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Mi pies se movían con agilidad y rapidez, aquella mata de pelo rosa casi desaparecía de mi vista, intenté correr un poco más rápido, respiraba con dificultad.

Creo que me he adelantado un poco...

***

No sé si he hecho bien, no sé si es así como me debo de comportar o como se debe de comportar ella, la verdad no sé que hacer.

He estado todo el día al lado de ella, de Emma, de mi Emma. No he soltado su mano en ningún momento del día, no hemos dicho nada, creo que por timidez, o por evitar dañar el momento. No sé si tengo que gritar a los cuatro vientos que es mía, de mi propiedad y que nadie la puede tocar, o que ella lo tenga que hacer.

Mis celos no se han hecho esperar, lo único que tengo que decir es que cuatro chicos han ido a la enfermería hoy.

En este momento nos encontramos en la cafetería, en la mesa de la esquina.

Tj y Ryo están en frente de nosotros, mirándonos atentamente. Connor come de una manera sobrenatural y asquerosa, Em está a mi lado y nuestras manos entrelazadas sudan un poco, pero eso realmente no nos importa. Cabe decir que esta es una situación muy incómoda, no hemos dicho ni una sola palabra desde lo sucedido en el pasillo.

-¿Les cuento un chiste?- Tj rompe el silencio, todos lo miramos atentamente- ¿Que le dijo un pollito a otro pollito?- pregunta alzando sus cejas y con una sonrisa dibujada en su rostro. Todos nos encogimos de hombros- Polliemos juntos- mueve sus cejas de arriba a abajo y una gran carcajada sale de sus labios, todos reímos, no de lo gracioso del chiste, sino de la estupidez e incoherencia de éste.

Mi vista recae en una chica de pelo rosa, ésta nos mira fijamente desde la entrada de la cafetería, una sonrisa extraña y terrorífica adornaba su pálido rostro, sus ojos brillaban y nos miraban con malicia, su pequeña estatura hacía la tarea de distinguirla entre la multitud más difícil. Aquella chica al darse cuenta de que la estaba mirando corre fuera de la cafetería, inconscientemente mis pies van tras ella, dejando atrás a unos Tj, Ryo, Emma y Connor muy confusos.

Corre demasiado rápido, pero yo también puedo hacerlo. Salimos del instituto, corremos a través de la gran multitud de personas, esquivando a muchos de los habitantes de mi manada, los cuales nos miraban extraño.

Su pelo rosa se movía de lado a lado, a veces su cabeza volteaba ligeramente para poder verme de reojo, pero luego volvía la vista al camino rápidamente.

Imágenes repentinas aparecen en mi mente, la Luna, una gran Luna se alzaba en el gran cielo oscuro, adornado de estrellas, la Luna, la Luna, la Luna, la Luna. Cierro los ojos fuertemente y agito mi cabeza, tratando de eliminar aquellas imágenes, la chica del cabello rosa se aleja, se aleja de mi vista, hasta que por fin, la pierdo de vista.



El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora