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CONNOR

Esto... Esto es increíble. 

Mis manos obedecían mis ordenes, como el resto de mi cuerpo. Me encontraba en la orilla de un lago. Rápidamente gateé para poder  mirar mi reflejo en la cristalina agua. Mis ojos volvieron a ser azules, volví a ser yo. 

Miré a mi alrededor y sonreí, soy libre. Corrí por todo el bosque, pasando a través de varios árboles y pisando unas cuantas ramas y hojas secas. 

Ahora sí, la Nutella me espera.

MARILYN

Tres profundos suspiros, treinta y tres largos segundos, largos y tensionantes segundos. Nicolás ahora tenía manchas rojas en los ojos, sus puños estaban tensos y listos para golpear la carita de mi amigo.

Ahora yo me encontraba al lado de él, de Ryo, del suicida Ryo. Está loco.

Pero de un momento a otro una reluciente sonrisa apareció en el rostro del ojimiel.

Ambos lo miramos confundidos por el drástico cambio de humor. Miré a Ryo al ver la atención que Nicolás le dedicaba. Lo miré justo a tiempo para ver un pequeño destello de luz brillar frente a los ojos oscuros del japones, destello que en menos de un segundo desapareció.

-¿Qué mierda...?- con los puños cerrados, Ryo rasca sus ojos, para luego pestañear y mirarme.

Le sonreí, sonrisa que me devolvió.

Una mano tapa mi boca y la gran presencia de Nicolás aparece detrás de mí. Aún no puedo creer nada de lo que está pasando.

- Sus sonrisas son mías, mi Doncella- susurró en mi oído izquierdo para luego erguirse y tomar mi mano mirando a Ryo, desafiante- Si esta bella chica es su novia, explíqueme usted, ¿cómo es que ella tiembla bajo mis brazos? ¿por qué se derrite con tan sólo una de mis miradas?

Las cejas de mi amigo se elevaron casi hasta el cielo para luego soltar una carcajada, la cual acompañé.

¡Qué ego tiene este chico!

-Ay amigo- las carcajadas de Ryo apenas cesaban, sus pálidos brazos se cruzaron a la altura de su pecho y miró al de pelo caoba con superioridad- Soy gay.

-Me importa una gran mierda, esta chica es mía, y si veo que usted llega a ponerle un sólo dedo en su reluciente piel, usted me lo pagará, ¿entendió?- las graciosas palabras del chico hacían que para Ryo sea casi imposible contener otra carcajada.

Negando con la cabeza dio un par de pasos hacia atrás, con mi expresión de sorpresa extrema observé cómo mi amigo caía de espaldas al suelo, justo en un excremento de ¿perro? ¿qué perro caga tanto?

Las arcadas juntas con la risa me inundaron, era imposible no reírse con algo tan asqueroso.

Una dulce y traviesa sonrisa aparece en el chico de ojos miel que sostiene mi mano de forma posesiva.

NICOLÁS

Mi mano se aferraba a la de ella de forma posesiva. 

El olor de su sangre me está volviendo loco, su cabello pelirrojo ha sido mi perdición desde la primera vez que la vi.

Ya cumplimos diez minutos de estar eternamente unidos. 

Mi chica de ojos raros se encuentra riendo a mi lado, viendo como el japones homosexual se paraba con una mueca y con el rostro más pálido de lo que ya era.

-¿Qué tal si mejor vamos a comer? Realmente quiero compartir de mi pasta con usted, mi Doncella- le sonreí viendo como ésta se sonrojaba. Se ve tan hermosa, y sólo mía. 

El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora