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DAM

Corrí lo más rápido que pude después de que terminara la clase de gimnasia, me dirigí a las duchas, más específicamente a la ducha de Jack, el chico merece algo de diversión para que de su cara se borre esa fea expresión.

Cogí el bote de shampoo.

-Rosea Capillos- agité el producto después de decir el hechizo, en unos 20 minutos surtirá efecto.

Me duche de forma rápida y salí de allí.

Me encontré con Em en la cafetería, su mirada se veía decaída, me pareció extraño que Connor no estaba encima de ella intentando sacarle una sonrisa, mi ceño se frunce pero me encamino hacia ella.

Al sentarme a su lado le sonreí, sólo recibí una débil sonrisa.

-¿Qué haces aquí solita?- reposé mi mejilla en mi mano, la cual estaba apoyada en la mesa que teníamos delante y la miré.

-Estaba esperando a Connor, pero desde ayer en la noche no lo veo ni da señal de vida. Ya me estoy preocupando- su cara se vuelve a deformar en una mueca de tristeza y vuelve a mirar a la entrada de la cafetería.

-Hola- Ryo aparece en nuestro campo de visión, al lado del ojeroso pelinegro está una chica de pequeña estatura con pelo castaño y ojos dorados.

-Hola- los salude con una sonrisa, la chica castaña también sonrió dejando ver sus pequeños hoyuelos.

"DAAAAMMMIÁN"

El grito del gran alfa resuena por todo el instituto y una gran sonrisa se apodera de mí.

-Y ahora ¿Qué hiciste esta vez?- me pregunta Ryo con una sonrisa de lado.

Me encojo de hombros y salgo al pasillo para ver qué sucede.

-Damián- la sonrisa falsa en la cara de Jack hace que desde el fondo de mi garganta salga una gran carcajada, mis manos abrazan mi estómago- Corre.

Mis pies me llevaron casi a la entrada del frondoso bosque, paré un momento para poder mirar hacia atrás. Un Connor con ceño fruncido, que por cierto, se ve como una tortuga intentando cagar y un Jack con pelo rosa me van persiguiendo.

El Alpha salta mientras corre hacia mí, convirtiéndose en el proceso en un gran lobo... ¿Rosa?

Las carcajadas que salían de mí impedían que corriera con agilidad.

Un fuerte gruñido me sobresalta, creo que si se enojó mucho.

Decidí que ya era hora de parar. Connor llegó a mí justo en el momento en el que mi pie se encuentra con sus pies, el rubio cae al suelo con una mueca de dolor en el rostro.

Una sonrisa se instala en mi rostro, pero esta se borra inmediatamente al notar un brazo alrededor de mis hombros. Mis ojos se encuentran con unas dilatadas pupilas moradas y una sonrisa fría, Jack.

-Yo también sé hacer bromas- no tardé más de un segundo en sentir cómo caía por un gran acantilado, mucho hijo de su madre, hasta aquí llegó mi miserable vida, al menos podré conocer a Patricio Santarosa de las Margaritas, ese actor me encantaba. ¡Espérame en el cielo, Patricio!

Cuando esperaba en gran impacto sentí que corría velozmente, ¿Qué pasa?

Mis ojos observaron sorprendidos las patas marrones que me ayudaban a correr.

-¿Me extrañabas, cabeza hueca?- una voz en mi interior hace que una sonrisa lobuna aparezca en mi rostro, Conc.

Volví a mi forma humana para encontrarme la mirada fría de Jack, éste había vuelto también a su forma humana.

-¡Chispas! No te ha salido la broma, ¿eh?- me reí.

-Ya, déjate de bromas y quítame esto- espeta con una mueca en su rostro y su dedo índice apuntando a su cabello.

-Nop- respondí resaltando la "p" mientras sonreía inocente. Mirar como el Alpha había apretado los puños me hizo cambiar de expresión. Lo miré a los ojos directamente, y observé son diversión como estos se tornaban amarillos. Ahora mi querida Pantera Rosa no ve.

-Te puedo oler, genio- me dijo acompañado de una risa seca.

-Vale, vale- me acerqué a él sigilosamente y lo empujé- Non odorantur- con mi empujo había caído al suelo, en donde tomo posición de estrella de mar.

-Realmente eres un grano en el trasero, híbrido- suspiro con los ojos cerrados al darse cuenta de que ya su olfato desapareció.

El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora