~29~

4.9K 457 137
                                    

La expresión de decepción en el rostro de Finn era algo muy doloroso para mi corazón. Había pasado cinco horas en comisaría, encerrada, por algo que no había hecho. Y sí, puede ser que ayudase a Jerome y que aún le ayudaría hoy en día si hiciese falta, pero el motivo de mi encerramiento era un completo disparate. Habían tomado muestras de mis huellas y de mi sangre para compararla con la de aquella mujer, y obviamente no había ninguna coincidencia. Pero aún así Jim no estaba del todo contento.
Vi como Edward Nygma se acercó hasta mi celda, de nuevo con un frasco en una mano y una jeringuilla en otra. Por como me miraba, parecía que él estaba tan harto de aquello como yo.

-¿Otra muestra más?-. Dije quejándome. No me quedaba ADN en el cuerpo para ofrecerle tras cinco horas.

-Venga Kelsey, es la última-. Dijo sonriendo, intentando animarme. No comprendía como la primera vez que le vi llegué a pensar que era un asesino.

-Está bien, ¿qué será esta vez?

-Adivínalo; muy fácil la puedes ver si un dedo te cortas-. Dijo él sonriendo con superioridad. No pude evitar resoplar y extender mi brazo al mismo tiempo.

-Sangre-. Dije. Su sonrisa se extendió un poco más y con su mano derecha sujetó mi brazo, mientras con la otra extraía la sangre de mi cuerpo.

-Que inteligente es usted señorita Brooks-.

-Tú también lo eres Ed, ahora date prisa y sácame de aquí-. Dije cansada. Él asintió y se llevó consigo las muestras.

Después de media hora de espera, Gordon se acercó a mi celda con la llave en la mano. Mi rostro cambió completamente, no podía ser más feliz en aquellos instantes.

-Siento haberte hecho esto Kelsey, yo...

-No te disculpes, entendía tus motivos y los sigo entendiendo, es mejor prevenir que curar-. Dije, estirando mis brazos hasta que crujieron. Había pasado sentada en el sucio banco de aquella celda mucho tiempo, y mi cuerpo necesitaba moverse.

Salí al fin de mi prisión y recibí el gustoso abrazo de Cherry. A diferencia de Finn, que había desaparecido varias veces a por cafés, ella había estado a mi lado hasta aquel momento.

-Pensé que me moriría esperándote-. Dijo ella, dándole paso a Finn, que se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

-Estoy orgulloso de saber que no ayudaste a ese psicópata-. Dijo revolviendo mi pelo como un hermano mayor.-Supongo que es hora de volver a casa.

Cherry y yo asentimos. Necesitábamos ambas una buena comida y una siesta. Me acerqué a Jim, ya que sobre su mesa descansaba mi chaqueta. Le vi sentado, con ambas manos sobre su cabeza. No se encontraba bien psicológicamente hablando, lo veía en sus ojos. Me acerqué hasta él y palmeé su hombro. Él sacó sus manos de su cara para mirarme.

-Tranquilo Jim, encontraremos a los malos, no te martirices pensando en ello-. Él se levantó después de oír mis palabras y me abrazó.

-Ve a casa, una ducha y una buena comida te están esperando-. Dijo sentándose de nuevo.

-No finjas ser un buen jefe-. Dije mientras me alejaba hacia Finn y Cherry.- Tu faceta de poli malo te queda mejor.

Él rodó los ojos, lo que me hizo sacar una pequeña sonrisa de mis labios. No era tan mal día después de todo. O eso pensaba.

Finn agarró a Cherry de la cintura y los tres fuimos caminando a la salida, pero, antes de cruzar el humbral de la puerta, cuatro personas, vestidas completamente de negro y con diferentes tipos de armas nos detuvieron. Cherry pegó un pequeño grito al ver como le amenazaban con un cuchillo a escasos centímetros de su cara.

He Is Mad | Jerome Valeska | Cameron MonaghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora