28. Tocada y hundida.

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-CAPÍTULO NARRADO POR SOPHIE.-

Miro los brillantes ojos de Travis y suspiro. Puede que sí esté enamorada de Gabriel, pero cómo decirle a mi hijo que es algo absurdo. No quiero que se desencante con el amor desde tan pequeño.

—No lo entenderías. —digo.

—Sí que lo entiendo. Cuando te enamoras sientes muchas cosquillas aquí. —señala su barriga. —Y hablas todo el tiempo de esa persona, piensas mucho en ella. Es lo que te pasa con Gabriel.

—Puede ser... —digo mirando a la nada mientras le abrazo.

—¿Por qué no os casáis?

Suelto una carcajada sincera. Tan avispado para unas cosas y tan poco para otras. Diez años son diez años, y que alegría tenerle aquí conmigo.

Cenamos los cuatro y Leslie se ofrece a leerle una historia sobre caballeros antiguos que tiene en un libro. Me quedo sola en el salón hasta que Michael llega, con el pijama puesto.

—Así que enamorada. —dice y se sienta a mi lado.

—¿Qué? —le miro sorprendida.

—Lo escuché todo mientras ponía la mesa. Lo siento.

—Ah... bueno yo...—

—No me digas nada, supongo que es normal en nosotros. Tendemos a coger cariño pronto, ya que no lo recibimos. Leslie es muy buena por eso, sin saber dar cariño, lo proporciona. Y ni se da cuenta, porque no sale de ella.

—Bueno, supongo.

—Confía en ella, hazme caso.

Hablamos por poco tiempo más, hasta que realmente no puedo con mi cuerpo y me quedo dormida. Amanezco en mi cama, con la ropa de anoche y enseguida me levanto. Acudo hasta la cocina en busca de Michael pero no está.

—Travis duerme. —dice Leslie, que está bebiendo un café. —Voy al hospital, entro ahora. Ahí tienes mi número por si hay alguna emergencia y también he dejado comida en la nevera. No salgo hasta las cuatro.

—Muchas gracias, de verdad.

—De nada. —dice simplemente, y tras coger su bolso se va.

***

—Mira esto. —dice Michael a media mañana.

Me acerco y observo una foto que tiene en la mano. Está polvorienta y en ella aparece una muy joven Leslie del brazo de lo que parece un soldado o militar. Él limpia los rastros de polvo con su mano y observo algo que me eriza los vellos.

El hombre que acompaña a Leslie lleva una insignia en el pecho donde se lee: ACS. O quizás sea yo que no lo veo bien, pues está lejos. Agudizo la vista y sigo en las mismas. Michael me mira y yo a él.

—Hay que irse de aquí. —dice Michael.

—¿No estabas tan seguro de que estábamos a salvo?

—Sí, antes de ver esta mierda. ¿Y si la ha dejado en el suelo para que la encontráramos? Quizás sea una advertencia.

—No... no digas tonterías... —digo temerosa. Puede que lleve razón. —¿Y si le preguntamos cuando llegue?

—No seas ingenua. Hay que irse.

Saca a Travis de la mano mientras carga sus cosas con la otra. Hago lo propio con las mías y nos vamos de allí. Ahora sí que sí, me siento en la intemperie. No tengo a quién recurrir.

Llevamos casi una hora caminando. Michael ha tenido que optar por cargar a cuestas a Travis, quien está cansado y hambriento. Se me parte el alma, ver así a mi pequeño es muy duro. ¿Dónde quedó la estabilidad que una vez tuvimos?

La echo de menos, pero no volvería atrás, sólo por no volver a ver al imbécil y machista de mi marido.

—Vamos a quedarnos aquí. —dice Michael señalando un hostal.

—¿Con qué dinero?

—Yo tengo dinero. La cuestión es pasar desapercibidos.

—Tú quizás. Nosotros estamos en búsqueda. —digo. Él bufa y pasa las manos por su pelo alborotado y rizado. —Quédate tú aquí, nosotros volveremos con Leslie.

—Oye. —me agarra la mano. —No hago las cosas sólo con el corazón. He aprendido a regirme por la razón y créeme que no me gusta un pelo lo que he visto ahí. Creo en Leslie, pero es muy arriesgado para nosotros. Y por supuesto no te dejaré sola.

Tras un buen rato discutiendo acerca de qué decisión tomar, optamos por volver. Solos no hacemos nada y ella, al fin y al cabo, lo tiene todo bajo control. Puede que no fuera la de la foto, quizás una hermana u otra persona.

Volvemos sobre nuestros pasos y la vemos aparcando. Clava sus ojos en nosotros cuando aparecemos y sonríe. Del coche bajan dos personas más, enchaquetados y con una placa donde claramente se lee: ACS.

Nos tienen.

Mierda, nos tienen.

Todos mis pensamientos son esos.

—¡Corre, Travis! ¡Corre Sophie! —dice Michael antes de comenzar la huída.

Le sigo como puedo, con mi hijo de la mano y todas mis cosas detrás. Sé que él corre más que nadie, sólo tiene diez años y me va arrastrando a mí. Pero cierto es que cuando te ves en peligro, desarrollas capacidades que desconocías. Corres más, saltas más y en ocasiones, hasta eres capaz de hablar otros idiomas.

Doblamos una esquina con el corazón fuera, pero algo me da de lleno en la pierna y esta me falla. Caigo al suelo adolorida, lo último que veo es a Michael frenar, mirarme y coger en brazos a Travis.

—¡Sophie! —grita.

—No, ¡no! —le respondo. —¡Iros de aquí!

Y eso hace. Continúa su camino hasta que lo veo desaparecer con mi hijo. Hasta que me deja atrás.

Los dos hombres que antes vi, me agarran fuertemente de brazos y piernas y un tercero trae una camilla rápidamente.

Y cierro los ojos, sin aguantar un segundo más. Me desvanezco con ese terrible dolor en la pierna. La cabeza me da mil vueltas y no dejo de pensar en Travis.

Y en Gabriel.

«Ayúdame...» es lo último que atino a decir.

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Mención especial an Danielle_Chocolatt que me dio la idea de aportar un nuevo personaje con sentimientos al que le atrae Sophie. ¡Y ese es Michael! ¡Gracias por todo, bella, un abrazo enorme de corazón!

Heartless [COMPLETA - Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora