──────• § •──────
『 T Y E E 』
Sale de su habitación y me mira cansado, como si hubiera descubierto que en lugar de estar echada en el sillón, me hubiera puesto a rasguñarlo. Quizá solo pasa que se acordó que casi me expulsan por porte ilegal de droga, y que además ahora tendrá que hacerse cargo de mi. Lo cual sería suficiente para la cara que me pone. Viste un casual conjunto de pantalones entubados color negro, zapatillas y una polera de mangas color celeste, que para colmo le juega con sus bastardos ojos.
Ian es el prototipo de chico europeo que fácilmente podría ser la sensación en la universidad. Ojos celestes, cabello rubio casi platinado con rizos rebeldes. Tex pálida, alto y de cuerpo marcado. Una buena opción para cualquier chica.
Menos para mi. Y no porque sea mi hermano, porque ni siquiera compartimos sangre. Sino más bien por los sentimientos que compartimos. y joder, que lo conocí cuando comenzaba a experimentar con su cosa entre las piernas y le parecía divertido escribir su nombre con el meado en la calle, a la vista de todos.
—Vale, he organizado mi habitación. Dormirás ahí desde ahora.
—¿Tendré mi propia habitación? — pregunto, y siento que los ojos me brillan.
—No te la mereces, pero no puedo tirarte a otra habitación.
Le sonrió tranquila. —Gracias.
—Por favor evita los paseos turísticos a la oficina de Finneman.
—No te preocupes, creo que es tiempo de cambiar de destino.
Él se sienta a mi lado, suspira y medio sonríe cuando ve que ya he instalado mi Xbox en la Tv. Fue lo primero que empaqué. —¿Need for Speed?
La sonrisa casi no me cabe en la cara.
Y la felicidad que siento en estos momentos no se debe solo al hecho de que Ian este dejando su enojo de lado; lo es también porque un momento como este no los tenía desde hace más de dos años, cuando estaba viviendo con él en Danforth. Me alegra saber que aun pese a todo, mi personalidad difícil de soportar y la enorme distancia a la que hemos estado sometidos durante nuestra vida, él sigue aquí y se seguirá por mucho tiempo. Me acerco cuando me extiende los brazos para sumirme en un abrazo. Yo no soy de mucho contacto físico y mucho menos de ir por la vida expresando mis sentimientos con abrazos; puede que en cinco minutos más me arrepienta y hasta me ría de mi momento de sensibilidad, pero en estos momentos me apego a mis sentimientos.
Algunas veces los abrazos son mejores que las palabras, sobre todo para personas que abren la boca y las cagan.
Comenzamos a jugar y nos perdemos en el tiempo. Yo ya llevo entrenamiento en esto, mucho más de lo que supongo lleva él, por lo cual es inevitable que le gane unas cinco veces antes de que lo logre él. Literalmente le vuelo el trasero con mi súper auto.
Unas voces se acercan hablando muy fuerte por el pasillo entre risas y bromas. Debido a que estamos en la fraternidad de los Alph sau no les pongo atención; doy por hecho de que siempre debe ser así. Son hombres, la mayoría del tiempo actúan de formas inexplicables sin razón. Basta con verlos merodear por los pasillos de Dreamsfield como para hacerse una idea de cómo deben ser en su ambiente casual. Ian suspira, suelta una sonrisa, pero pone el juego de carreras en pause.
—Si lo reinicias porqué vas perdiendo, voy a golpearte— le advierto, ya que es común en él hacerlo. Odia que le gane.
Ignora mi comentario totalmente desconcertado y mira hacia la entrada. Sigo su mirada justo a tiempo para ver la puerta abrirse, y desde allí mismo entran uno por uno cuatro chicos, riéndose y jugando a manotazo limpio como todos unos prehistóricos. En cualquier otra situación los habría ignorado pues me importa muy poco quienes sean sus compañeros de habitación y tampoco es como si quisiera causar una buena impresión. Realmente me da igual, ya me resigné, y he planeado muchas buenas formas de convivir con ellos sin realmente involucrarme en sus vidas. Pero solo me hace falta que me fije en una de las caras, pera desdibujar la sonrisa de la mía. Quiero hundirme bajo tres metros de tierra.
ESTÁS LEYENDO
Perfecto Desastre | Titanes I |
ActionTyee Smith tiene tres palabras para definirse a sí misma; vacía, nociva y un desastre. Como traficante de drogas dentro de la universidad le ha perdido el miedo a todo. Porque ya le han arrebatado todo. Y se ha transformado en un constante torbell...