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Si estas leyendo esto, es porque tu historia se ha actualizado y estas leyendo la nueva edición de PD.


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Dublín, Irlanda.
Septiembre 25, 2016
08:12 am

  T Y E E 

La vida puede definirse así. Miles de ventanas que vas atravesando para seguir avanzando. Algunas te dan paso, otras te sacan pedazos.

Y esos pedazos se llevan partes importantes de ti. Te das cuenta desde el inicio, pero a medida que pasa el tiempo se transforma en algo avasallador. Parte como una incomodidad y de pronto se vuelve vacío. Te sientes incompleta y cambias para amoldar tu cuerpo y enseñarte a sobrevivir con todo lo que ya no está.

Puede que por eso me volviera así.

¿Qué podría decir?

Hey, lamento haber sido una mierda. No era yo, fue... esto que me falta. Esa soledad, ese vacío y toda esa oscuridad. Tan fría.

Tan fría.

Puede que por eso comenzara a beber en primer lugar. A todos les gusta esa Tyee. A mí también me gusta esa Tyee. Porque la chica que aparece cuando me permito beber es alguien que olvida todo lo que va por detrás y avanza desde cero. Sin miedos, sin traumas, sin odio.

Simplemente existe y coexiste con toda esa gente que en cualquier otro momento no soportaría.

El problema son los límites.

No creo tener límites. No se reconocerlos.

Tengo tantos enemigos como problemas.

Y en algún momento de la vida decidí arrojárselos todos al alcohol. Así, simplemente. Después del quinto vaso de alguna mezcla de muerte ambos desaparecen.

Dolor de cabeza, náuseas, completa inutilidad por al menos un día —pensando que tienes suerte y no te dura dos o caes al hospital— sueño, dolor corporal... solo alguno de los síntomas. Si alguien preguntara si quieres pasar por eso nadie en su sano juicio diría: si, para llevar.

Claro, nadie si se lo dices de esa forma.

Pero todo cambia cuando resumes todo eso en un: ¿Vamos a beber?

Ja.

Entonces ahora quieres tres.

Así que no me sorprendo cuando abro los ojos para darme cuenta de que no sé dónde estoy ni que fue lo que hice antes de llegar aquí.

Supongo que la falta de limites esta también muy ligada con la carencia de miedo.

No siento miedo en lo absoluto cuando abro los ojos y no reconozco donde estoy. El mundo me da vueltas y la cabeza me martillea, así que renuncio a cualquier intento de levantarme, o acomodarme incluso.

Entonces rememoro lo que sí sé.

Estoy hecha mierda.Y estoy desnuda.

Madre mía.

Me giro a buscar mi compañía, a quien siento respirar pesadamente a mi lado como si estuviera teniendo una pesadilla.

Debo admitirlo, y que me trague el infierno por prejuiciosa, pero esperaba encontrarme con cualquier clase de sujeto. Muy a mi pesar, con un par de tragos encima se eliminan hasta mis filtros. Por una rápida mirada a la habitación entendí dónde estaba y reduje las posibilidades. Podía estar en la fraternidad Alph sau, si es que quien estaba junto a mí era un chico o Gir tey, si es que era una chica —porque no descarto ninguna posibilidad— y ninguno de ellos podía superar los 30 años. Pero aun así hay bastantes clases de sujetos en Dreamsfield y más de una vez me he decepcionado a mi misma. Ya ni siquiera me hago promesas.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora