Capitulo 16

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Cuando llegamos a casa fui por algo para comer y pasamos directamente a mi habitación. Mamá y papá miraban una película en la sala y pude oír a mi hermana con sus amigas en el patio, seguramente en la pileta, después de todo ellas se la pasaban metidas allí.

–Gracias –dijo Rocco recibiendo la porción de tarta y el jugo que había llevado en la bandeja. Hice un gesto con la cabeza y me acomodé en mi escritorio para comer. –No avisaré en casa que me quedaré contigo, no quiero que tengas problemas por mi culpa.

–No creo que tenga problemas con tu familia porque te quedas dos noches seguidas en mi casa Rocco.

–Tú no conoces a mi familia –susurró con vergüenza. No insistí en eso, si él quería contármelo eventualmente lo haría, pero por ahora tenía que conformarme con lo poco que él me brindaba.

Comimos en silencio y se sorprendió cuando saqué un colchón extra. Me miró unos segundos y bajó la vista avergonzado; sí, seguramente él pensaba que dormiríamos juntos como la noche anterior, y por Dios que daría mi vida por hacerlo, pero había hecho una promesa y la cumpliría, por lo menos haría lo posible para cumplirla.

–¿Qué pasó entre ese muchacho y tú? –consulta distraídamente ayudándome a poner las sábanas.

–Nada, él es un idiota.

–¿Él y tú...?

Lo miré sorprendido. ¿Estaba tratando de preguntarme si había intentado con Tiziano lo que había intentado con él?

–¿Él y yo qué?

–Nada, tú sabes... ¿Fueron novios o algo? –quiso saber un susurro, tan, tan bajo que hice un esfuerzo gigante para oírlo.

–Rocco –encontré sus ojos –tú eres el primer chico que me gusta, no sé porqué, me gustaría saberlo pero no lo sé ¿Entiendes? No hubo otro antes que tú y dudo mucho que venga otro después, porque a mí no me gustan los hombres. Sólo me gustas tú.

–No te gusto, estás confundido.

–No voy a hablar de eso contigo –digo de mala gana sentándome en la cama mientras él se queda en el colchón. –Sinceramente no quiero pelear contigo por mis sentimientos.

–Entonces cuéntame por qué no son más amigos.

–Tiziano se acostó con mi hermana –digo sin vueltas, no me quiero imaginar la cantidad de cosas que pasaban por su cabeza en ese momento, lo mejor era decirle la verdad. –No sólo eso, a mí no me importa su vida sexual, ella es mayor que yo. Lo importante del asunto es que Dana quedó embarazada y aunque entiendo que Tiziano es menor que ella el muy marica no se hizo cargo.

–¿El bebé?

–Nada, ella finalmente lo perdió –digo con enojo. No fue algo que hiciera apropósito, todos nos habíamos encariñado con el niño, pero por esas cosas de la vida lo perdió y sólo era un recuerdo doloroso.

–Lo lamento...

–Yo sé que no fue su culpa directamente, pero Dana es mi hermana y que la haya lastimado siendo mi mejor amigo no tiene perdón... eso fue todo.

–No debí preguntar, lo lamento –insistió bajando su mirada. Quise acercarme, abrazarlo y decirle que no se preocupara, pero no podía tocarlo. No me iba a arriesgar a eso.

–Está bien, no te preocupes –digo relajando mi voz. –Ignacio quizás es un poco lento para entender algunas cosas; no es que Tiziano sea un mal muchacho, conmigo se portó mal y no quiero tenerlo cerca, pero no puedo obligarlo a él que no lo vea.

–Lo harías si podrías.

–No podría, cada cual es libre de elegir con quiere o no quiere estar.

–Con Flo y conmigo no fue lo mismo.

–No sería lo mismo contigo y Tiziano... –confieso en voz baja, porque me da vergüenza –no dejaría que Tiziano se acerque mucho a ti.

–¿No que cada cual era libre de elegir con quien estar?

–No, tú no eres parte de ese grupo –aseguro y él sólo se ríe. Amaba oírlo reírse, aunque no lo hiciera muy seguido, era algo maravilloso.

–Eres demasiado posesivo algunas veces.

–Solo con las cosas que me importan demasiado.

–Soy una persona, no una cosa.

–En estos tiempos donde las cosas son más importante que las personas deberías sentirte alagado que te ponga en esa categoría.

–Eres una persona horrible –espeta de mala gana pero sin borrar su sonrisa de su rostro.

–Eres mi cosa favorita.

–Vete a la mierda –dice mostrándome el dedo del medio. ¿Acaso tenía diez años? Me abstuve de preguntarle pero no pude evitar reírme a carcajadas contagiándolo a él también.

Llevé las cosas a la cocina y volví rápidamente encontrando a Rocco sin remera de espaladas a mí; hice un inspección por su espalda en busca de algún otro golpe con la suerte de no ver nada. Él se giró relajadamente y me mostró una sonrisa, pero mi inspección aún continuaba, nada, respiré tranquilo y procedí a desvestirme también.

No era la primera vez que alguien se quedaba a dormir conmigo, sí la primera en que Rocco se quedaba conscientemente y no porque habíamos caído desmayados en mi cama. No sabía si le molestaría que sólo me quedara en bóxer, supongo que no porque él también se metió en la cama de esa manera provocando a la parte más salvaje de mi; pero pude controlarme al pensar en la vecina de los gatos en pijama regando el patio a las 6 de la mañana.

Suspiré y me giré para verlo mirarme desde el piso. Que esté relajado, con la guardia baja era tentador y dulce a la vez, no quería asustarlo, yo podía hacerlo, podía hacerlo, estaba seguro que lo podría lograr.

Estiré mi mano y alcancé el cabello de su rostro que prácticamente llevaba mi nombre en él, yo era el único que podía quitarlo con tanta naturalidad de sus ojos, aunque claro, ahora que lo había cortado sólo se trataba de acariciar su frente. Me giré para mirar el techo, mi auto-control podría fallar de seguir con el contacto.

–Que descanses.

–Tú igual –dijo con la voz roca y un poco forzada.

Sé que a pesar de todo él no estaba tan relajado conmigo alrededor, quizás porque yo provocara algo en él o sólo por el hecho de haberlo besado tan salvajemente la noche anterior.

–Prometo no violarte.

–Eres un idiota Tomás –rió dejándome esa última melodía en mis oídos antes de cerrar mis ojos y convencerme de que debía dormir, ahí, sólo, en mi cama aún si tuviera la tentación acariciándome desde el otro colchón en el piso.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora