Desperté con el suave sonido de la lluvia golpeando la ventana de mi habitación y la respiración de Rocco a mi lado. Él estaba abrazando la almohada y su cara daba directamente a mí rostro; estaba relajado, con un gesto tranquilo y una pequeña sonrisa en su rostro.
Me acomodé para quedar frente a frente con él y lo observé durante mucho rato hasta que involuntariamente mi mano acarició su cara y acerqué mis labios a los suyos; pero me detuve antes de despertarlo y salí de allí con dirección a la ventana.
Afuera llovía a cántaros, no había llovido así ese año y eso sólo anunciaba la inminente llegada del invierno. Podían ser las 9 de la mañana o las 12 del medio día, no podía decirlo con exactitud pero debido al poco ruido en la casa aún debía ser temprano.
-Está lloviendo... -dijo Rocco bostezando con pereza. Me giré a verlo y sonreía, respondí el gesto porque pensé que quizás él saldría corriendo, espantado por lo que había pasado la noche anterior. –Buenos días.
-Buenos días –saludé regresando a la cama donde posé mis labios en los suyos obteniendo mi beso de vuelta. -¿Cómo estás?
-Bien... -sus mejillas se tiñeron del característico tono rosáceo.
-¿Duele tu cuerpo?
-Tomás por favor –suplica aún más colorado escondiendo su rostro en la almohada mientras me siento a su lado. Está boca abajo lo que significa un sí a mi pregunta, pero si él no quería hablar de eso estaba bien. –Estoy bien.
-Yo estoy feliz.
-Yo también –susurra y luego se reincorpora arrodillándose frente a mí para besarme tímidamente. –Lo de anoche fue maravilloso.
-Lo sé.
Se pone a ahorcadas sobre mí y profundiza el beso no advirtiendo el peligro de lo que estaba haciendo. Lo acerqué aún más a mi cuerpo y bajé mis labios a su cuello donde succioné con fuerza mientras mis manos apretaban su trasero. Rocco acercó su entrepierna a la mía y comenzó a rozarla con delicadeza buscando nuevamente mi boca para devorarla con necesidad.
-No sigas si no estás preparado aún –pido entre jadeos porque las fricciones de su cuerpo contra el mío habían aumentado en intensidad.
-No estoy preparado aún –se detiene separándose para poder colarse en mi bóxer. –Pero quiero sentirte.
Una de sus manos envolvió mi miembro con suavidad y comenzó a moverse a un ritmo constante haciendo que mi cuerpo se caliente de manera exagerada. Me afirme a su cuerpo sin poder dejar respirar con fuerza evitando gemir su nombre que se resbalaba de mis labios porque sabía que mi familia podía haber regresado y no quería que nos encuentren en aquella situación, por lo menos no aún.
-Rocco... -dije en un susurro bastante alto encontrándome con su boca que acalló mi gemido. Se detuvo un momento tan pequeño que no tuve tiempo de quejarme porque rápidamente sentí su erección en la mía y su mano volviendo a su lugar para continuar con las caricias. –No te detengas...
-No lo haré –aseguró respirando con tanta dificultad como yo lo estaba haciendo hasta que ambos llegamos al orgasmo.
Nuestros labios volvieron a juntarse y permanecimos allí un poco más mientras nuestros corazones volvían a la normalidad o algo parecido a ello. Luego fuimos a la ducha, nos duchamos juntos entre risas, toqueteos y besos, tan natural como si lleváramos juntos varios años, esperaba que fuera así de ahora en más.
Durante el desayuno/almuerzo descubrimos que Dana no estaba sola en casa sino que también había estado acompañada lo que me relajó un poco porque era probable que no hubiera oído nada; y resultó que el acompañante era conocido de mi novio... novio... qué bien que se sentía decir eso.
Quise acompañar a Rocco a su casa luego de eso pero mamá nos llamó histérica y debimos ir rápidamente a la reunión en la que se encontraba; aún llovía y Rocco y Dante debieron caminar a casa pero ambos dijeron que necesitaban de esa caminata así que los dejé ir.
En la reunión estaban sus amigas con sus hijas e hijos que rápidamente nos fueron presentados a Dana y a mí que nos mirábamos con complicidad y comenzamos a presentarnos; no sé qué tanto sabía mi hermana de mí pero estoy seguro que ella intuía mi enamoramiento para con Rocco.
Conocí a varias muchachas bastante interesadas que me dieron su número antes de terminar la noche y los deseché de inmediato antes de regresar a casa porque sabía que no los necesitaría, estaba bien como estaba en ese momento y esperaba que durara algún tiempo más.
-¿Son novios? –quiso saber Dana cuando volvíamos en mi vehículo. Mamá se había quedado un poco más en la reunión pero dado que era domingo nos permitió retirarnos a descansar.
-¿Quién?
-Vamos Tómas –protesta. –Tú y Rocco.
-No delires Dana –río con nerviosismo. –Rocco es mi amigo.
-Claro, y yo sé cuál es la raíz cuadrada de 570 –suspira y me mira sonriendo, la veo de reojo porque mis aún estoy manejando. -¿Ya lo hicieron?
-¡Dana! –exclamé con vergüenza sintiendo mi cara arder mientras su carcajadas llenaban el vehículo.
-Eres tan lindo, nunca te había visto tan enamorado.
-Basta.
Ella permaneces en silencio pero sin dejar de sonreír durante unos minutos y luego su codo da de lleno en mis costillas.
-Él no me agrada pero si te hace feliz yo te voy a apoyar Tomás, confío en tu buen gusto y tu inteligencia –dice amablemente y le sonrío con timidez asintiendo y admitiendo todo sin decir una palabra. –Oh por dios... tengo un hermano gay.
-Felicitaciones –saludo mientras ella rompe en carcajadas revolviendo mi pelo. Bueno, eso había sido fácil. Ojalá que cuando les diga a mis padres resulte igual de sencillo.
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1. Permanece a mi lado
Teen FictionLa familia de Rocco Di Girolamo no es un familia común, de hecho es bastante más disfuncional de lo normal. Su padre es alcohólico, su madre es adicta al sexo extramatrimonial, su hermana mayor es una arpía, su hermana menor una molestia y sus herma...