Capitulo 3

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Llegamos al bar e ingresamos sin el menor problema, de todas maneras ellos parecían mayores y yo, salvando mi estatura, también. Nos sentamos en una mesa y pedimos unas cervezas antes de que dos muchachas de la escuela se acercaran a nosotros; la rubia se suponía que era la "chica" de Nano, la otra debía ser mi cita.

–Somos Aly y Jana –dijo la rubia llamada Aly. Les sonreí a las dos y correspondieron el gesto. –Así que... ¿Quién es la cita de mi amiga?

–Yo –rápidamente Tomás se puso de pie y miró seductoramente a la muchacha. Ambos nos congelamos. –¿No te molesta amigo? –me miró a mí y me encogí de hombros. –Tú sabes... tengo el corazón roto y estoy seguro que esta hermosa mujer puede ayudarme ¿No? –la muchacha largó una risa histérica y asintió con ganas.

Me despedí de los muchachos y fui a la barra. No estaba enojado, para nada, no me agradaba la idea de la cita doble de todos modos; pedí una cerveza y miré a la multitud bailar en la pista, charlar en las mesas y besarse en las partes más oscuras del lugar.

–Me sorprende verte por aquí –dice una muchacha a mi lado. Era una de nuestras compañeras de curso, la más linda de todas según los muchachos; nada que destacar a mi vista: estatura mediana, pequeña, con curvas suaves y sonrisa coqueta. Sus ojos son verdes, realmente verdes, y su cabello oscuro. Una hermosura. –No pensé que te gustara este tipo de lugares.

–No me gustan... sólo vine a acompañar a Nano –digo señalando la mesa de cuatro donde todos sonreían. –No sabía que era cita doble.

–Pues... mis amigas también me dejaron ¿Qué dices si tomamos algo? –dice amablemente. La miro alzando las cejas.

–¿Enserio Flo? Tú no te juntas con gente como yo.

–¿Quién dice? –consulta ofendida. –Me atrae los muchachos como tú.

Largué una risotada y me giré a la barra dándole la espalda al resto de la gente. Esa chica era realmente interesante, hasta podríamos ser amigos, quizás.

Comenzamos hablando nimiedades, como cosas del colegio, gustos musicales y terminamos hablando de series y vídeo juegos, algo que realmente me apasionaba.

–Es raro verte riendo con alguien –ambos nos giramos para encontrarnos con Tomás. Él tenía una sonrisa tirante en sus labios y tenía sus brazos cruzados. –¿Cómo estas Flo?

–Bien, no había tenido la oportunidad de hablar con Rocco, él es muy divertido –dice y lo saluda dándole un beso en la mejilla, se acerca y susurra lo suficientemente fuerte para que pueda oírla –y lindo también.

–Oh... –es la respuesta de mi amigo que mi mira de arriba a bajo. –Demasiado bajo para mi gusto... –ríe con fuerza.

–Es bueno saberlo –bromeo dándole nuevamente la espalda para pedir otro trago.

–¿Por qué no van a la mesa con nosotros?

–Oh... no lo sé –duda Flo mirándome de reojo.

–Estamos bien –sonrío a Tomás que frunce el ceño. –Más tarde nos reuniremos con ustedes.

–¿En serio? Estamos hablando de cosas realmente interesantes.

–Naa... nuestra charla no se compara –insisto y lo ignoro definitivamente. –¿Qué dices de Fear The Walking Dead?

–Oh... al principio... –Flo comenzó a relatarme cómo había sido su experiencia con esa serie que apenas llevaba una temporada y me olvidé de la presencia de Tomás; supongo que se había ido de inmediato, no lo sé.

Unos minutos después los vi bailando en la pista, pero sólo unos momentos porque Flo me invitó a salir, ella quería fumar y con todo ese ruido ni siquiera podíamos charlar con normalidad. En el camino vimos a sus amigas que se rieron tontamente y le dieron un pulgar arriba, apuesto que eso de que la habían dejado sola era toda una tonta excusa; pero ella era divertida y estaba agradecido por su compañía.

Luego de fumar cruzamos al autoservicio que se encontraba en la vereda del frente, tomamos un café y la acompañé a casa. No pasó nada, ella no me gustaba, para nada, aunque estaba pensando seriamente en intentarlo; intentar tener aunque sea una relación normal.

Cuando iba aminando hacia casa mi celular comenzó a llamar por mí. Miré la llamada entrante y sonreí; de verdad iba a conseguir que me enamore de él.

–¿Qué paso?

Oh... no pensé que contestarías –dice realmente sorprendido. –¿Qué haces?

–Camino a mi casa, te voy a colgar, no quiero perder mi teléfono. Sabes lo mucho que me costó conseguirlo.

¿Por dónde estás? Aún estoy en el bar, dime la dirección y te voy a buscar.

–Estoy bien Tomás, no necesito una maldita niñera.

Somos amigos, no quiero que camines, podría pasarte algo.

–Soy un hombre deja de tratarme como si fuera una chica.

Yo no hago eso... sólo... –se produjo un silencio incómodo. Iba a cortar cuando respiró sonoramente –lamento ser tan molesto a veces. No te quiero incomodar con la forma en que te trato, pero soy nuevo en este tipo de amistad... sólo no sé cómo actuar muchas veces contigo.

–Como con cualquier otro amigo.

Tú sabes que no eres como cualquier otro amigo –respiré. Basta Tomas. Sinceramente vas a matarme. –Eres mucho más que mi amigo.

–¿Tu mejor amigo?

Eres un idiota. Dime dónde estás.

–Tomás, vete con Jana para que te arregle el corazón. Nos vemos el lunes.

Corté. No lo vería en ese momento. Él estaba muy borracho y yo tenía un par de copas de más; a pesar de todo no quería perder su amistad. Él seguramente no lo hacía con esas intenciones, estoy seguro que no, pero me confundía con la cantidad de idioteces que decía.

Pero entonces un día su juego llegó demasiado lejos y mi confusión estaba desbordándome por completo.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora