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Llegamos a Arkham Asylum a la media hora. Finn estaba algo nervioso, temía que el interrogatorio al preso saliese mal o que Nigma nos hubiese dado una pista falsa.

Caminamos por los oscuros pasillos de Arkham. A la vez que pasábamos al lado de las diferentes celdas de los presos. Todos se levantaban y se quedaban mirándonos. Revisé una a una las celdas, pero, para mi decepción no vi a Jerome.

Cuando le iba a decir a Finn que llamase a los guardias para que nos dijesen si había algún paciente con mentalidad infantil, vi a mi objetivo.

Detrás de una de las verjas de la habitación el hombre se había escondido al lado de su cama mientras se balanceaba de un lado a otro agarrando sus piernas.

Era calvo...y tenía aquellos tatuajes.

-Es él-. Le dije a Finn.-Y le está dando un ataque de ansiedad, ¡ayuda!-. Grité en busca de ayuda, y en seguida vinieron un guardia y una médica a ayudarle.

Él lloraba porque no era capaz de respirar y la médica intentaba ayudarle junto con el guardia.

Quería ayudar, me ponía triste verle allí sin poder hacer nada. Di un paso al frente pero Finn me detuvo.

-Vámonos, ahora no te dejarán hablar con él-. Dijo y pasó su brazo por mis hombros guiándome a la salida.

Caminamos por el pasillo, pero antes de salir, una voz a la que echaba bastante de menos me llamó.

-¿Kelsey? ¡Kelsey!-. Dijo y me giré al instante. Finn no me permitió acercarme mucho a él.

-Hola Jerome-. Dije con una sonrisa un poco falsa, ya que no alejaba todavía los pensamientos de que él era un sospechoso.

-¿Vas a quedarte?-. Dijo. Con sus manos agarraba fuertemente los barrotes de la puerta y su cara estaba lo más pegada a ellos posible.

-Yo...-. Miré a Finn. Él me advirtió con la mirada que no era una buena idea, pero decidí no hacerle caso.

[...]

-No sabía que vendrías hoy-. Dijo con su rostro apoyado en sus dos manos.

Estábamos de nuevo en aquella mesa de la terraza exterior, con un guardia y Finn vigilandonos.

-No tenía previsto venir hoy-. Dije siendo sincera.-Tampoco puedo quedarme mucho, por lo menos así puedes salir unos minutos y respirar aire de verdad.

Él sonrió con aquella sonrisa de psicópata que lo caracterizaba. Vi que tenía un pequeño corte en su labio inferior. ¿Qué le habría pasado?

Él se dió cuenta de que miraba directamente a sus labios y los relamió. Muy astuto, otra vez con sus estúpidos juegos.

Levanté la mirada a sus ojos. Intenté demostrar un mínimo de preocupación a través de mis ojos, y funcionó.

-Es solo un rasguño-. Dijo él.

-¿Cómo ocurrió?-. Dije y acerqué mi mano lentamente a su rostro.

Cuando estaba a unos pocos centímetros él se levantó de golpe, juntando mi mano con su rostro. Me quedé estática y algo asustada.
Vi que Finn también se había asustado y había avanzado un par de pasos hacia nosotros, pero se detuvo cuando le dije con la mirada que todo estaba bajo control.

Jerome no dejaba de mirarme a los ojos. Ahora él estaba con su torso sujetado por sus manos apoyado encima de la mesa. Era la primera vez que estábamos tan cerca y mi mano estaba en sus labios. Cuando desperté del trance, comencé a acariciar su labio con mi pulgar, parándome especialmente en corte.

Era poco profundo. Podría haberselo hecho perfectamente contra la puerta de la celda o cayéndose de la cama.

Aparté mis dedos de sus labios, aunque mi yo interior me decía que hiciera todo lo contrario.

Él se volvió a sentar sobre su silla y escuché un largo suspiro por parte de Finn, al igual que por mi parte. Aquella situación no me había dejado respirar.

Nos quedamos así unos minutos, esperando a que el otro dijese o preguntase algo. Pero disfrutábamos de aquello. De estar en silencio, en compañía. Juntos.

-Me lo hice contra el borde de mi cama, me caí al saltar sobre ella-. Dijo respondiendo a mi pregunta anterior.

Una imagen mental de Jerome saltando en su cama como un niño pequeño que vino a mi mente me enterneció hasta más no poder.

-Me aburro mucho dentro de esa asquerosa celda-. Dijo y consiguió sacarme una sonrisa, lo que le hizo sonreír todavía más.

-Kelsey-. Dijo Finn detrás mío.-Debemos irnos, el paciente nos espera.-Dijo refiriéndose al que anteriormente le había dado un ataque de ansiedad.

Miré a Jerome y me levanté de la mesa bajo su atenta y repentina triste mirada.

-¿Te vas? ¿Ya?-. Dijo y él también se levantó rápido.

-Sí, nos veremos la semana que viene-. Dije y me despedí de él con mi mano.

Caminé hasta la salida y le escuché hablar.

-Aquí te espero-. Dijo él y se rió como un maniático.

Finn y yo salimos caminando de allí, dirigiéndonos a la otra punta del manicomio.

-¿Cuándo vas a decirle que no volverás?-. Dijo Finn a mi lado.

Todavía no lo había pensado. Había dejado mi trabajo como periodista, ahora era policía. Y eso significaba que ya no tendría que volver a entrevistar a Jerome, por lo tanto nunca volvería a Arkham.

No lo había pensado, pero dolería no volver a verle, oir su risa o sentir su piel sobre la mía.

Llegamos a la celda del paciente y Finn me dejó pasar primero.

El hombre estaba tumbado sobre su cama con un sistema de respiración artificial conectado a su cuerpo.

-Señorita Brooks-. Dijo él al verme entrar.

¿Cómo sabía como me llamaba?

-Perdone, ¿como sabe...-. Intenté hablar pero él entre toses en intentos fallidos de respirar me habló.

-Usted viene por el hombre malo que mató a Will; fué el hombre del circo, fue él, él es el señor malo, yo no...-. Intentó respirar de nuevo pero no era capaz.

Una enfermera entró junto con Finn a intentar reanimarle, pero él los apartó asustado. Tiró de mi brazo y me acercó a él, y con su último aliento, me dijo aquellas palabras:

-Lo hizo por usted-. Dijo y vi como la vida se desvanecía de su cuerpo a la vez que una tormenta se iniciaba en mi mente.

He Is Mad | Jerome Valeska | Cameron MonaghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora