Perfecto Desastre | Titanes I |

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Noviembre 7, 2016
21:10 pm

『  T Y E E  』

Me duele todo el cuerpo, moverme se siente como un castigo. Quizá si lo merezco, pero en este momento me gustaría pensar que existen más razones por las que si me merezco un poco de compasión.

Dicen que estuve al borde de la muerte y esto se siente como eso. No puedo evitar pensar que si me hubieran dejado de morir habría sido mucho mejor, todo esto habría acabado por fin. Tantos años de dolor, de sufrimiento, de soledad, ¿y para qué? ¿Para terminar medio muerta en una camilla?

Podría haber muerto, pero no pasó.

Así que supongo que debe haber algo más. Alguna razón por la que tengo que seguir adelante y pelear con todo lo que se me venga por delante.

Es solo que en momentos así, cuesta mucho pensar de esa forma.

La soledad es casi palpable, la oscuridad parece consumirme, devorarme, y el hecho de ni siquiera ser capaz de moverme por mi cuenta para ir al baño o encender una maldita luz lo vuelve todo más difícil de soportar. Es el mismo hospital que siempre, la misma mugrienta habitación y la misma mierda de gente que lo atiende. Si no fuera así, no habría otra forma, porque no creo que alguien más tolerara ver esta forma de vida. Apenas entiendo su idioma, pero eso es solo parte del problema. Sospecho que ni aunque pudieran entenderme harían algo para ayudarme, nada. A ellos les pagan por eso, después de todo. Por hacer lo que saben hacer sin preguntar, sin pensar, sin sentir. Odio estar aquí, realmente me aterra. Aunque no se si lo hace más que estar allá. Este es solo la otra parte de mi infierno.

Me gustaría poder escapar, poder irme de aquí. Quizá no será tan fácil, pero seguro que lo sería más que desde allá. Cualquier cosa lo sería. Aunque justo ahora no soy más que un peso muerto.

La oscuridad se hace más densa y ya no siquiera alcanzo a ver la línea de luz que se cuela a través de las cortinas de la ventana. Es como una nube negra que se acerca mostrándome dientes afilados, amenazando con masticarme muchas veces antes de por fin tragarme. Intento moverme, pero lo único que puedo hacer es apretujarme contra la camilla esperando que sea ella quien me engulla primero. Pero no lo consigo. Solo un segundo más se demora en absorberme por completo, al siguiente me veo envuelta en nada más que el vacío de la oscuridad. Una risa comienza a sonar desde algún lado, se ríe de manera maniaca, como si fuera la personalidad de la oscuridad burlándose del hecho que finalmente, y pese a todos mis nulos intentos, consiguió absorberme. Poco a poco el sonido se vuelve más conocido. Cambia la risa por palabras. «Asesina» dice. Al principio como un susurro, casi tan bajo que puedo pretender que no lo escuche. Pero lo repite, esta vez mas alto.

—No podía ser de esa forma—digo, sin siquiera saber de quién estoy defendiéndome.

La palabra se repite, me ignora, y eleva el volumen. Lo dice dos veces más. Otra voz se une, y lo peor es que esta última es un poco más creativa. «Perra asesina» No soy ninguna de ambas, pero sí que me llega, porque aunque sea de manera involuntaria, si es cierto que me define.

—Yo no elegí esto, no podía cargar con todo.

Un grito corta lo que sea que quisiera seguir diciendo, el grito de alguien más, y con esa ya son tres veces. Dicen lo mismo una y otra vez sin detenerse, ahora que no me dan chance de hablar, no hay espacio donde alcancen mis palabras porque se van sumando muchas más, y de pronto me veo rodeada de la misma palabra dicha en voz alta. Intento moverme cuando comienzo a sentir que se están acercando, como si vinieran directamente hasta a mí, pero ya ni siquiera puedo hacerlo. Siento mi cuerpo, pero es como si ya no tuviera control sobre él. No responde.