Capitulo 29

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Esa tarde llegaron Ignacio y Tiziano incluso antes que Nano, ambos sabían que Tomás no estaba invitado y se conformaron con mi respuesta formulada por el alcohol que ya tenía encima: Él es un idiota y no quiero verlo ahora. Luego de eso comimos algo y seguimos bebiendo; para cuando llegó Nano yo ya estaba completamente ebrio y caí dormido en el sofá antes de que los muchachos se fueran.

Al día siguiente me levanté pasado el medio día, mi celular se había apagado por falta de batería pero sabía que me esperaba un gran regaño por parte de Fidel en casa, por lo que fui en ese mismo momento ya que sabía que él estaba en el colegio, en búsqueda de ropa, mi cargador y algo de comida para volver con Nano quien no dijo nada y prendió un cigarrillo de marihuana antes de poner una película estúpida que nos "alegró" parte de la tarde.

–Tomás ha estado llamando.

–¿Qué le dijiste? –consulto cuando estábamos por cenar.

–Nada. Él me preguntó si sabía de ti y le dije que te habías comunicado pero que no te había visto. Está un poco preocupado, dijo que exageraste una pelea que fue por una estupidez.

–El problema es ese, las cosas que para mí son importantes para él son una estupidez –digo abriendo un licor caro que Tiziano había llevado el día anterior.

–¿Seguirás bebiendo?

–Sí, si te molesta puedo quedarme con alguno de los muchachos, ellos dijeron que no tenían problemas en recibirme.

–No seas idiota, sólo me preocupa que bebas tanto –dice tomando un vaso y sirviéndose también; lo miro alzando las cejas y sonríe. –Sólo te haré compañía. Solidaridad fraternal.

–Llámala como quieras, sé que no lo haces por obligación.

–¿No hablarás con él? –insiste y lo miro en forma de advertencia. –Sólo es que siento que deberían aclarar muchas cosas.

–Tú no te das una idea de lo que está pasando.

–Aunque tú no lo creas, me doy más idea de lo que piensas. Conozco a Tomás hace mucho tiempo y tú eres demasiado transparente, si no lo quieres hablar conmigo lo entiendo y lo respeto, pero no creo que Tomás se merezca esto.

–Definitivamente iré a casa de Tiziano.

–Oh no, eso si que no –advierte tomando mi brazo para detenerme. –No hablaré más, pero no te dejaré ir con él porque sería algo que Tomás nunca me perdonaría.

–Él que se meta en su vida, no en la mía.

–Tú eres parte de su vida, claro que se meterá –asegura soltándome luego de volverme a mi lugar. –No le diré que estás aquí, pero eventualmente deberás responder sus llamadas o mensajes.

–Mi teléfono está apagado, realmente no me importa.

–¿Qué me dices de tus hermanos? ¿No quieres comunicarte con ellos?

–Una nota es lo más que pueden esperar de mí y ya lo hice –digo sirviéndome de los fideos que yo mismo había preparado.

–Rocco... –lo miro y lo noto incómodo –realmente creo que deberías sacarlo todo, contarle a alguien todo lo que sientes porque no estás bien.

–¿Tú cómo estás?

–No tan mal como tú.

–Excelente respuesta –me río y le subo volumen a la televisión dado por finalizado el tema.

Es día salimos a beber con los otros muchachos a un pub mientras Nano iba a trabajar y luego nos encontró allí. Nos encontramos con Josh esa noche, mi amigo abiertamente homosexual que había conocido unas fiestas atrás; nos embriagamos y nos drogamos hasta el día siguiente y así más o menos fueron los otros días hasta que llegó el viernes.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora