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JACK

Todo estaba oscuro, no puedo ver casi nada.

Pero rápidamente mis ojos viajan hacia un punto pequeño, éste se encontraba frente a mi, era un pequeño punto de iluminación, como... Como una ¿estrella? Mi ceño se frunció y di un paso hacia él, justo a su lado apareció otro punto y rápidamente el lugar estaba lleno de esos pequeños puntos, estaba lleno de estrellas. Una gran luz hizo que mis ojos se entrecerraran un poco, pero luego tras de que mis ojos se acostumbraran a tal luz pude abrir completamente los ojos.

Delante de mí se encontraba una hermosa mujer, vestida de blanco con accesorios que parecían de diamante, sus impresionantes ojos grises me observaban con gran pena y tristeza, ¿qué ha pasado? ¿porqué me mira así? ¿ quien es? Su esbelta figura camina lentamente hacia mí, mi ceño se relajó, mi cabeza se ladeo levemente hacia un lado y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro. Su presencia me tranquilizaba, me sentía cómodo y feliz.

-Hola, hijo mío- su delicada mano acaricia mi mejilla, sus ojos me observan con cariño y amor, y es ahí donde me doy cuenta de dónde y con quien estoy.

Lo que me rodea es el cielo, de noche, con la Diosa Luna. Pero ¿porqué estoy aquí?

NATHANIEL

-¡Hijo!- una voz chillona hace que  mis ojos de abran y una mueca de asco aparezca en mi cara.

-Ya cállate, me duele la cabeza- gruñí, pero de un momento a otro mi mente analiza la situación, miro rápidamente mi cuerpo, el cual estaba tendido en una mugrienta cama, pequeña e incómoda, una sonrisa aparece en mi rostro. Por fin regresé.

-Oh, lo siento- un susurro llama mi atención. La vieja gorda de voz chillona tenía la cabeza baja mientras que por sus mejillas rodaban ligeras lágrimas- Lo siento Jack, no era mi intención. ¿Quieres un emparedado de queso? ¿o mejor de jamón? ¿o de los dos?

-¡Ya cállate, hablas demasiado, me desesperas. Sólo lárgate!- le grité, lo cual hizo que se sobresaltara y se parara rápidamente para salir de la habitación. Ridícula.

Suspiro y me paro de la cama para dirigirme a la esquina de la pequeña habitación, en dónde se encontraba un espejo de cuerpo entero.

Mi reflejo me sorprende, con que este es mi descendiente, cool.

-Hola baby, me llamo Jack- mi sonrisa se agranda mucho más e incluso me permito reír- Ay mi querida Luna, esta vez ganaré. Lo juro- acomodo la chaqueta gris que me cubre y desordeno mi cabello negro.

El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora