No sé cómo hicimos para llegar tan rápido a mi habitación. Tiramos al suelo nuestras cosas sin siquiera prender la luz del lugar y volvimos a besarnos mientras lentamente lo empujaba más cerca de la cama.
-Espera –digo en el momento en que está por sentarse en ella; él me mira desentendido y voy bajo mis manos a su bóxer, insisto en eso y me detiene. –Mojaremos la cama, debemos quitárnoslo.
Rocco parece reflexionarlo unos minutos quizás preguntándose si yo creía que él era un idiota porque mojar la cama era lo último que a mi me importaba y él lo sabía. Sonríe seguramente encontrando la respuesta que quería y sus manos van a mi prenda de ropa comenzando a quitarla, lo dejo continuar y disimulo mi mirada cuando él está a la altura de mi sexo y consigue finalmente sacarlo.
Me empuja en la cama y se apresura a quitar el suyo antes de ponerse a horcadas sobre mí y volver a besarme esta vez un poco más calmado. Sus manos se apoyan al costado de mi cabeza y las mías se aprietan en su cadera hasta que lo llevo a quedar pegado a mi cuerpo comenzando a frotarnos una vez más; claro que esta vez no lo dejaría en lo que habíamos quedado la última vez que estuvimos juntos, esta vez yo quería más.
Cambié de lugar dejándolo debajo de mi cuerpo y lo miré intensamente antes de volver a su rostro y llevar una de mis manos a su erección para comenzarla a masajearla logrando que la habitación se llene de sus jadeos entre los que se podía distinguir claramente mi nombre mientras se aferraba a mi cuerpo como si de aquello dependiera su vida.
-Quiero estar contigo –susurro en su oído con voz agitada, no sabía cuánto más podía aguantar. Él se separa un poco para mirarme, en sus ojos veo ansiedad y miedo, supongo que los míos reflejaban lo mismo. –Está bien si quieres esperar un poco más, es sólo que no sé cuánto más pueda con esto –confieso escondiendo mi rostro en su cuello.
-Está bien... -susurra y lo siento tragar saliva. Vuelvo a verlo y fuerza una sonrisa. –Quiero estar contigo también.
-¿De verdad?
-Sí –se carcajea porque seguramente mi incredulidad era demasiado. –Sólo... sé cuidadoso, estoy un poco asustado.
-Lo prometo –juro cerrando el pacto con un beso suave.
Estiro mi mano a mi mesa de luz y abro el cajón rebuscando entre lo que había allí hasta que encuentro el lubricante y una caja de condones.
-¿Qué es eso?
-Quería estar preparado –respondo ante su mirada sorprendida que se relaja cuando siento la vergüenza subir a mi rostro. –Yo de verdad... de verdad verdad tengo muchas ganas de estar contigo –confieso deteniéndome en mi lugar bajando mi mirada porque quizás estaba apresurando todo y terminaría por arruinarlo.
-Hey... -siento su cálida mano en mi rostro y levanto mis ojos a los suyos que están brillosos. Se acerca con cuidado a mí para comenzar a besarme y llevar mi cuerpo encima del suyo una vez más. –Está bien, tú sabes lo que haces, no por eso estudiaste todo este tiempo ¿No?
-No te rías –lo regaño acomodándome más cerca de él para acariciar su cuerpo con cuidado. –Es vergonzoso que te burles de eso, sólo lo hice porque no quiero lastimarte.
-Entonces... vamos –insiste con voz temblorosa pero tono tranquilo. -¿Qué estás esperando?
Tragué saliva y suspiré profundamente antes de volver a sus labios mientras mis manos hacían el resto. Sí, había visto algunos vídeos y leído algunas novelas, fue algo difícil para mí pero debía encontrar la manera de estar con él y no lastimarlo porque ciertamente, aunque algunas personas lo digan, el sexo con un hombre no es el mismo que con una mujer.
Al principio me asusté un poco porque Rocco comenzó a quejarse pero no justamente de placer: habían lágrimas en sus ojos y tragaba saliva constantemente, no podía hacer eso si él no lo estaba pasando bien, eso no era lo que yo estaba buscando, pero insistió en que continuara y, luego de dudarlo un poco, lo hice. Fui lo más despacio que pude, es algo difícil de controlar cuando se siente tan jodidamente bien si me lo preguntan, pero debí contenerme hasta que lo oí jadear esta vez de placer.
Su voz excitada, nuestras respiraciones acompasadas, nuestros cuerpos sudando, mi nombre en sus labios, sus manos apretándose con fuerza en mi espalda mientras poco a poco íbamos alcanzando el clímax, todo, todo era perfecto. Traté de hacer lo posible para que él también se sintiera bien, creo que lo conseguí; lo único que puedo decir es que para mí fue lo más maravilloso del universo. Definitivamente no dejaría ir a ese hombre de mi lado, aunque tuviera que renunciar a mi vida entera, lucharía por él porque lo que me hacía sentir no se podía comparar con nada de lo que había sentido ni sentiría alguna vez.
-Te amo tanto –confieso con voz apretada, porque dolía que fuera así, que fuera tanto que no me dejara pensar en nada más que en él.
-Yo te amo más –asegura él pero con una sonrisa en sus labios, porque está seguro de mi amor. Me relajo porque ahora él lo había entendido y yo no tenía nada que temer, él no me dejaría tan fácilmente porque me amaba tanto como yo lo amaba a él.
Nota: Okay... como dije la primera vez, acepto críticas constructivas! Se imaginarán que es algo difícil de escribir... estuve leyendo algunas novelas del género para ver más o menos cómo podría escribir este capitulo y hacer de él algo agradable y no llegar a bordear lo vulgar. Espero haberlo logrado, soy toda oídos.
Muchas gracias por leer, comentar y votar!
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1. Permanece a mi lado
Teen FictionLa familia de Rocco Di Girolamo no es un familia común, de hecho es bastante más disfuncional de lo normal. Su padre es alcohólico, su madre es adicta al sexo extramatrimonial, su hermana mayor es una arpía, su hermana menor una molestia y sus herma...