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Aquella misteriosa chica exhala sacando pecho, para luego soltar todo el aire, encorvarse y y hacer una mueca con su boca, reflejando toda la pereza que ha de tener.

-En serio es igual a ti- dice Ryo.

La chica va a una mesa un poco alejada y sola, y se sienta, se pone unos audífonos y empieza a mover la cabeza con movimientos leves de arriba a abajo.

Yo suspiro y me paro del puesto para luego coger a Dam del brazo y llevarlo conmigo, salimos de la cafetería y nos vamos a la biblioteca del colegio.

Al llegar suelto a Dam, el cual no ha parado de quejarse por la fuerza que ejercía y mano en su brazo.

-Necesito hablar contigo- le digo seriamente mientras me paro frente a él.

-Si, dime- suspira y se mira desinteresadamente las uñas.

-Préstame atención, es algo importante- lo miro fijamente. Suspira nuevamente y me devuelve la mirada.

-¿Que?- pregunta sin interés alguno.

-Quiero proponerte algo- le digo, él alza sus cejas y eleva un poco la cabeza, haciendo un gesto de que continúe- ¿Quieres entrar a mi manada? Eres un híbrido muy fuerte, tienes habilidades sorprendentes y me gustaría tener un guerrero como tú- le propongo.

El de ojos verdes empieza a reír a carcajadas, sus brazos rodean su estomago y se dobla se la risa.

-¿Que?- lo miro frunciendo el ceño.

-Claro que no- se limpia una lágrima del ojo- Quiero ser libre y no amarrarme a una manada, además, estoy de pasada, pronto me iré- se encoge de hombros mientras se recupera.

Frunzo nuevamente el ceño con rabia, bufo y salgo rápidamente de la biblioteca, camino por los pasillos, mis puños se encuentran apretados con fuerza y mi cuerpo está tensado. ¿Como se atreve a rechazarme? Aunque me duele admitirlo, es un gran elemento, sería un gran beneficio para la manada, en ésta solo hay un híbrido, y ese es Tj.

Tan cegado de rabia estaba que no me había dado cuenta de que algo había impactado contra mi pecho y había caído al suelo. Es ella, la chica de la cafetería.

La de cabello castaño tiene una mueca en su cara, abro los ojos abruptamente y me agacho rápidamente a ayudarla.

Le tiendo la mano, ella me mira y luego mira mi mano, la coge pero en vez de apoyarse en ella, la jala.

Todo pasó demasiado rápido, ahora estoy tumbado en el suelo con la chica de ojos grises a horcajadas encima mío, sus manos tienen las mías firmemente arriba de mi cabeza mientras me mira con rabia.

-¿Qué te crees, imbécil?- su expresión de rabia cambia rápidamente, sus ojos se abren al igual que su boca, me mira alarmada y con una pizca de pánico en su mirada, se sonroja fuertemente, yo frunzo el ceño y ladeo un poco mi cabeza, pero de un momento a otro también me sorprendo enormemente.

Un delicioso olor invade mis fosas nasales, manzana verde y limón.

La chica, la chica que tengo encima mío es mi... ¿Mate?

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AQUÍ LES DEJO UN CAPÍTULO UN TANTO LARGO.

QUE TENGAN UN LINDO DÍA.

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BYE :) 

El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora