Capitulo 26

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Fuimos por los muchachos y nos dirigimos a la fiesta. Al llegar notamos de inmediato que había poca gente pero mucho alcohol. Nos acercamos a la mesa de bebidas y nos servimos una cerveza cada uno.

–¿Viene tu rubia hoy?

–Tara no es "mi rubia" y no lo sé, no hablo con ella fuera de la escuela –responde Tomás de mala gana sentándose en el único taburete de allí. Tira su brazo sombre mi hombro y me acerca a él. –¿Qué hay contigo Ignacio?

–Oh... la muchacha con la que me estaba viendo resultó tener un novio gigante que casi me aplasta la cabeza –sonríe pero se lo nota incómodo. –Así que tendré que buscar alguna otra.

–No tardarán en llegar, ahora que estamos con el playboy del colegio –opina Nano codeándome y el brazo de Tomás me envuelve más cerca de él; sonrío pero no me muevo, no quería herir sus sentimientos apartándolo y de todas maneras no parecía algo extraño para los que no supieran.

–Este chico no se irán con nadie esta noche, prometí en su casa regresarlo sano y salvo –dice tranquilamente.

–¡Oh! Tenemos una nueva pareja, esto es interesante –exclama Tiziano llegando a nosotros y saludando con un toque de manos. El agarre de Tomás se afloja pero no me retiro y eso lo sorprende.

–¿Celos? –consulto con arrogancia y él me mira divertido.

–Claro muñeca, yo te pedí salir primero.

–Sucede que Rocco tiene buen gusto ¿Sabes? –dice Tomás abriendo sus piernas para ponerme entre ellas y sujetarme de manera aún más posesiva apoyando su cabeza en mi hombro. Tiziano deja de verlo y entorna los ojos. –¿Por qué estás aquí de todas maneras? No creo que estés invitado.

–¿Por qué no?

–Es la casa de tu ex novia –dice Tomás y Tiziano se encoje de hombros.

–Puede volver conmigo cuando yo quiera...

–Claro galán –se ríe Ignacio pasándole un trago. –Aprovecha antes de que te descubran.

Tomás no me soltó y yo no me corrí de su agarre por mucho rato en el que sólo nos dedicábamos a beber y charlar; cuando el lugar se empezó a llenar él dejó el taburete y simplemente nos paramos el uno al lado del otro, aunque claro que no sería una noche sin complicaciones.

–Amor –dijo la rubia acercándose a él y tomando cara para plantarle un beso. Moví los ojos demasiado tarde, no quería ver eso. –Pensé que no vendrías.

–¿Yo dije eso?

–No... pero como no escribiste no pensé que vendrías –dice arrastrando las palabras. Ella quizás llevaba bebidas sólo dos copas pero ya estaba completamente borracha.

Miré al exterior encontrándome a Bárbara con su novia paradas en el jardín y me retiré para ir a saludarlas. Ella se sorprendieron al verme, nuestro encuentro había pasado hacía bastante y dado que nos habíamos conocido en circunstancias bastantes particulares no creí volver a verlas.

–¿Viniste sólo?

–No, con unos amigos –respondo prendiendo un cigarrillo a lo cual ellas me imitan. –¿Ustedes?

–Con los muchachos de la otra ves ¿Los recuerdas? –quiere saber Sabrina, la otra chica que acababa de presentarse dado que la última vez no había tenido la oportunidad. Negué con la cabeza. –¡Muchachos!

Un grupo de tres chicos se giró a nosotros y se acercó para saludar.

–¡Rocco! –exclamó el más bajo de todos, parecía de 15 años. Era pequeño, de ojos verdes y cabello rubio. Le sonreí por amabilidad y respondí a su abrazo cuando se colgó de mi. –No sabía cómo contactarte y te fuiste antes de que pudiera despertar.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora