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Noviembre 26, 2016
04:46 Am

T Y E E

Ian fue quien me enseñó a manejar. No es que antes hubiera tenido la oportunidad de manejar en los otros países que estuve, pero aún así cuando llegamos a Irlanda se me volvió extraño e incómodo tomar un volante del lado izquierdo. Incluso acostumbrarme a tomar un bus al otro lado de la acera era algo impensable. Pero debo admitir que Ian fue bastante paciente conmigo al respecto. Se resistió a gritarme incluso cuando raspe el auto que tenía en aquel entonces. No una ni dos veces, sino que incluso una quinta. Intentó de forma civilizada advertirme que la cuidad era pequeña, que si no sales de ella es casi imposible alcanzar altas velocidades. Pero finalmente se rindió. Aprendí rápido y alcance un control decente del automóvil como para demostrarle que pese a las caídas iniciales, podría salir sin matar a nadie.

DF, las fraternidades y Hermandades están en las zonas más alejadas de Dublín, casi al extremo con Rockbrook. Lugares que limitan con grandes parques, clubs de golf y vecindarios ricachones. Por lo que las calles sí suelen se menos concurridas y mas grandes. Los sitios perfectos para facilitar mi manejo ahora.

El que hoy esté aquí conduciendo el lujoso auto de Kylan, es gracias a él.

Encuentro un mensaje en mi teléfono cuando lo miro por la mañana. Enseguida me imagino a quien debo el honor. No hay ninguna razón por la que Vike o Maryanelle me enviarían un mensaje durante la madrugada, y los chicos estaban en la fiesta. Por lo cual, de cierta manera al menos se me hace menos impactante leer lo que dice.

«Es triste no terminar la fiesta contigo»

Quiero decir que me parece estúpido, pero en realidad es escalofriante; da miedo saber que la persona que te envía mensajes diariamente estuvo en la misma fiesta que tú. Muevo los dedos sobre la pantalla mientras le doy vuelta a la idea una y otra vez. Haber sido golpeada por los hombres de Owen fue una putada, lleno la universidad de rumores, me trajo avalanchas de preguntas y más de un dolor de cabeza. Incluso contribuyó a que me terminara besando con Kylan. Pero si algo bueno debo atribuirle, es que desde entonces los chicos parecen tener siempre un ojo sobre mi. Espero que eso al menos haga que el acoso de este sujeto se mantenga de forma virtual y con cosas algo insignificantes como el casillero, y que no lleguen jamás a algo físico contra mi.

Achico los ojos, y miro un segundo los mensajes de más arriba.

Tengo al menos unos veinte, ya que tengo un acosador bastante preocupado, me envía al menos uno al día, como para asegurarse de que no he cambiado el teléfono. Yo sin embargo, no he respondido ninguno. No quiero que piense que le estoy dando importancia, o siquiera el poder de influenciar en mi vida. No lo merece.

Bloqueo el teléfono y le hecho una mirada a Kylan que parece demasiado cómodo como para estar durmiendo casi sentado. La gorra le cubre los ojos y su posición es completamente relajada. Tiene una respiracion lenta y algo pesada, pero al menos la parte de la noche que estuve despierta no lo escuche roncar. Salgo del auto para sentarme a mirar el amanecer, igual que aquel día en que fue el quien me trajo aquí.

Cuando Kylan me dijo que lo llevara a alguna parte, no tenía idea de a dónde ir, así que solo me dispuse a conducir. Pase gran parte del camino sin saber que ruta tomar, me aleje bastante de Dublín hacia carreteras desiertas que llevaban al suroeste, pase por pueblos pequeños en completa soledad y silencio, y luego a gran velocidad gire para venir de vuelta. En la mitad del camino Kylan cayó dormido, aunque apenas lo note, porque después de cambiar de lado para conducir no volvió a dirigirme la palabra de nuevo.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora