25. Campamento. Parte II.

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BRENDA POV

Lo sabía, sabía que lo lastime, pero no me sentía mal. Al contrario, me sentía bien conmigo misma, como si me hubiera desahogado, y lo hice. Dije todas las cosas que estaban en mi cabeza sin ningún tipo de censura, sin compasión, y se sintió bien.

Bien, si quería a Ethan, pero cuando le dije que en realidad nunca había tenido mi corazón, sentí que era cierto, solo por eso lo dije, no fue por orgullo o enojo, lo dije porque así lo sentí.

Lo que no me explico es el por qué. Meses atrás, yo podría jurar que estaba totalmente loca por Ethan, que era el chico de mis sueños y que jamás me alejaría de él. Creo que la decepción que sentí al verlo con Lorraine ayudó a disminuir mi amor por él. Pero no era solo eso, no fue solo despecho, dolor y decepción. Había algo más, algo incluso más fuerte que todo eso junto, algo que estaba pasando por alto.

— ¡Argg! — grité frustrada —. ¿Por qué todo me pasa a mí?

Me encontraba en mi cama, mirando al techo. Los demás deberían estar cenando o algo. Moría de hambre ya que no comí nada en todo el día, mi discusión con Ethan me quitó el apetito. Y ahora, mis horas sin comer me estaban pasando factura.

Sabía que si salía, me encontraría de nuevo con él. No quería verlo, ni hablarle, nada. Como sea, mañana despertaría más temprano que cualquiera, tomaría algunas cosas del comedor, e iría a lo más recóndito del bosque a desayunar.

— ¡Dios!, ¿qué debo hacer?

— Yo creo que deberías comer — pegué un brincó y me senté en la cama cuando escuché que alguien me respondió. Claro, no era Dios —. Lo siento, creo que asustarte se está convirtiendo en un mal hábito.

Entró en mi habitación con una bandeja de comida. Noah me pasó la bandeja y se acomodó en la otra esquina de la cama.

— Gracias — susurré y me senté en el borde de la cama, con mis piernas cruzadas.

— ¿Te molesta si me quedo?

Negué con la cabeza, porque tenía comida en la boca y no podía contestarle. Me miraba en silencio, como analizando cada movimiento que daba. Estaba ansiosa y algo nerviosa debido a la forma en la que me miraba.

— ¿Qué pasa? — pregunté antes de tomar un trago de mi jugo.

— Nada — contestó, encogiéndose de hombros —. Solo me preguntaba qué te pasa.

Me atraganté con lo que estaba tomando y comencé a toser, ¡me sentí tan tonta! — ¿A...a mí?, nada.

— Bien, llámame cuando aprendas a mentir — se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.

— No, espera, no te vayas — pedí, mientras también me ponía de pie —. Te diré lo que pasa.

Él se sentó junto a mí, puso la bandeja en el suelo, y luego de varios minutos de pensar en cómo comenzar, le conté todo respecto a lo que pasó entre Ethan y yo, y me refiero a todo.
A las diez de la noche, Noah se marchó de mi habitación.

Estaba cansada y sabía que en el momento en que me recostara, me dormiría. Y así lo hice, mi última suplica antes de dormir, fue una señal, una señal que me ayudase a entender qué estaba sucediendo conmigo.

Caí rendida en el mundo de los sueños.

“Caminaba por los pasillos del internado. No sé por qué, pero estaba sonriendo. Sentí unas manos cubrir mis ojos y yo seguía sonriendo. Giré y pude ver quién era. El muchacho me sostuvo de la cintura y luego mis pies dejaron de tocar el suelo. Me bajó y me tomó de ambos lados de la cara para besarme.

Te Amo, Alex (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora