33

502 52 1
                                    

Muerto de vergüenza, el castaño sale corriendo. Sus manos se posan en su pecho, en un inútil intento de taparse.

Sus pies se movían ágilmente y no pudo evitar reírse de sí mismo.

Pero su carrera es detenida al chocar con un pecho fornido con un olor intenso a colonia. El hombre que se encontraba frente a él tenía varios aspectos perecidos a los de su padre, en serio se parecían mucho. El hombre del cual desconocía su nombre sonrió con maldad, mostrando sus dientes un tanto amarillos y torcidos.

-Tal perece que de las costumbres exhibicionistas de tu padre no escapaste- su risa retumbó por todo el pasillo, el hombre le daba mala espina.

Se abalanzó contra él con fuerza, pero éste fue más rápido y lo detuvo.

-¿Crees que podrás conmigo? Está bien que tu padre de haya enseñado unos cuantos movimientos, pero no los suficientes como para poder derrotarme- una serie de golpes se desató a partir de esto. Una nube de humo verde los envolvió y extrañamente Dam no podía usar sus poderes de brujo, estaba atrapado.

Era un momento de pánico, todos habían salido a ver qué pasaba, Nathaniel incluido.

Ah no, no iba a perder a ese gran guerrero. Intentó ayudar al castaño, pero el humo, el cual era hiedra lobuna lo impedía.

En un momento dado, el hombre misterioso voló por los aires al recibir una estaca en su pecho, ¿qué estaba pasando?

Una mujer esbelta y muy bella se posó delante del de ojos verdes, el cual la miraba confundido. La mujer, con un simple movimiento de manos logró dispersar la nube de humo y sonrió emocionada.

-¡Sin duda eres un original!- chilló.

Todo se volvió confuso y de un momento a otro, todo se volvió negro.


El Castigo De La LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora