADO POR SOPHIE.-

Finalmente dije que sí.

Acepté a irme con Leslie porque no me queda más, no tengo otra opción. Con Gabriel sé que estamos cómodos y seguros, pero no arriesgaré la vida de Travis.

Nos recoge el martes temprano y subimos a su coche. Canturrea algo mientras vamos en camino y yo sólo miro por la ventana. Observo la libertad que no tengo, la que nunca más tendré a este paso.

Para frente a una casita muy mona, con el jardín bien arreglado y un camino de piedra hasta la puerta. No es grande, eso sí es cierto. ¿Vivirá sola? Abre y nos invita a pasar amablemente. Enseguida sale un muchacho que no tendrá más de veinticinco años y nos mira con lo que entiendo por desconcierto.

El silencio se hace presente.

—Él es Michael. —dice Leslie. —Y ellos son Travis y Sophie.

Avanza sin más por un pasillo y nos deja ahí, de pie. Miro a mi alrededor aún apretando la mano de Travis, que parece distraído con un gato que ha aparecido por algún sitio.

—Encantado. —se acerca a mí el muchacho y asiento para que entienda que yo también.

Leslie vuelve con un poco de agua en la mano y nos la ofrece. Le agradezco enseguida, pues estoy muy sedienta. Paso el vaso a mi hijo.

—Ella también puede sentir. —es lo primero que suelta, dirigiéndose al tal Michael. —Y él... —le señala. —Huyó hace dieciséis años. Desde entonces se ha buscado la vida hasta que con veinte le encontré y decidí ayudarle.

—Oh. —digo, y dejo que mi pecho se relaje. —¡Alguien más como yo! —exclamo. —¡Uh!

Y comienzo a reírme como una loca. Quizás por el tiempo que llevo aguantando tanto sufrimiento, tantas actitudes fingidas y sobreactuadas. Tanto dolor.

—Os dejo que habléis. —dice Leslie. ¿Os apetece comer legumbres?

Asentimos y se retira a la cocina. No es que sea una persona que me convence del todo, pero al menos está colaborando. O quizás nos esté engañando y sí tenga sentimientos. O puede que sólo juegue con nosotros y...

—Me alegra conocerte. —interrumpe Michael mis pensamientos. —Ya necesitaba encontrar a alguien como tú.

—Bueno... sí, es un alivio.

—¿Es... tu hermano? —señala a Travis.

—¿Qué? Oh... —río. —No, es mi hijo.

—¿¡Tu hijo!?

—Sí, ¿tan raro te parece?

—Lo tuviste de adolescente, entonces.

—Tenía veintitrés años, no era una adolescente.

Michael alza las cejas y se echa hacia atrás. Está sorprendido, pero no sé qué ve de raro.

—Pareces... mucho más joven. Pensé que quizás tenías mi edad. —pasa una mano por su pelo rizado.

—Pues... no. —sonrío.

—Eh, campeón. —le dice a Travis. —Conozco un sitio que te va a encantar, es una guarida.

—¿Sí? —responde mi hijo. —Quiero verla.

—Ven. —le ofrece una mano, Travis se la da y Michael me guiña un ojo antes de irse por el pasillo.

***

Cae la noche y decido llamar a Gabriel e interesarme por cómo está. Voy a aprovechar que Michael está en la ducha y Leslie hablando por teléfono para tener una conversación con él.

Me apetece, además. Le echo de menos, aunque no sea correspondido.

—¿Gabriel? —pregunto cuando descuelga, ya que escucho un sonido lejano, desconocido para mí. —Gabriel... —vuelvo a decir, más pausada.

Al otro lado del teléfono hay una respiración entrecortada, fuerte y constante. Empiezo a asustarme, no quiero ni pensar que le pase algo.

Cuelgo y llamo de nuevo, pero esta vez ni siquiera descuelgan. Comienzo a ponerme de los nervios, no quiero alarmar a nadie y mucho menos dar más quebraderos de cabeza a Leslie. Espero un buen rato hasta volver a intentarlo y esta vez sí, Gabriel me habla al otro lado.

—Eh, hola. —dice.

—Hola... —suspiro por su distancia. —¿Qué tal estás?

—Bien... solo, pero bien.

—Sabes que quisiera estar contigo.

—Ya... ahora estás a salvo.

—Eso espero. Hay otro chico, ¿sabes?

—¿Ah, sí?

—Tiene unos siete u ocho años menos que yo y puede sentir también. Es muy amable y simpático.

—Genial.

Me quedo callada. Hablar con él por teléfono es inútil, no pone ni una pizca de interés y aunque no lo note ni lo vea, me duele. Me duele en lo más hondo de mi ser porque yo le quiero.

Quiero a Gabriel.

Colgamos pocos minutos después y al menos me quedo tranquila sabiendo que está bien. Por ahora. Michael sale de la ducha con sólo una toalla envuelta alrededor y mostrando su cuerpo. Está fuerte; más marcado que Gabriel, quizás en exceso.

Pero joder, ¿por qué siempre acabo pensando en Gabriel?

—¿Estás bien? —pregunta con su cabello rizado goteando por su torso y asiento. —¿Segura?

—Que sí.

—Ah, como me has mirado así...

—No me interesas. Eres sólo un niñato que...—

—Frena el carro, preciosa. —dice. —No me refería a eso. Sólo pusiste una expresión extraña. —se ríe y entra a una de las habitaciones.

Me sonrojo. Pero qué hago, cómo he podido pensar eso. Me apresuro a buscar a Travis y me acomodo en el sofá con él. Acaricio su pelo mientras me habla de cosas triviales, pero paro cuando esa sonora pregunta llega a mis oídos.

—¿Tú estás enamorada de Gabriel, mamá?

Heartless [COMPLETA - Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora