Maratón 2/2
Encontré a Cherry, llorando silenciosamente en la puerta del quirófano. Ella, después de sorprenderse durante un instante, se aferró a mí como nunca nadie lo había hecho.
Cortó mi respiración por unos segundos cuando oí como su llanto se hacía estrepitosamente sonoro. Levanté su rostro y sequé poco a poco sus lágrimas con mis dedos.
-¿Có-cómo has escapado?-. Dijo aún llorando.
Me rompía el corazón ver como las lágrimas salían de sus pequeños ojos sin control alguno.
-Yo estoy bien, ¿y tú?-. Ella no dijo nada por unos segundos.
-Aún no hay noticias-. Susurró ahogándose con sus propias lágrimas.
-Tranquila, él estará bien-. Dije mientras la abrazaba contra mi cuerpo de nuevo, para que dejase de llorar. Estaba destrozada. Una de las únicas personas que quedaban en su vida estaba caminando sobre la fina línea que lo separaba de su muerte. Me costaba pensar en que la persona que le había disparado había sido Jerome. Desde el primer momento en que le vi supe que me metería en problemas si me enamoraba de él. Y, claro está, nunca pude haber estado más correcta. Pero esto se había salido de las manos. No solo me había afectado a mí, sino también a mis amigos. No podía seguir así. Esta relación era tóxica.
Vi como Jim llegaba hasta donde estábamos nosotras hablando con una enfermera al lado. La chica dejó de hablar con él para entrar al quirófano.
Se situó a mi lado y me indicó con la cabeza que hiciese a Cherry erguirse. Ella levantó la cabeza y se secó rápidamente las lágrimas con las mangas de su sudadera.
-¿Hay noticias?-. Dijo Cherry con una voz tan débil que remarcaba su estado sentimental y corporal.
Jim nos miró a ambas antes de hablar.
[...]
Era muy difícil llevar dos cafés con una mano y contestar al teléfono con la otra. Había sonado por dos minutos en mi bolsillo de camino al hospital, pero lo había ignorado.
Me dolía tanto la cabeza que no quería pensar en nada que no fuese en un amargo café acariciando mi garganta. Cada vez que pensaba en Jerome y todo lo que había pasado solo en veinticuatro horas las lágrimas querían salir de mis ojos. Sus palabras habían sido demoledoras.
¿Cómo podía haber dicho aquello? ¿Era lo que realmente pensaba, o sentía? Aunque estábamos hablando de Jerome Valeska, el hombre que asesinó a su madre a sangre fría, y, que a mi pesar, posiblemente nunca sentiría nada por nadie.
Por ello no debí llegar a pensar que me querría, ni siquiera que llegaría a encariñarse conmigo. Era estúpido. Como mi amor por él. Estúpido.
En la pantalla de mi teléfono aparecía una interrogación donde debería estar el nombre de la persona que me estaba llamando. ¿Tenía un contacto llamado de aquella forma? ¿Desde cuando?
-Hola Kelsey-. Oí una voz masculina al otro lado de la línea.
-¿Sí?-. Pregunté sosteniendo el teléfono entre mi hombro y mi oído para llevar los cafés en mis manos.-¿Quién es?
-¿Soy un enigma para ti?-. Dijo tras una seca carcajada. Rodé los ojos concentré mi mirada en los pasillos del hospital.
-¿Qué te pica Edward?-. Dije intentando no sonar muy borde.
-Mi cabeza me dice que te lo diga, pero no sé si Gordon estaría de acuerdo...-. Empezó a hablar.
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He Is Mad | Jerome Valeska | Cameron Monaghan
Fiksi PenggemarEstaba temblando a más no poder y mi cuerpo lloriqueaba porque apareciese algún policía no corrupto o Finn a salvarme, pero nadie apareció. Estática en mi sitio vi a Jerome levantarse y sentarse a mi lado mío. Su cabeza se acercó a la mía y sus lab...