2. Normal.

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ALEX POV

Las horas de diversión pasaban rápidas, pero los momentos de depresión y dolor quemaban lento a su paso.

En un abrir y cerrar de ojos, estábamos a un día del inicio de clases. Las tres estábamos tan emocionadas por salir un poco de la rutina, era la primera vez que nos mudamos de instituto y mudarse a un internado es un gran paso. Prácticamente, estos últimos días los utilizamos para renovar nuestros guardarropas, relajarnos y pasar el mayor tiempo juntas hablando de trivialidades, para evitar pensar en cosas malas.

Nos encontrábamos almorzando en la casa de Brenda, hablando de cosas sobre el internado, si estaba correcto o no, si aguantaríamos vivir allí, y más cosas. Hasta que una idea aterradora se cruzo por mi cabeza.

— ¿Qué pasaría si a alguna de nosotras nos toca compartir el dormitorio con Michelle o sus amigas?

Un largo silencio se presentó entre nosotras. — No creo que la suerte nos traicione de esa manera – logró gesticular Cloe.

— Pero, ¿y si pasa? — cuestioné —. ¿No sería mejor asegurar tener un mismo dormitorio las tres?

— ¿Y puedes explicarme cómo haríamos eso? – exigió Brenda.

Por primera vez, me alegré del dinero y poder de nuestros padres. Por primera vez, haría uso de la influencia de ellos para conseguir algo. Por primera vez, me sentí feliz de que mis padres nunca me hicieran caso, y para justificar su falta de cariño, me dieran lo que quería siempre.

— Vamos, chicas, ya saben de lo que hablo.

— Lo siento, Alex, pero yo no tengo idea de lo que estás hablando.

—Yñ Yo menos, pero sé que no es bueno – se preocupó Brenda.

— Ustedes saben que, si nuestros padres quieren, podemos estar juntas en un mismo dormitorio. Según Joanne, una prima mía que años atrás asistió a ese internado, los dormitorios consisten en tres habitaciones y una sala común. Podremos estar cómodas las tres.

— ¿O sea que no tendremos que dormir apretadas en una sola habitación?

— No, Cloe, es una habitación por persona. Y cada dormitorio tiene tres habitaciones muy espaciosas. Es como vivir en una casa – expliqué.

— Si es así, en serio no me gustaría compartir mi habitación con alguna de las víboras.

— Ni yo, Brenda. Entonces… ¿les decimos a nuestros padres? — pregunté esperanzada –. Después de todo, bastaría con una llamada. Es por una buena causa – excusé, haciendo un puchero que sabía que siempre funcionaba.

— Sí, claro – Cloe estaba emocionada — Me molesta hasta compartir el aire que respiro con esas…esas…esas…

— Insulsas – interrumpí.

— Como sea.

— Bueno, mis padres volverán en unas semanas más. Lo malo es que comenzamos mañana.

— Si, Brenda, pero como dije, con una llamada estaría solucionado todo.

— Creo que funcionará. Lo intentaré.

Y al mismo tiempo, las tres marcamos el número de nuestros padres y les explicamos el por qué de nuestro pedido.

Obviamente, no la razón verdadera. Les dijimos que no queríamos estar separadas, al menos no este año, ya que es un nuevo ambiente y no nos gustaría vivir todo un año con personas desconocidas. Aunque no era del todo mentira.

Nos creyeron cada palabra que dijimos, y en menos de una hora, ya estuvo todo arreglado. Claro, a los señores Lodge, Parker y Hudson, no se les puede negar nada, a no ser que seas suicida o una persona con poca inteligencia.

Te Amo, Alex (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora