Capitulo 8

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La noche del sábado siguiente a mi regreso fuimos invitados a una fiesta en casa de una amiga de Flo. Los muchachos rápidamente se entusiasmaron y yo asentí amablemente porque sabía que Tomás no querría ir, pero para mi sorpresa aceptó también; hacía mucho que Tomás no salía con nosotros.

Cuando llegamos al lugar la mayoría ya estaban alcoholizados y eso que apenas pasaban de las 10 de la noche. Dejamos lo que habíamos llevado para compartir y nos dedicamos a mirar a los presentes; eran muchos y todos bailaban descontroladamente. Nunca me había gustado bailar y ese no sería el día, sólo miraría y me embriagaría a más no poder, necesitaba olvidarme de todo lo que estaba pasando en casa.

–Hey... –susurró Tomás en mi oído. El lugar estaba iluminado por una luz tenue pero a pesar de eso podía ver su rostro a la perfección casi pegado al mío. Tragué saliva y él sonrío, seguramente estaba consciente de lo que provocaba en mí, no había manera que no se dé cuenta. –Estás tomando demasiado...

–Casi tengo 18 años –fue mi respuesta dándole un trago más al líquido que me habían servido. No sé que tenía, sinceramente no me importaba, pero tenía más alcohol que una bebida normal.

–Sí, pero no por eso debes caer en un coma alcohólico –insiste sacándome el vaso y tomando mi mano para bajarla; cuando lo logró no me soltó, continuó sosteniendo mi muñeca y jugando con sus dedos por encima de mano. Lo miré en forma de advertencia y suprimí una sonrisa al ver la picardía en sus ojos.

No pude apartarme, a pesar de todo, no quise hacerlo.

–¿Qué haces? –consulté en un susurro desviando mi mirada; nadie más estaba atento a nuestra charla, nadie más estaba viendo lo que pasaba junto a nuestros cuerpos y eso se sentía jodidamente fabuloso.

–Nada –dijo con voz gruesa bajando su mano hasta entrecruzar sus dedos con los míos. Temblé un poco y quise apartarme pero él no me dejó. –Sólo... déjame tener esto... sólo esto...

–Tomás –tragué saliva y busqué su mirada, pero él estaba mirando a otro lado con mirada fría. Soltó mi mano y sacó su celular justo en el momento en que un grito rompía el momento.

–¡Rocco! –Flo llegó corriendo y se pegó a mí, estaba borracha . –Vamos a bailar.

–Odio bailar, lo lamento –sonreí tratando de apartarla pero ella se movía refregándose a mí.

–Oh... vamos, sólo un tema.

–No Flo, sabes que no me gusta –continué siendo amable. Ella hizo un puchero, depositó un beso en mi mejilla y se afirmó de mi brazo mientras las demás muchachas con las que andaba nos rodeaban.

–Chicas, él es Rocco –dijo orgullosamente y todas le dieron un gesto positivo diciendo "es lindo". Me sonrojé violentamente pero me tranquilicé al ver el rostro de Tomás: él se veía completamente furioso. –Ellos son Nano, Ignacio y Tomás –continuó consiguiendo media sonrisa de mi amigo que tomó el vaso que me había sacado y lo terminó de un trago.

La música cambió y fui arrastrado a la pista. Me negué varias veces hasta que cedí a quedarme parado y dejar que Flo bailara a mi alrededor. Así estuvimos un rato hasta que mi amiga comenzó a hablarme de algo... estaba seguro que estaba declarándoseme pero no podía oírla bien, por lo que me tomo de la mano y me alejó de la multitud hacia el patio exterior. Allí se apoyó contra la pared y me obligó a ponerme frente a ella que me miraba casi lascivamente... estaba demasiado borracha.

–Me gustas –dijo torpemente.

–Tú también me gustas Flo –sonrío tratando de disimular.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora