8. No...no... ¡no!

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DYLAN POV


Odio los domingos, los odio aún más que los lunes, ¿a qué clase de psicópata se le ocurre asistir a clases los domingos?, era claro, a mis dos locos compañeros de dormitorio.

Debería estar en mi clase de música, en un maldito internado, al que ni siquiera quería asistir. Bueno, la verdad la idea la tuve yo, pero fue por un arranque de rebeldía, del cual me arrepiento. Pero ya no hay marcha atrás, después de todo lo que tuve que hacer para entrar aquí, mi padre pidió una condición, si no me gustaba el internado, debía aguantar hasta que finalizara el primer semestre para cambiarme de instituto. Un verdadero castigo.

El punto es que decidí faltar a las primeras clases y en lugar de eso me quedé en el dormitorio viendo un especial de comedia en la televisión mientras devoraba tres paquetes de papas fritas. La vida es buena en ocasiones.

Bueno, ya era hora de que fuera buena conmigo, después de todos los golpes que me dio, me merecía al menos unos días de relajación.

De pronto, los parpados me pesaban, apagué la televisión y me refugié en mi habitación. Hace días que no dormía bien, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de aquella niña a la que tanto amé invadía mis recuerdos, mezclaba mis ideas y torturaba mi mente. Últimamente he estado pensando mucho más en Alex, en nuestros días juntos y sobre todo en el momento en que nos tuvimos que separar, ni siquiera le dije adiós.

Y aquí íbamos de nuevo... imágenes que pasaban como una película en mi mente, sonidos... su risa, mi risa. En eso días sonreía con verdadera alegría, extraño eso. Extraño muchas cosas, los regaños de Brenda, las ideas poco coherentes de Cloe, a todos mis amigos del instituto y sobre todo a Alex.

Y de nuevo no podía dormir. Decidí dejarlo pasar e ir a ver televisión de nuevo, era claro que no podría dormir, al menos no ahora.

Pasadas unas horas, empecé a sentir mucha sed, me aventuré a buscar lo que quedaba del jugo que trajimos la noche anterior cuando fuimos al supermercado.

Los recuerdos de la noche del sábado invadieron mi mente, y acto reflejo, comencé a reírme solo.

— FLASHBACK

Estaba en la carnicería del supermercado, formando una fila interminable. Estaba en compañía de mi mejor amigo, Ethan, pero él fue por un yogurth o algo. Miré el pequeño papel con el número que me tocaba, era el número veintitrés.

—  No es para tanto, es decir, seguro ya van por el 18 o 19 – me alenté. Levanté la vista y mis ojos se abrieron hasta lo imposible al ver que recién iban por el número 10.

Miserable vida.

Suspiré sonoramente, una joven muy bonita me miraba y sonreía, me sentí incómodo. De pronto, la muchacha ya no estaba a unos dos metros de mí, sino a treinta centímetros.

—  Si quieres, puedo cederte mi turno – me susurró cerca, demasiado cerca.

—  No, gracias – corté de inmediato.

—  Bien, si cambias de opinión, házmelo saber – dijo guiñándome un ojo.

—  ¡Dylan! – gritó mi amigo, viniendo a mi encuentro, pero estaba bañado con algo. Reí de manera escandalosa, como solo yo podía hacerlo.

— ¿No te enseñaron que el yogurth se toma con la boca, no con el cabello? – me burlé.

— Muy gracioso. Vámonos – contestó de manera autoritaria.

— ¿Qué diablos te pasó?

— Una loca me arrebató el yogurth de la mano y me lo vertió en la cabeza – terminó gritando. No pude contener las risas, y eso lo enfureció  —. ¿Te parece muy gracioso, Stahl? – retó con un poco de diversión.

Te Amo, Alex (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora