Capitulo 32

4.1K 465 41
                                    


Me senté en el sofá mientras lo esperaba y de a poco mis ojos se comenzaron a cerrar; cada dos minutos miraba la hora pero lo cierto es que Tomás estaba tardando más de lo normal, quizás no vendría.

Desperté un poco perdido creyendo haber oído unos golpes, miré la hora y pasaban de las 1 de la mañana, había dormido apenas 15 minutos. Me puse de pie para irme a la cama porque ya había pasado mucho tiempo desde que me había llegado el mensaje de Tomás cuando oí los golpes en la puerta con claridad.

Tras la ella me encontré a un muchacho ojeroso que apenas me miró a los ojos y arrastró los pies a la sala cuando lo invité a pasar. Se sentó alejado, en la otra punta del sillón y yo lo imité pero girando mi cuerpo para quedar de frente a él.

–Creí que no vendrías.

–Sí... necesitaba caminar un rato –responde encontrándose con mi mirada por primera vez. El lugar está apenas iluminado con la película en blanco y negro que estaban pasando en el canal de aire, pero es suficiente para verlo con claridad. –Eso no se ve bien.

–Son sólo unos puntos –aseguro tocando la parte de mi cabeza que aún llevaba un pequeño apósito sobre la costura que habían hecho. Se arrastró un poco y tendió su mano a mi cabeza, claro que el corte no se veía, estaba oculto.

–¿Qué pasó? –bajó su mano pero él se quedó allí, más cerca pero no lo suficiente.

–Una pelea. Ni siquiera era nuestra, un exnovio de Josh estaba algo alterado con uno de los muchachos y comenzó el pleito –digo largando un suspiro, es charla era pesada, se sentía así.

–¿Josh?

–Sí, recuerdas, el muchacho ese de la fiesta. El pequeño.

–¿El bajito que te miraba como si te quisiera comer? –consulta y lo veo extrañado, Josh no me veía así. –Así que... tú y él ¿eh?

–¿Qué? No... sólo nos encontramos un par de veces con los muchachos y sus amigos, nada más ¿De qué estás hablando?

–Oh, nada. Como habías dicho que buscarías a alguien más creí que –guarda silencio abruptamente y baja la mirada. Sonrío, porque lo había extrañado. Me arrastro un poco su lado y levanto su mentón para que me mire.

–Lo lamento.

–¿Por qué?

–¿Todo? Sé que –libero su rostro y suspiro tirándome en el respaldo del sillón –sé que soy muy complicado, que soy inseguro y que muchas veces parece que no sé lo que quiero.

–¿Sabes lo que quieres?

–Lo sé ahora –respondo volviendo a mirarlo y tragando saliva.

–¿Qué es?

–¿Me harás decirlo? –quiero saber y él sonríe. Claro que lo sabía. –Pero tú y tus mujeres me van a terminar matando Tomás.

–No hay "mujeres" Rocco, quizás si tan sólo me escucharas –pide acariciando mi mejilla con el dorso de su mano mientras asiento débilmente, no quería pero debía hacerlo. –Tara y yo sí estuvimos juntos, pero fue un día antes de esa estúpida fiesta. Tú me habías dado el corte, me habías pedido que seamos amigos ¿Qué se supone que hiciera? Tenía que encontrar una manera de sacarte de mi cabeza.

–¿Funcionó?

–¿Sinceramente crees que funcionó? –quiere saber con enojo. Niego con la cabeza y me acerco para que me abrace; él duda unos segundos y luego cede rodeándome con sus cálidos brazos. –Ni siquiera sé si algún día podré superarte Rocco, no sé que me hiciste.

–Yo no te hice nada –digo escondiendo mi rostro en su cuello. Él se retira y fija sus ojos en los míos.

–¿Y ahora qué?

–No sé... supongo que estaría bien que, tú sabes –lo libero y me alejo un poco porque la vergüenza no me permitía estar tan cera –sí quieres tú sabes, podríamos...

–¿Estás pidiéndome que empecemos una relación? –quiere saber burlonamente, pero lo ignoro, yo sé que no está jugando esta vez.

–Supongo.

–¿Y podemos besarnos y hacer cosas de adultos? –continúa y lo miro en forma de advertencia aunque no puedo evitar una sonrisa ante su cara de felicidad. Se acerca nuevamente a mí y apoya sus cálidos labios en los míos que responden de inmediato. –¿Podemos?

–Cierra la boca –digo acercándolo una vez más.

Lentamente me recuesta en el sofá apoyándose sobre mí pero de manera delicada. Él es un muchacho alto y fornido, pero en ese momento apenas estaba sintiendo su peso en mi cuerpo, apenas lo estaba sintiendo a él por lo que tiré de su cuerpo hasta que estuvimos pegados.

Su pecho subía y bajaba fuertemente mientras sentía su respiración pesada mezclarse con la mía. Corté el beso sólo unos segundos para respirar y volví a su boca que me esperaba pacientemente, una de mis manos fue a su pulóver y él se aparto de golpe.

–¿Qué pasa?

–Es mejor que paremos acá –asegura con una risa nerviosa. Tragó saliva, él tenía razón, mis hermanos dormían en las habitaciones continuas y no quería que nos encontraran en alguna situación incómoda.

–Sí... –me lamenté rascando mi nuca y sonriendo. –¿Quieres quedarte a pasar la noche?

–Rocco... –advirtió.

–Aquí, en el sofá –me apresuré a decir. –Sé que sería demasiado tentador, eso sin contar que Fidel ya lo sabe.

–¿Qué sabe?

–Casi todo... –bajé la cabeza avergonzado, quizás había hablado de más. –Le dije lo nuestro Tomás, lo lamento.

–Hey –levanta mi menton y me obliga a mirarlo –no hay nada que lamentar, tarde o temprano lo hubiera sabido. Verás que no se me da muy bien disimular lo que siento.

–Él fue el que me dijo que te llamara.

–¿No lo hubieras hecho si no lo decía?

–Problablemente no. Sabes que soy demasiado testarudo.

–Sí... –suspiró con cansancio pero me sonrío antes de posar sus labios en los míos. –Vamos, debemos descansar ahora. Quizás no lo sepas, pero hace una semana que no duermo como se debe.

–Lo lamento –asiente aceptando mis disculpas esta vez porque de eso sí era responsable. Me puse de pie avisando que iría por unas mantas y cuando regresé él ya estaba durmiendo tranquilamente.

Lo arropé y me quedé observándolo unos segundos. No podía creer que estemos algo así como juntos; cuando lo conocí, cuando comencé a darme cuenta de lo que sentía por él nunca pensé que podríamos terminar de esta manera. Juntos. Pero allí estábamos.

Besé su frente y fui a dormir con una sonrisa en mi rostro. Esa quizás había sido la mejor noche de mi vida, por lo menos hasta ahora.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora