—Personally, I find human beings disgusting—la voz que salía a través de los altavoces del televisor retumbaba por toda la habitación. Las paredes eran más que altas, lo que colaboraba con la acústica del lugar. Sentí unos pasos acercarse al sillón en el que estaba sentada y una mano acercó un vaso de lo que supuse que era sidra hacia mí, aunque no tenía mucha experiencia en bebidas alcohólicas.
Levanté mi mirada y observé las pequeñas burbujas subir a través del translúcido líquido. Parecía Champagne. Lo cogí y mantuve su borde sobre mis labios, mojándolos poco a poco mientras mantenía la mirada firme en la película.
—¿Qué es esto? Debe de tener algunos años—oí como la voz de Jerome hablaba sentándose al lado mía, dejando caer su brazo rodeando mis hombros.
—I Married a Monster from Outer Space—respondí aún sin probar la bebida. Le miré de reojo. Llevaba otra vez aquella camisa granate que tanto le favorecía. Tuve que morderme el labio para reprimir una sonrisa. Adoraba verle vestido como una persona totalmente corriente y que siguiese siendo el mismo, parecía una persona en el cuerpo de otra. Algo así como un psicópata doméstico.
—Ah, ya la recuerdo, 1958, ¿Cierto?—asentí. Noté como giraba su cabeza y sin cortarse un pelo clavaba su mirada en mí. Me ponía nerviosa cuando lo hacía, sentía que arrancaba mi alma entera y jugaba con ella hasta que dejara de mirarme. Harta, levanté mi brazo y cubrí toda su cara con mi mano derecha mientras la otra mantenía mi vaso. Debajo de ella Jerome sonrió y la apartó con un cuidado que me sorprendió—¿Por qué haces eso?—dijo riendo.
—No me gusta que me mires—afirmé.
—¿Qué? Sabes que me encanta satisfacer tus deseos, pero ser una pareja y no poder mirarte al mismo tiempo es tarea complicada, incluso para mí—dijo. Dejó su vaso sobre la mesa y giró todo su cuerpo hacia mí haciendo que tuviese que mirarle, de lo cual no me quejaba—¿Cuál es el problema ahora?
Le miré extrañada.
—¿Problema?
—Sí, siempre que conseguimos estar juntos algún problema nos distrae, ¿qué te ocurre? ¿Estás bien?—sus manos se acercaron a mis mejillas y mi frente, intentando comprobar si tenía fiebre. Las aparté negando y sonriendo. Tenía que decírselo a alguien, y Jerome parecía ser mi único aliado en aquellos momentos. ¿Qué me diría Cherry? ¿Y Finn? Si se lo contaba a Finn estaría firmando mi sentencia de muerte.
—Estoy bien—dije mirando a Jerome. Éste agarró mis mejillas e hizo que mis ojos no tuviesen escapatoria de los suyos.
—Júralo—su mirada parecía buscar la verdad en mis ojos, aunque parecía que se había perdido, que no estaba conmigo.
—¿Por qué?—pregunté. ¿Acaso no creía ya lo que había dicho?
Su mirada se perdió del todo. Sus ojos parecieron brillar por instante, y al siguiente ese brillo desapareció. No sabía que acababa de pasar, y quería saberlo. Su mirada cayó y mis manos recibieron su mentón y lo levantaron con firmeza. Él sacudió su cabeza y me miró de nuevo.
—Por nada, te creo—dijo y besó mis manos. Sentía que me mentía, pero nunca lo había hecho antes, y si lo hacía tendría un motivo el cual debería respetar—¿Qué te ocurre?
Volvió al mismo tema de antes, lo que me hizo aclarar mis dudas; tenía que contárselo, o sino moriría con ello.
—Para salvarte... contacté con alguien—empecé. Él levantó sus cejas esperando por más—Oswald Cobblepot es su nombre, pero supongo que le conocerás por el Pingüino. Él me ayudó a sacarte de la GCPD.
Agradecí que hubiese guardado la calma y me hubiese dejado hablar. Había progresado mucho en aquello con Jerome.
—¿Conseguiste hablar con él sobre la chica a la que secuestró?—preguntó. Notaba que quería alejarse a si mismo de preguntar por qué había decidido ir junto al mayor asesino de Gotham a por ayuda.
—Eso es de lo que quería hablarte—dije lentamente. Notaba como su mirada no abandonaba mis ojos. Él también tenía curiosidad—No fue un secuestro, son...socios.
Jerome no reaccionó cómo había pensado horas antes cuando había decidido contárselo.
—Predecible—le miré confusa y él rodó la mirada—¿Qué quieres que diga? Ese hombre tiene aliados hasta debajo de las piedras.
Me dejé caer sobre el acolchado respaldo del sofá, dejando descansar mi espalda. Jerome hizo lo mismo, dejando caer su cabeza sobre mi hombro. Pelirrojos mechones entrecortaban mi vista hacia la imagen en blanco y negro del televisor.
—La cosa es que...—Jerome giró un poco su cabeza al ver que continuaba hablando—Puede causarnos problemas.
—¿"Causarnos"?—Jerome se incorporó del todo aún sin separarse de mí y me miró directo a los ojos. Ahora venían los "problemas"—Mírame Kels, nadie nos encontrará nunca, y aunque lo hagan, ya será demasiado tarde.
Quería creerle pero hacerlo sería acercarme demasiado al sol. Sus manos mantuvieron una de las mías y me acercaron el vaso que ni había probado.
—¿Qué es?—pregunté al fin. Él sonrió y tomó el suyo también.
—Champagne—dijo contento, ¡lo sabía!—El de la tienda de ultramarinos me dijo que era el mejor de todos; si la hubiese pagado tendríamos que rehipotecar esta casa.
Golpeé su hombro y él se quejó acariciándolo.
—¿El Champagne no es para las celebraciones?—dije de nuevo admirando de forma hipnótica las burbujas del líquido moverse.
—Exacto.
—¿Y qué celebramos?—dije.
—Nuestra libertad; porque consigues que me sienta eterno en un mundo tan efímero como lo es este.
Sus palabras me sorprendieron. ¿Cuánto las habría estado practicando?
Golpeamos nuestros vasos y ambos bebimos. No sabía que acababa de beber exactamente pero no me disgustaba. Ambos sonreímos al acabar nuestros vasos. Jerome se acercó hasta mi y me besó. Sin moverse, solo labios contra labios, fue suficiente.
Se despegó de mí y noté como a sus labios les costó. El Champagne debía de dejarlos pegajosos.
—¿Ves? Aquí nadie puede causarnos problemas—dijo. No sabía si era por la bebida o porque realmente lo pensaba, pero asentí y volví a besarle.
Todo daba igual. Cherry y Finn se tenían el uno al otro.
Jim se entretenía cuidando de Gotham.
Selena ya dejaría de investigarnos a mí y a Jerome en algún momento.
Todo era efímero, menos nosotros.
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He Is Mad | Jerome Valeska | Cameron Monaghan
FanfictionEstaba temblando a más no poder y mi cuerpo lloriqueaba porque apareciese algún policía no corrupto o Finn a salvarme, pero nadie apareció. Estática en mi sitio vi a Jerome levantarse y sentarse a mi lado mío. Su cabeza se acercó a la mía y sus lab...