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Todo era oscuro y voces extrañas volaban en el ambiente.

Distinguía dos.

Una era de Tj, éste sonaba desesperado y triste. No creo que me pueda escuchar ni ver, aunque yo sí pueda verlo arrodillado con la cabeza baja y lágrimas en las mejillas.

La otra es de Connor. Pero cada vez la oigo más lejana y con un toque de felicidad en su hablar.

Lo veía borrosamente, su cabellera dorada relucía en la oscuridad, pero tampoco me podía ver.

Mis pies me llevaban a un lugar en específico, como si tuviera un lugar determinado en dónde estar. Me acerco aún más sólo para darme cuenta que mis ojos ahora podían ver algo más aparte de oscuridad. Era yo, mi cuerpo tendido en el pasto, pero una mata de pelo rosa obstruía la visión de mi rostro. 

Mi ceño se frunció e intenté con mis fuerzas mover alguna parte de mi cuerpo, pero era como si ya no perteneciera más.

Tenía miedo, tanto que no pude evitar gritar. Casi con la misma desesperación con la cual Tj lo hacía antes.

El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora